Las distintas variantes emergentes del COVID-19 están cambiando las reglas del juego, haciendo que cada vez sea más difícil acabar con la pandemia. Son numerosas las mutaciones que han ido surgiendo hasta la actualidad, lo que podría conllevar a una mayor transmisibilidad o el posible escape a la efectividad de las vacunas desarrolladas, algo que preocupa a los expertos.

Por orden cronológico, la primera variante que se detectó fue la B.1.351, denominada Beta. Surgió en Sudáfrica y fue identificada por primera vez en mayo de 2020. A esta le siguió la B.1.1.7, denominada Alfa y detectada en septiembre de 2020.

En octubre de 2020, se detectó el primer caso de la variante B.1.617.2 (Delta) en India. En noviembre de 2020 fue identificada la variante P.1 (Gamma), con los primeros casos detectados en Brasil. Y en diciembre de 2020, se identificó la cepa C.37 (Lambda) en Perú.

Las más recientes, identificadas este año 2021, son la B.1.621 (Mu), detectada el pasado enero en Colombia, y la B.1.1.529 (Ómicron), detectada en África meridional, Botsuana, Hong Kong e Israel el pasado mes de noviembre.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha calificado todas estas cepas como variantes preocupantes, excepto Lambda y Mu, que han quedado relegadas a la categoría de variantes de interés.

Tendencia de las variantes

La mayoría de las mutaciones de COVID-19 se han ido expandiendo por todo el mundo, propagando la pandemia. Sin embargo, unas han demostrado ser más virulentas que otras. Pero su tendencia, según demuestra la evidencia, ha sido prácticamente la misma en todas.

Las cepas que surgieron anteriores a la Delta, una vez llegaron a su pico máximo de contagios, desaparecieron y fueron sustituidas por las siguientes cepas que iban emergiendo. Sin embargo, el caso de la variante Delta es excepcional.

Actualmente, la variante Delta es la cepa predominante a nivel mundial. Según los científicos, se trata de la variante que causa mayor número de infecciones y se propaga más rápidamente y con mayor facilidad. Además, a medida que la variante Delta continúa extendiéndose por todo el globo, algunas versiones han desarrollado mutaciones adicionales que se cuentan como otras variantes preocupantes, denominadas Delta Plus.

Sin embargo, es toda una incógnita ahora la llegada de la nueva variante, Ómicron, detectada recientemente y cuya tendencia está por ver. ¿Se convertirá en la cepa predominante, destronando a la Delta? ¿O desaparecerá dejando que la Delta continúe acaparando los contagios a nivel mundial?

“Es verdad que una nueva variante tiende a sustituir a la dominante que haya en un momento dado, por lo que cabe pensar que es muy posible que la Delta, en un momento dado, baje y vaya apareciendo Ómicron”, apunta Ángel Gil, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública, a Gaceta Médica.

Sin embargo, la última variante, desde el punto de vista clínico, se está comportando de una forma leve y “no se está diagnosticando”. Esto, tal y como señala el catedrático, significa que puede haber muchas personas que padezcan la variante Ómicron, pero no se sepa porque “la sintomatología es leve y no le damos la mayor importancia”.

“Lo que está claro es que los virus, conforme se van generando nuevas variantes, buscan adaptarse a su huésped, es decir, al ser humano, no hacerle mucho daño, convivir y mantenerse con vida, como la gripe”, explica.

Eficacia de las vacunas

Uno de los problemas que se plantean ante la aparición de mutaciones del virus, es el posible “escape inmunológico”, es decir, que las nuevas cepas podrían evadir la inmunidad que producen las vacunas o la propia infección del virus. Sin embargo, esto aún se necesitan más datos e investigaciones para demostrar hasta qué punto podría suceder esto.

Si bien es cierto que las vacunas de ARNm contra la COVID-19 han destacado por su elevada eficacia frente al virus –superior al 90 por ciento–, dicha eficacia está atribuida al virus original. ¿Qué ocurre con la llegada de las variantes del coronavirus? ¿Podría disminuir la eficacia de las vacunas?

“En principio, no tendría por qué modificarse la eficacia de las vacunas”, opina Ángel Gil. “Es verdad que esta nueva variante ha afectado bastante a la proteína S, tiene una serie de mutaciones importantes en esta proteína y eso podría provocar que nuestro organismo no terminase de reconocerlo. Pero siempre queda alguna parte mínima que nuestra inmunidad de memoria se espera que reconozca y bloquee”, añade.

Sin embargo, Gil apunta a la necesidad de estudiar las variantes que vayan surgiendo en el futuro, para comprobar si es cierto que cada vez vamos hacia unas cepas menos agresivas. Por el momento, se están realizando investigaciones para conocer la eficacia y efectividad de las vacunas contra las mutaciones actuales.

Un estudio realizado por la Universidad de Oxford mostraba que la efectividad de las vacunas de Pfizer-BioNTech y Oxford-AstraZeneca contra la infección por SARS-CoV-2 se reducía ante la variante Delta.

Este estudio analizó en detalle cómo cambia la efectividad con el tiempo, así como otros factores como una infección previa. Una de las conclusiones que se pueden extraer del estudio es que una única dosis de la vacuna de Moderna presenta una eficacia similar o mayor contra la variante Delta que las dosis únicas de otras vacunas. Asimismo, dos dosis de Pfizer tienen una mayor efectividad inicial contra las nuevas infecciones por COVID-19, pero disminuye más rápido en comparación con dos dosis de la vacuna de AstraZeneca.

Por otro lado, la vacuna en desarrollo de GSK y CureVac, ofrece buena respuesta frente a Beta, Delta y Lambda en resultados preclínicos. Tal y como revelaban los datos preclínicos publicados, se logró una mejor activación de las respuestas inmunes innatas y adaptativas con esta potencial vacuna contra la COVID-19. Esto resultó en un inicio de respuesta más rápido, títulos más altos de anticuerpos y una activación más fuerte de las células B y T de memoria en comparación con el candidato de primera generación.

Y es que, ahora, las farmacéuticas están centradas en adaptar sus vacunas frente a las variantes. De hecho, Pfizer/BioNTech ha asegurado que en 100 días tendrá lista su vacuna adaptada a Ómicron. Y, por otro lado, Moderna también está trabajando en un refuerzo específico de la vacuna para esta cepa.


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