En la etapa predoctoral de la carrera investigadora la distribución por sexo es prácticamente paritaria: un 50,5 por ciento de los hombres ocupan estos puestos frente al 49,5 de las mujeres. El problema es que esta equidad no se mantiene según avanza la trayectoria profesional. Al observar la distribución de los profesores de investigación, última etapa de la carrera, la situación es drámaticamente distinta. El 73,1 por ciento de puestos corresponden a varones, frente al 26,9 por ciento de mujeres. Todos estos datos se extraen del ‘Informe Mujeres Investigadoras’, impulsado por la Comisión de Mujeres y Ciencia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
El 11 de febrero, Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, es un buena ocasión para poner estos datos en el foco mediático. Con motivo de esta fecha, el grupo de Mujer y Ciencia de la SEBBM (Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular) en colaboración con ASEICA, el Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC (MNCN-CSIC) y la Asociación Española de Bioempresas (AseBio) organizaban el Encuentro entre científicas y emprendedoras “Rompiendo techos de cristal: la mujer científica, del laboratorio al emprendimiento”.
Diferentes profesionales se reunieron en este encuentro para poner de relieve los avances conseguidos y las metas por alcanzar.
Ciencia y talento femenino
Rosa Menéndez, presidenta del CSIC, señalaba que en este 2022 uno de los objetivos es “mostrar referentes femeninos de la ciencia de ayer y de hoy, con particular atención al trabajo de la comunidad docente en todas las etapas del aprendizaje”. En este sentido, instaba “no solo a hablar de casos de éxito, sino también de mérito y excelencia”. Y es que, como apuntaba Menéndez, “aunque se van corrigiendo desequilibrios, se hace a un ritmo más lento del deseado”. Asimismo, subrayaba que en el contexto actual “uno de los grande desafíos de España en términos de desarrollo económico y social es el acceso de las mujeres a titulaciones STEM, puestos de responsabilidad y, en definitiva, a la toma de decisiones en todos los ámbitos”.
En esta línea se manifestaba Guadalupe Sabio, investigadora del Centro Nacional de Investigaciones Cardiológicas. “A pesar de que cada vez hay más mujeres que se dedican a la ciencia, solo un 23 por ciento llegan a puestos de toma de decisiones; la pérdida de talento femenino se hace patente a medida que avanza la carrera”. Aquí, concretaba que “el sesgo de género es un hecho que han demostrado diversas investigaciones”.
Para Sabio, “esta reivindicación no debería ser de todas las mujeres, sino de toda la sociedad, porque el progreso no puede permitirse perder el 50 por ciento del talento”. La experta lamentaba que “a pesar de que intentemos ser positivos, los últimos estudios publicados en Nature revelan que el sesgo afecta incluso al número de citaciones que reciben las mujeres respecto a los hombres; no solo nos cuesta más publicar, sino que nos cuesta más que nuestro contenido sea defendido por nuestros compañeros”.
Soluciones desde los datos
Respecto a las razones que subyacen a esta desigualdad de género, Sabio opinaba que son “complejas”. Por eso, añadía, “las soluciones no son sencillas y requieren de una aproximación integral”. Pero el hecho de que las soluciones sean complicadas no significa que no haya que actuar con perseverancia, ya que como apuntaba la investigadora “se debe y se puede actuar hasta que la percepción social de las mujeres científicas y emprendedoras cambie”.
En este sentido, proponía “llevar a cabo auditorías para conocer la situación real en que se encuentran las instituciones y poder eliminar los ambientes hostiles para las mujeres en centros de estudio y trabajo”. Y es que Sabio planteaba una reflexión: “¿cómo vamos a solucionar un problema si antes no lo hemos estudiado y no conocemos su verdadera dimensión?”.
Líneas de avance
Sabio llamaba “visibilizar, legislar y educar en igualdad” para alcanzar nuevos horizontes en términos de igualdad de oportunidades.
