Conocer, prevenir y actuar ante el avance de la Enfermedad Renal Crónica, por Patricia de Sequera

Por Patricia de Sequera Ortiz, presidenta de la Sociedad Española de Nefrología

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La evolución de los problemas de salud en la pandemia COVID-19 ha exigido un esfuerzo especial por parte de los profesionales sanitarios, no sólo en la atención a los pacientes, sino también en otros aspectos como la divulgación de nuestra actividad, la presencia social, la pedagogía con los pacientes, y en especial la colaboración interdisciplinar para seguir afrontando juntos enfermedades que demandan un frente de actuación común por parte de diferentes especialidades.

De hecho, las guías 2021 sobre la prevención de la enfermedad cardiovascular (ECV) en la práctica clínica publicadas por la European Society of Cardiology y apoyadas por otras 13 Sociedades científicas europeas, reconocen el papel clave de la detección de la Enfermedad Renal Crónica (ERC) en la prevención de la ECV.

Desde la Sociedad Española de Nefrología (S.E.N.) estamos dando pasos en esa dirección, promoviendo cada vez más la interacción con otras sociedades científicas e instituciones, y potenciando la investigación conjunta, y no solo con los profesionales sanitarios, también con los pacientes. Nuestro objetivo es frenar uno de los graves problemas de salud pública en España y el mundo, como es la ERC. A pesar del gran avance realizado en el tratamiento de esta patología, de la posición de liderazgo de España en el trasplante de riñón, y la mejora de la calidad asistencial de los pacientes, los últimos datos relativos a las personas con ERC avanzada en España (es decir, que necesitan diálisis o trasplante), siguen reflejando un aumento de la prevalencia y la incidencia, lo que nos sigue preocupando mucho a los nefrólogos.

Además, su mortalidad continúa creciendo, y ha aumentado un 30 por ciento en la última década. Según el último informe de la OMS, de los 55 millones de muertes que se produjeron en 2019 en el mundo, más de la mitad (el 55 por ciento) se deben a 10 patologías, entre las cuales se sitúa por primera vez la enfermedad renal, y se espera que para 2040 se sitúe entre las cinco primeras.

Por ello, es necesario seguir concienciando a las administraciones y a la sociedad que debemos continuar apostando por los aspectos relacionados con la prevención de la ERC, la detección precoz (si se detecta en sus fases iniciales se puede reducir los efectos del daño renal, e incluso revertirlo) y la atención temprana. Debemos desarrollar estrategias que impliquen una educación en estilos de vida saludable desde la infancia, para que así puedan prevenirse sus principales factores de riesgo (diabetes, ECV, obesidad y tabaquismo) en la edad adulta.

Al reto estratégico de la prevención de la ERC hay que sumar otros que también estamos promoviendo desde nuestra Sociedad Científica, como el fomento de los tratamientos domiciliarios (diálisis peritoneal y hemodiálisis domiciliaria), para lograr que el porcentaje de aplicación y uso de este tipo de técnicas crezca, y se consolide como una opción con grandes beneficios para el paciente, pues aporta una mayor autonomía y conciliación laboral y familiar y permite adaptar el tratamiento a sus necesidades y estilo de vida. Se trata de un cambio de un concepto cultural que también tenemos que lograr trasladarlo en el ámbito del trasplante de donante vivo, otro de nuestros retos estratégicos para los próximos años, puesto que, aunque muchos no lo conozcan, representa la mejor opción para el paciente con ERC avanzada, con unos resultados que son mejores que los del donante fallecido en términos de supervivencia del trasplante y reducción de complicaciones.

No obstante, estas líneas estratégicas no deben alejarnos de otros aspectos que pueden parecer superados, pero que son esenciales para seguir avanzando hacia el futuro, como es la investigación continua y el conocimiento de la enfermedad. Así, por ejemplo, la segunda causa de ERC de los pacientes que inician diálisis o trasplante en nuestro país es de origen desconocido (un 20 por ciento), y que no sepamos la causa de la enfermedad en esos pacientes es algo que como sociedad no podemos aceptar.

Desde la S.E.N. queremos cambiar esta realidad y para ello hemos puesto en marcha el proyecto de investigación GENSEN, que busca conocer mejor el origen de los problemas renales de las personas con ERC, y avanzar para poder lograr frenarla. Sólo trabajando en este camino y en los otros mencionados anteriormente conseguiremos frenar el crecimiento de la enfermedad. En ese compromiso estamos y así seguiremos en este año 2023 para continuar proporcionando la mejor atención y tratamiento posible a los pacientes renales.