Una investigación cuyo objetivo era comprender cómo el virus de la hepatitis B infecta las células hepáticas ha identificado una vulnerabilidad que podría abrir el camino a nuevos tratamientos para esta enfermedad. El estudio, publicado en la revista ‘Cell’, fue dirigido por el Memorial Sloan Kettering Cancer Center (MSK), Weil Cornell Medicine y la Universidad Rockefeller (Estados Unidos).
Los hallazgos revelan que el equipo logró interrumpir la capacidad del virus de la hepatitis B para infectar las células del hígado humano mediante un compuesto que ya se encuentra en ensayos clínicos para el tratamiento del cáncer. Esto sienta las bases para futuros estudios con modelos animales y el posible desarrollo de fármacos para tratar la enfermedad.
El foco de la investigación fue un gen viral clave que codifica una proteína llamada X. Este gen es esencial para que la hepatitis B establezca una infección productiva en las células del huésped y active la expresión de sus genes virales. La proteína X también se considera el oncogén del virus, ya que juega un papel fundamental en la progresión de la enfermedad hacia el cáncer. Esto se debe a que la proteína X degrada las proteínas del huésped que participan en la reparación del ADN, lo que no solo impide que el sistema inmunológico silencie su actividad, sino que aumenta las probabilidades de que las células acumulen errores de ADN con el tiempo, favoreciendo así el desarrollo de cáncer.
La VHB afecta al 5% de la población mundial
La infección crónica por el virus de la hepatitis B (VHB) es incurable y responsable de enfermedades hepáticas y carcinoma hepatocelular. El VHB afecta a casi el 5% de la población mundial, con más de 250 millones de personas que padecen infecciones crónicas por hepatitis B. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el virus causa más de un millón de muertes al año, convirtiéndolo en la segunda infección más mortífera a nivel global. Aunque la vacuna contra la hepatitis B es eficaz, requiere dosis de refuerzo y no ofrece protección a las personas ya infectadas. Además, el acceso a vacunas y tratamientos es limitado en países de África y Asia, donde las tasas de infección son especialmente altas.
Según el estudio, para que se produzca la proteína X, el ADN del virus debe organizarse con nucleosomas, los componentes básicos de la cromatina, que forman los cromosomas. Los investigadores descubrieron que la presencia de nucleosomas en el genoma viral es fundamental para la transcripción del ARN que da lugar a la proteína X. Este hallazgo ha permitido entender mejor cómo se regula el gen X y cómo se establece la infección por hepatitis B.
Si se logra alterar la formación de estas estructuras cromatinas, se podría modificar la capacidad del virus para iniciar y mantener la infección. El equipo probó cinco compuestos de moléculas pequeñas conocidos por alterar la formación de cromatina. Solo uno de estos bloqueó la producción de la proteína X en las células hepáticas: el CBL137, un medicamento utilizado en el tratamiento del cáncer. Este compuesto funcionó en concentraciones muy bajas, afectando exclusivamente al virus y no a las células humanas. El siguiente paso será realizar ensayos clínicos en animales para evaluar la eficacia del CBL137, aunque lamentablemente son pocas las especies susceptibles a la infección por hepatitis B.