CARMEN M. LÓPEZ Madrid | viernes, 29 de noviembre de 2019 h |

Los últimos datos de la OMS no permiten ser optimistas respecto a la malaria. Así lo puso sobre la mesa Pedro Alonso, director del Programa Mundial de la OMS frente al paludismo en una sesión científica en la Real Academia Nacional de Medicina, que contó con la colaboración de GSK.

A pesar de que en los últimos 15 años se ha progresado en la lucha contra esta enfermedad, “consecuencia de nuevas herramientas, nuevos fármacos, y un respaldo económico a través de fondos”, en los últimos tres años, el progreso se ha estancado con una cifra “inaceptablemente alta”. Hablamos de 219 millones de nuevos casos registrados en el 2019. Siguen siendo necesarios, por tanto, grandes esfuerzos por parte de todos los agentes implicados en la lucha contra esta enfermedad. De esta manera, el objetivo es cumplir de cara al 2020 con la reducción de muertes y enfermedad en al menos un 40 por ciento. “La lucha contra la malaria se basa en un número limitado de herramientas y ninguna de ellas es excelente”, explicó Alonso.

Estas herramientas son “imperfectas”, para estos expertos y están basadas en fármacos e insecticidas.

Ahora, el cerco parece que se estrecha con la llegada de la primera vacuna que ha cumplido con el desarrollo íntegro, siendo evaluada por una agencia regulatoria.

Se trata de una vacuna de primera generación, RTS, S (desarrollada por GSK), que lleva 30 años investigándose. Para Alonso estamos ante una “buena primera generación de vacunas”. De este modo, también puso en valor la labor del Centro DDW de GSK en Tres Cantos, que juega un importante papel a nivel internacional.

Además, Pedro Alonso recordó que la OMS ha lanzado un programa piloto en abril de este año para administrar esta vacuna en tres países africanos. “El objetivo es vacunar a 300.000 niños al año durante los próximos cinco años”.

Por su parte, Lode Schuerman, del área global de vacunas de GSK, en una entrevista a GM, puso en valor la importancia de esta vacuna tras tantos años de desarrollo. En su opinión, es muy emocionante poder llevar esta terapia a África, tras un proceso de desarrollo de tantos años. Eliminar la malaria se alza como uno de los grandes desafíos. Los retos parecen claros, ya que como explicó Schuerman “un niño muere de malaria cada dos minutos”.

Precisamente, el programa piloto que se ha iniciado supone una “colaboración sin precedentes”. Como indicó Alonso, en 2021 esperan tener más información para obtener la recomendación de uso a gran escala de esta vacunas. Ambos expertos coincidieron en que una vacuna contra la malaria, utilizada junto a medidas preventivas como mosquiteras, insecticidas, diagnósticos y medicamentos tiene el potencial de reducir aún más la carga de la malaria entre los niños pequeños. “Las vacunas pueden y deben ser un componente importante junto a a la I+D”, acotó Alonso.

Una referencia en España

De hecho, Javier Gamo, director de la unidad de malaria del centro de investigación de GSK España, por su parte, destacó el compromiso en la lucha contra esta enfermedad desde hace décadas. “En nuestro centro de investigación, una de las señas de identidad es la investigación y la innovación responsable en malaria y otras enfermedades como la tuberculosis”, indicó.

A su juicio, son necesarios más esfuerzos a nivel global. “Todas las herramientas son imperfectas y esto se debe al parásito, ya que éste se adapta a todos los entornos”. Estas resistencias que va generando es una cuestión clave en las investigaciones frente a eta enfermedad. “Históricamente, cada vez que se ha introducido un compuesto, el parásito ha generado resistencias”, explicó Gamo.

Con todo, los retos parecen claros. No dejar de avanzar en la lucha es, para todos, el objetivo prioritario.