Han pasado dos años desde que la COVID-19 llegó a España y causó estragos en todos los ámbitos cotidianos. En una primera instancia, en el que el virus era desconocido, virulento y mortal, las cifras fueron “nefastas”. Sin embargo, la concentración de los esfuerzos de toda la población han permitido que, a día de hoy, existan diferentes tratamientos, tanto para prevenir la COVID-19 como para evitar que progrese hacia un cuadro grave, en el que incluya la hospitalización o, incluso, la muerte.

Aunque pueda parecer que, aún con este arsenal, los casos por la enfermedad son elevados, expertos como Santiago Moreno, jefe de Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario Ramón y Cajal, y Manuel Cotarelo, director Médico de Enfermedades Infecciosas en MSD España, han recordado el impacto positivo que han tenido los tratamientos en las cifras que reflejan la realidad de la pandemia.

“Durante la primera ola se registraron cerca de 2.500 positivos y 1.000 hospitalizaciones. Durante la sexta, se registraron aproximadamente 25.000 positivos, pero a penas llegaban a los 150 hospitalizados“, ha recapitulado Moreno durante un encuentro organizado por Merck Sharp & Dohme (MSD), quien también ha asegurado que esta situación se debe, en gran medida, a la vacunación.

Sin embargo, los casos más graves se centran principalmente en tres grupos: los no vacunados, quienes reúnen la mayor cantidad de enfermedad grave por COVID-19, así como de mortalidad; los mayores de 80 años que sí se han vacunado; y los mayores de 65 años con comorbilidades y personas inmunodeprimidas.

“Durante la primera ola se registraron cerca de 2.500 positivos y 1.000 hospitalizaciones. Durante la sexta, se registraron aproximadamente 25.000 positivos, pero a penas llegaban a los 150 hospitalizados. En gran parte, gracias a las vacunas”

Santiago Moreno, jefe de Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario Ramón y Cajal

Según la Comunidad de Madrid, el Ministerio de Sanidad y los organismos internacionales competentes, se tratan de los tres grupos que presentan más riesgo de acabar ingresados en cuidados intensivos por COVID-19. Y, ante la limitación de acceso a los tratamientos disponibles contra este virus, Moreno ha detallado que son estos tres los “primero candidatos” para recibirlos en el caso de tener que elegir.

“Aunque los no vacunados son los responsables de la mayor parte de la enfermedad y hay quien diría que no es justo que sean prioritarios, pero es la realidad y nuestra obligación es no dejar que mueran“, ha argumentado el experto.

Variantes COVID-19, relacionadas con la falta de inmunización

Por otro lado, las mutaciones son uno de los factores por el que los profesionales sanitarios están “temerarios”, según el experto. Además de que pueda surgir una nueva variante que esquive los tratamientos actuales y que pueda provocar una situación sanitaria nefasta, a Moreno también le preocupa la vinculación que existe entre la aparición de nuevas variantes con la baja inmunización.

Los no vacunados, los mayores de 80 años que sí se han vacunado y los mayores de 65 años con comorbilidades y personas inmunodeprimidas son prioritarios para recibir los tratamientos

En palabras de Moreno: “las vacunas dejan de proteger a los seis meses y se ha visto que las subvariantes de Ómicron han surgido en personas que habían dejado de tener esa inmunización frente a la enfermedad”.

A modo de conclusión, el experto ha advertido que, hasta que no se demuestre si la COVID-19 es o no una enfermedad estacional como la gripe, “habrá que seguir vacunando cada vez que la inmunización de la dosis desaparezca”. Por el momento, los inmunodeprimidos y los mayores sí necesitan una cuarta dosis.

Recomendaciones de tratamiento frente a la COVID-19

Durante la reunión, el experto también ha hecho un recorrido por las últimas novedades sobre el tratamiento del Covid-19 presentadas en el ‘Congreso Europeo de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas‘.

En pacientes con una sintomatología leve-moderada, según Moreno:

  1. Nirmatrelvir/ritonavir (Pfizer) en pacientes que hayan estado cinco o menos días con síntomas.
  2. Sotrovimab IV en pacientes que hayan estado cinco o menos días con síntomas -puede considerarse casirivimab+indevimab en infecciones causadas por variantes distintas de Ómicron-. “La variante Ómicron se hizo resistente a todos los anticuerpos monoclonales, menos a sotrovimab, aunque parece que la subvariante B.A.2 también es resistente a este fármaco”.
  3. Remdesivir (Gilead) IV en pacientes que hayan estado siete o menos días con síntomas.
  4. Molnupiravir (MSD) en pacientes que hayan estado cinco o menos días con síntomas y no haya otra opción disponible. Según los resultados del estudio Move-Out “ha demostrado que reduce más rápidamente la carga viral”.

En pacientes consideradores de alto riesgo leve ambulatorio u hospitalizado por otra causa, según la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC):

  1. Nirmatrelvir/ritonavir en los primeros cinco días de síntomas, en pacientes con insuficiencia renal.
  2. Sotrovimab durante los diez primeros días de síntomas, en pacientes con serología negativa o bajo nivel de protección.
  3. Remdesivir durante los cinco días posteriores al inicio de los síntomas, en el caso de considerar su uso en ocasiones especiales.

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