Según Isabel Varela Nieto, presidenta de la SEBBM, “el número de mujeres en puestos de responsabilidad está cambiando, pero esto sucede porque las mujeres estamos dando un paso adelante”. Aquí, coincidía con Sabio en la necesidad de “trabajar en dar a conocer el trabajo de las mujeres y apoyar a los profesores a hacerlo, porque sin ellos no se fomenta esta igualdad”.
Las expertas se mostraban de acuerdo en que la educación es la piedra angular para avanzar en el impulso del talento femenino. Rocío Arroyo, directora general de Amadix y representante de AseBio consideraba que “la educación de niñas y niños depende mucho de los profesores y de los recursos que haya en el aula; también, de la educación que se recibe desde las familias, fomentando la autoestima, porque a veces parece que las mujeres no merecemos el éxito”.
En cuanto a la visibilización del trabajo de las mujeres en ciencia, hay varios proyectos activos actualmente. Como explicaba Marisol Soengas, vicepresidenta de ASEICA, desde su entidad impulsan el proyecto ‘Conócelas’, “para romper barreras y que los niños y niñas vean otro tipo de mujer”. El objetivo de esta iniciativa es que “se sepa como empezaron, que hay detrás de la investigadora”. Por otra parte la entidad también promueve ’40 premios con nombre de mujer”. En palabras de Soengas, “esta iniciativa nace porque la mayoría de premios tienen nombre de hombre; estas son becas de liderazgo con las que pretendemos seguir impulsando el avance de las mujeres en ciencia”.
Por su parte, Ana Riesgo Gil investigadora Ramón y Cajal del MNCN-CSIC, depositaba sus esperanzas en la futura Ley de Ciencia. “Espero que sirva para cambiar la carrera investigadora, ya que después de todo el sacrificio en un área especialmente competitiva, la etapa postdoctoral suele coincidir con el momento de tomar decisiones vitales; ha llegado el momento de legislar y en este sentido soy firme defensora de las cuotas que creo que en ciencia pueden ayudar a acabar con el desequilibrio”.
“La carrera por la igualdad de género es como ir bicicleta cuesta arriba; en cuanto dejas de pedalear, vas hacia abajo”
“La excelencia no tiene género”
La clausura del encuentro corría a cargo de Diana Morant, ministra de Ciencia e Innovación. “Las mujeres queremos, podemos y debemos participar para influir y liderar el cambio; no habrá transformación justa si no sumamos el talento de la mitad de la población”, aseveraba. Aquí, Morant remarcaba que “la excelencia no tiene género”, incidiendo en la idea expuesta por las participantes en el encuentro de que el avance debe girar en torno a tres ejes: “visibilizar, legislar y educar”.
Siguiendo este hilo, informaba del trabajo que se está realizando desde su Ministerio con la cartera de Educación “para reconocer herramientas y estimular la autoestima de las niñas, impulsando a aquellas que quieran a emprender el camino hacia las ciencias”. También, señalaba que otro aspecto en el que se está trabajando es “en el acompañamiento en la carrera investigadora, con un programa de mentorazgo con enfoque de género”. En definitiva, detallaba que el Ministerio que lidera pretende “emprender medidas transformadoras para conseguir avances reales y asegurar la perspectiva de género integrada en las mismas”.
Para finalizar, Morant parafraseaba a Isabel Márquez, vicedirectora del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), con un ejemplo muy gráfico: “la carrera por la igualdad de género es como ir bicicleta cuesta arriba; en cuanto dejas de pedalear, vas hacia abajo”. En este sentido, consideraba que el trabajo que se está haciendo “sirve para allanar el camino”. Además, hacía alusión a datos como que “España es uno de los diez mejores países para trabajar y vivir siendo mujer, posicionándose el sexto en términos de igualdad real en la Unión Europea; continuemos en esta senda para que dentro de unas décadas no sea necesario celebrar el 11 de febrero”.