Tras más de un año y medio sin reunirse, los dermatólogos españoles han vuelto a coincidir de forma presencial en el 48º Congreso de la Asociación Española de Dermatología y Venereología (AEDV). Este tiempo ha sido suficiente para ver ‘nacer’ nuevas moléculas y tratamientos en patologías tan huérfanas de medicamentos como han sido la dermatitis atópica o el melanoma metastásico. Yolanda Gilaberte, vicepresidenta primera de la AEDV y máxima autoridad en este congreso, relata a Gaceta Médica las novedades en dermatología.

Pregunta. ¿Cuáles han sido los puntos fuertes de este Congreso?

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Yolanda Gilaberte, vicepresidenta primera de la AEDV.

Respuesta. Lo primero, es el reencuentro de todos los dermatólogos españoles, que llevan más de año y medio sin reunirse presencialmente. Aunque se han mantenido los contactos y la formación mediante eventos virtuales, el Congreso Nacional es el evento formativo por excelencia de la Dermatología con mas de 100 sesiones científicas. En este año y medio han aparecido nuevos tratamientos y moléculas muy importantes, sobre todo en dermatitis atópica. Asimismo, se ha abordado la guía de práctica clínica en melanoma, un hecho muy relevante ya que es muy importante que todos los dermatólogos cuenten con una guía de nuestro tumor con más malignidad. Hay que recordar que el abordaje de este tumor se hace de forma multidisciplinar. La mayoría de los hospitales tienen comités para abordar los casos de melanoma en el que participan patólogos, dermatólogos, oncólogos, radioterapeutas, así como cirujanos generales y plásticos.

P. ¿Cuáles son los retos de la AEDV para 2022?

R. Uno de ellos es ampliar la oferta formativa y cambiar los cursos a formatos más novedosos y con ponentes más noveles, así como internacionalizar nuestros cursos a países latinoamericanos. Por otro lado, hay que apoyar tanto la Dermatología Hospitalaria como la Dermatología Privada, y posicionar a la AEDV como sociedad líder en dirigir el curso de las enfermedades dermatológicas. Por ejemplo, los dermatólogos tienen que ser los especialistas líderes en dirigir todas las novedades en dermatitis atópica, pero siempre colaborando con otras especialidades.

«Es muy importante que todos los dermatólogos cuenten con una guía de nuestro tumor con más malignidad. Hay que recordar que el abordaje de este tumor se hace de forma multidisciplinar»

P. Recientemente, CC. AA. como Madrid han anunciado que van a instaurar la teledermatología a parir de 2022. ¿Cómo debe combinarse con la asistencia presencial?

R. Es complicado. La teleconsulta lleva también sus tiempos porque es igual que la asistencia presencial, pero sin tener al paciente delante. Como no sabemos si se va a dotar de más recursos de personal, habrá que comprobarlo. Realmente esa teleasistencia va a poder combinarse con una dermatología presencial siempre que ayude a filtrar todo aquello que tiene que venir. Es decir, tiene que ir al hospital las dermatosis más importante, y lo que sea mucho más banal tratarse en atención primaria, así como la dermatología estética no tenga que estar cubierta por el Sistema Nacional de Salud (SNS). Hay que priorizar en tiempo y patología para que las consultas presenciales sean las que necesitan ser. Los médicos de atención primaria tienen que estar muy implicados porque son la puerta de entrada al sistema. Nosotros dependemos de lo que ellos nos derivan. Si ellos nos derivan 50 consultas, atendemos 50 pacientes, y si nos trasladan 100, serán 100. Es fundamental que vayamos de la mano y muy coordinados porque si cada uno va por su lado va a ser un desastre.

P. La inteligencia artificial también puede echar una mano aquí…

R. Esos sistemas están basados en algoritmos informáticos que están alimentados por imágenes para que puedan ofrecer diagnósticos. Si ese algoritmo está alimentado por millones de imágenes, estos sistemas pueden detectar enfermedades. Existen ya sistemas en los que la precisión de los algoritmos es muy efectiva. Sin embargo, este futuro hay que aplicarlo de forma positiva, no como Matrix y que nos ‘coma’ el algoritmo. Estos algoritmos los tienen que utilizar los dermatólogos para cerciorarse de los diagnósticos que clínicamente son complicados. Nos pueden ayudar mucho más en la precisión de nuestros diagnósticos y ayudar a la población a que por sí mismos puedan comprobar si una lesión cutánea es maligna.

«Los médicos de atención primaria tienen que estar muy implicados porque son la puerta de entrada al sistema»

P. Hablando del futuro, ¿se puede decir que la psoriasis es una enfermedad ya controlada?

R. Se puede decir que está casi controlada, porque hay tal cantidad de fármacos que es difícil que un paciente no pueda controlarse con alguno de estos medicamentos. Es una enfermedad que en los últimos 10 años ha sufrido un cambio radical, y la única limitación que tienen estos medicamentos es que lo más novedoso es más caro, y eso lo tiene que soportar el sistema sanitario. De ahí viene la utilización de los biosimilares, que son más baratos y nos permiten utilizar los nuevos fármacos para aquellos pacientes que no tienen la enfermedad bien controlada. Es un balance. Ahora mismo, la enfermedad no se puede curar, pero desde luego los pacientes están muy controlados; sin lesiones.

P. En cambio, en dermatitis siempre se ha ido por detrás, ¿no?

R. En dermatitis atópica vamos por detrás porque prácticamente el primer fármaco biológico para esta enfermedad se comercializó hace dos años y solo está indicado para pacientes adultos, cuando la dermatitis atópica es más común en adolescentes y en niños. Aunque los casos graves no son tan frecuentes, muchos de estos tratamientos no están al alcance de estos grupos etarios. Próximamente van a llegar dos fármacos nuevos y hay otros dos más que están esperando aprobación. En resumen, el panorama de la dermatitis atópica va a cambiar radicalmente. Ahora bien, la dermatitis no es como la psoriasis y no es tan predecible o estable, ya que estos pacientes tienen más variaciones.


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