“En su primera consulta en el Servicio, el paciente oncológico no puede salir de ella sin conocer el nombre y el teléfono del que será su farmacéutico de referencia a lo largo del tratamiento”.

Esta premisa, manifestada por María Sanjurjo, jefa del Servicio de Farmacia Hospitalaria del Hospital General Universitario Gregorio Marañón (Madrid), podría considerarse baladí dentro de todo el proceso asistencial trasversal a un paciente oncóligo en un centro hospitalario. Pero denota cómo se trabaja, y con qué compromiso, en esta Unidad de Farmacia Onco-Hematólogica: profesionalidad, transversalidad, especialización… Y humanización.

Todo puede resumirse en una máxima: un paciente; un profesional de referencia; una atención única. Una ‘bandera’ que le sirvió a esta Unidad para alzarse recientemente con el Premio Best In Class en la categoría de Farmacia Oncológica en la última edición de estos galardones (2020) convocados por Gaceta Médica y la Cátedra de Innovación y Gestión Sanitaria de la Universidad Rey Juan Carlos, patrocinado por Ipsen Pharma.

El germen de esta Unidad de Farmacia Oncológica se remonta a 2013, cuando Sanjurjo y su equipo decidieron dar una vuelta organizativa al Servicio de Farmacia Hospitalaria “y distribuir al farmacéutico por áreas clínicas de conocimiento”. Esta decisión permitió que, actualmente, una cuarta parte de la plantilla del Servicio de Farmacia (6 miembros del staff a los que apoyan otros tres farmacéuticos centrados en investigación) se dedique expresamente al paciente oncológico. Incluso, dentro de esa especialización primaria, cada uno de ellos está centrado en patologías concretas (mama, tumores torácicos, tumores digestivos…).

“Es imposible que un solo especialista controle todo tipo de tumores”, indica Sanjurjo para justificar esta subespecialización. Asimismo, la comunicación de cada uno de ellos con los oncológos de cada patología es “diaria”.

Personalización

Desde el minuto 1 en el que un paciente oncológico es asignado al servicio de Farmacia Onco-Hematológica del Hospital Gregorio Marañón, se inicia un proceso de atención personalizada.

Una vez asignado el farmacéutico de referencia, la actividad empieza en la selección y protocolización del medicamento —en coordinación con el resto del equipo multidisciplinar del centro—y ese especialista será el encargado de llevar “desde el origen” toda la supervisión del tratamiento del paciente, detalla Ana Herranz, jefa de Sección de Farmacia de este hospital.

Incluso, desde 2017 esa personalización cuenta con una nueva vuelta de tuerca tras la puesta en marcha de una plataforma tecnológica (app móvil) para el seguimiento real del paciente y estrechar (aun más) el contacto con él y su propia implicación en el abordaje de la patología. “Queríamos olvidarnos del modelo paternalista de atención al paciente y apostar por un paciente más activo e informado”, expone Vicente Escudero, farmacéutico adjunto de esta Unidad de Farmacia Onco-hematológica. Cerca de 400 pacientes están incluidos en este proyecto.

También con motivo de la COVID-19 y la necesaria readaptación de los procesos en los hospitales se ha potenciado, siempre que fuese posible por las características del paciente y su patología, herramientas de telefarmacia.

Humanización

Por si no fuera suficiente, desde hace varios meses se está desarrollando un Programa de Humanización del Servicio de Farmacia que precisamente ha arrancado con el paciente oncohematológico “e integra todos los procesos hacia la atención humana”, dice Sanjurjo.

Este programa de humanización de sustenta en cinco pilares: compromiso del farmacéutico con el programa; organización de procesos, participación de los pacientes; bienestar del propio profesional y habilitar espacios fisicos que faciliten la humanización. Incluso, en el marco de este programa, se está constituyendo un Consejo Asesor de Pacientes.

Toda esta excelencia en la atención no sería posible “sin el compromiso por la formación” del equipo que conforma esta Unidad, recuerda Eva Negro, miembro de esta Unidad y BPS en Oncología. También por la investigación: este servicio de Farmacia tiene “activos” más de 500 ensayos clínicos, de los que un 60 por ciento son oncohematológicos.

Por todo ello, no es de extranar que a este hospital —y a su Servicio de Farmacia, tanto monta—se le haya sumado una nueva función: ser centro de referencia para la administración de CAR-T. Cerca de 40 pacientes oncohemátologicos han recibido ya estas terapias avanzadas en este centro. Otro mérito más para postularse como candidatos a próximos premios BiC.