En plena temporada de gripe, un nuevo estudio liderado por investigadores españoles, del que ya se hizo eco este medio, refuerza la importancia de la vacunación para prevenir complicaciones graves derivadas de la enfermedad.
El trabajo, que ha analizado datos de más de 192.000 pacientes en distintas temporadas gripales, concluye que, aunque la vacuna no siempre evita la infección, sí reduce de manera significativa la gravedad de la enfermedad en los casos vacunados.
José María Eiros, director del Centro Nacional de la Gripe de Valladolid, jefe de Servicio de Microbiología del Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid y coautor del estudio, destaca en una entrevista con Gaceta Médica, que «es esencial reforzar la vacunación y transmitir a la población la importancia de prevenir la gripe, no solo para evitar la infección, sino para reducir complicaciones graves».

La gripe es una enfermedad infecciosa causada por cuatro tipos de virus y que supone un reto recurrente para los sistemas sanitarios. Según explica Eiros, «la gripe impacta en la sanidad por dos razones fundamentales: en primer lugar, por su estacionalidad, ya que cada invierno se produce un aumento de casos durante un período de entre 12 y 16 semanas y, en segundo lugar, porque la enfermedad genera una alta demanda en urgencias, hospitalizaciones y, en algunos casos, ingresos en UCI, lo que tensiona el sistema sanitario».
Aunque la incidencia de la gripe puede variar cada año, su capacidad de provocar complicaciones graves en determinados grupos de riesgo la convierte en una enfermedad de vigilancia prioritaria. En este contexto, la vacunación se erige como la principal herramienta de prevención.
Asimismo, Estanislao Nistal, investigador principal del Grupo de Virología e Inmunidad Innata de la Universidad CEU San Pablo y autor principal del trabajo, subraya, también en declaraciones a GM, que el estudio en cuestión no aporta una novedad en cuanto a la eficacia general de la vacunación antigripal, ya que se sabe que reduce la morbilidad, previene la infección en cierta medida y disminuye la transmisión del virus. Sin embargo, destaca que la efectividad para evitar la infección varía significativamente de un año a otro, situándose entre el 30 % y el 60 %, dependiendo de la temporada.
Para Nistal, el valor diferencial del estudio radica en cuantificar el impacto de la vacunación en la reducción de la carga de enfermedad y la mortalidad asociada a la gripe. «No estamos diciendo algo nuevo, pero sí estamos poniendo un número a 20 años de estudios sobre el impacto de la vacunación antigripal en la prevención de defunciones», explica.
Efectividad de la vacuna: clave para reducir la gravedad
Eiros reconoce que la vacuna contra la gripe no tiene una efectividad frente a la infección del 100%, situándose en el mejor de los casos entre el 60 y el 65%, debido a la capacidad del virus para evolucionar y no siempre ajustarse a la composición vacunal de cada temporada. Sin embargo, enfatiza que «aunque la vacuna tiene limitaciones, sigue siendo la mejor herramienta que conocemos para prevenir la gripe y, sobre todo, evitar complicaciones graves».
El estudio realizado por el Grupo de Investigación de Virología e Inmunidad Innata de la Facultad de Farmacia de la Universidad CEU San Pablo, con la participación del Centro Nacional de Microbiología del ISCIII, el Hospital 12 de Octubre y el Centro Nacional de Gripe de Valladolid, se basa en un metaanálisis y una revisión sistemática de datos de 192.705 pacientes, con una base de análisis más amplia de seis millones de personas en cerca de 40 países. Su objetivo es cuantificar la efectividad de la vacuna en la prevención de complicaciones, considerando distintos grupos de edad y variantes del virus.
«Aunque la vacuna tiene limitaciones, sigue siendo la mejor herramienta que conocemos para prevenir la gripe y, sobre todo, evitar complicaciones graves»
José María Eiros, director del Centro Nacional de la Gripe de Valladolid, jefe de Servicio de Microbiología del Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid.
Uno de los hallazgos clave del estudio es que la vacunación no solo protege frente a la hospitalización, sino que también reduce la probabilidad de desarrollar complicaciones severas, como neumonía o insuficiencia respiratoria. Esto es especialmente relevante en pacientes con enfermedades crónicas, inmunodeprimidos y personas mayores. «El impacto de la gripe no debe subestimarse, ya que en muchos casos, las complicaciones derivadas de la infección pueden ser muy graves”, señala Eiros.
