GM Madrid | martes, 29 de enero de 2019 h |

La primera y más clara consecuencia del estrés leve diario es un aumento en el sueño de movimientos oculares rápidos (REM), según un estudio reciente en la revista ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’. La investigación también ha demostrado que este aumento está asociado con los genes implicados en la muerte de las células del cerebro.

El sueño REM es el estado durante el cual se tiene la mayoría de sueños, y es un proceso en el que se regulan las emociones y se consolida la memoria. Los trastornos del sueño REM son comunes en los trastornos del estado de ánimo, como la depresión. Sin embargo, poco se sabía acerca de cómo los cambios en el sueño están relacionados con los cambios moleculares en el cerebro.

Durante este estudio de nueve semanas, realizado por investigadores del Centro de Investigación del Sueño de la Universidad de Surrey, los ratones fueron expuestos intermitentemente a una variedad de factores de estrés leves, como el olor de un depredador. Los ratones desarrollaron signos de depresión; estaban menos comprometidos en actividades de cuidado personal; tenían menos probabilidades de participar en actividades placenteras, como comer alimentos apetitosos; y se volvieron menos sociables.

Al monitorear sus patrones de sueño, los investigadores identificaron un aumento en la duración y continuidad del sueño REM y las oscilaciones cerebrales específicas características de este estado del sueño, mientras que el sueño ‘profundo’ o el sueño no REM no cambiaron. Los cambios en el sueño REM estaban estrechamente relacionados con la deficiencia en la regulación de la hormona del estrés corticosterona. El estrés leve también causó cambios en la expresión génica en el cerebro.

Para comprender mejor el vínculo entre el estrés, la hormona del estrés, el sueño REM y la expresión génica, los investigadores adoptaron un enfoque novedoso de aprendizaje automático, que identifica grupos de genes que pueden predecir las características observadas del sueño, el comportamiento y las hormonas. Esto reveló que el sueño REM, la regulación de la hormona del estrés y un signo conductual de la depresión estaban estrechamente asociados con las vías moleculares implicadas en la muerte y supervivencia de las células en el cerebro, principalmente en el hipocampo.

“Los cambios de comportamiento y de sueño son muy similares a los observados en la depresión y, por lo tanto, creemos que los cambios moleculares observados en ratones también pueden ser relevante para la respuesta al estrés y los trastornos del estado de ánimo en los seres humanos”, explica la autora principal, Raphaelle Winsky-Sommerer.