Diferencias en la protección
Por otro lado, uno de los aspectos más destacados del estudio es el análisis por grupos de edad. Se ha evaluado el impacto de la vacunación en tres grandes cohortes: menores de cinco años, personas entre 5 y 65 años, y mayores de 65 años. Como indica Eiros, «en nuestro país hay un consenso claro en la necesidad de vacunar a los mayores de 65 años, ya que es el grupo con mayor riesgo de complicaciones». No obstante, los resultados del estudio también subrayan la importancia de vacunar a niños y adultos jóvenes con patologías de base.

El análisis también distingue la efectividad de la vacuna frente a los distintos tipos de virus de la gripe. En todos los casos, la vacunación mostró un beneficio claro en la reducción de hospitalizaciones y cuadros graves. Además, analiza esta reducción en distintos grupos de población y según los subtipos virales, incluyendo H1N1 y H3N2 en el caso de la gripe A, así como la gripe B.
En este sentido, Nistal considera que estos hallazgos son especialmente relevantes en un contexto donde persiste la percepción de que la vacuna antigripal es poco efectiva. «Es importante aclarar que la efectividad no solo se mide en evitar la infección, sino en que la enfermedad no sea tan severa y, sobre todo, en que disminuya la mortalidad», recalca y añade que «aunque la efectividad frente a la infección fluctúe debido a la evolución del virus, la vacuna sigue proporcionando una protección sólida contra la gravedad de la enfermedad y el riesgo de fallecimiento».
«Es importante aclarar que la efectividad no solo se mide en evitar la infección, sino en que la enfermedad no sea tan severa y, sobre todo, en que disminuya la mortalidad»
Estanislao Nistal, investigador principal del Grupo de Virología e Inmunidad Innata de la Universidad CEU San Pablo
Los expertos han subrayado la importancia de no limitar la percepción de la efectividad vacunal únicamente a la prevención del contagio, sino también a su papel crucial en evitar complicaciones graves y desenlaces fatales.
Monitorizar la respuesta, un reto pendiente
Asimismo, este estudio también enfatiza la necesidad de seguir monitorizando la efectividad de la vacuna en distintos contextos poblacionales y epidemiológicos. «Realizamos una revisión sistemática y un metaanálisis que permite validar la efectividad de la vacunación y su impacto en la reducción de complicaciones», explica Eiros.
Según Nistal, en este estudio la efectividad de la vacuna antigripal se refleja especialmente en la reducción de la mortalidad en los grupos de mayor riesgo. «Las dos principales condiciones que determinan una alta mortalidad asociada a la gripe son las enfermedades cardiovasculares y las enfermedades degenerativas», explica. En estos pacientes, la vacunación puede disminuir el riesgo de fallecimiento entre tres y cuatro veces. «Si una persona con hipertensión o una patología cardíaca tuviera un 100% de probabilidad de morir a causa de la gripe, con la vacuna esa probabilidad se reduciría hasta el 25%», ejemplifica el experto.
De cara al futuro, los investigadores abogan por seguir reforzando las estrategias de inmunización y concienciar a la población sobre la importancia de la vacunación anual. «Es esencial que la población comprenda que la gripe no es una enfermedad banal y que la vacunación, aunque no evita todos los contagios, sí reduce de manera significativa el riesgo de complicaciones graves», destaca el experto.
Además, Eiros subraya la necesidad de mejorar la comunicación sobre las propiedades de la vacuna. «Existe la percepción errónea de que, si alguien vacunado se contagia, la vacuna ha fallado, cuando en realidad su principal función es evitar que la enfermedad se agrave», añade. También insiste en la importancia de continuar con estudios de vigilancia para mejorar las formulaciones anuales y adaptar mejor las vacunas a las cepas circulantes.
Este trabajo se suma a la creciente evidencia científica que respalda la vacunación antigripal como un pilar esencial en la lucha contra la enfermedad. Con una temporada gripal aún en curso, los expertos insisten en que la prevención sigue siendo la mejor estrategia para minimizar el impacto de la gripe en la población y en el sistema sanitario.