Históricamente, la literatura científica ha descrito la propagación del virus de la viruela del mono (monkeypox) a través de gotitas respiratorias y del contacto directo con las lesiones cutáneas. Asimismo, la descripción clásica de la infección por monkeypox muestra característica clínicas bifásicas, con una fase previa caracterizada por fiebre, malestar general, sudoración, linfadenopatía y dolor de cabeza, seguida de erupción cutánea de 2 a 4 días después. Sin embargo, una revisión llevada a cabo por dermatólogos españoles asegura que las características principales del brote actual que asola Europa difieren de los casos anteriores.
El artículo “Monkeypox outbreak in Spain: clinical and epidemiological findings in a prospective cross-sectional study of 185 cases”, realizado por el Grupo Español de Enfermedades de Transmisión Sexual y Sida de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), muestra nuevos hallazgos clínicos y epidemiológicos en un estudio transversal prospectivo de 185 casos.
«La mayoría de casos que hemos visto hasta ahora se han transmitido por contacto de la piel a través de las relaciones sexuales, lo que provoca que el virus entre en el cuerpo de manera diferente y la localización de las lesiones difiera de los casos detectados en África«, explica a GACETA MÉDICA Alba Catalá, dermatóloga del Servicio de Dermatología del Hospital Clínic de Barcelona y autora principal de estudio.
«En la zona donde se inocula el virus aparece una lesión blanquecina y dura que hemos denominado pseudopústula. Este dato es bastante importante porque hay muy pocas enfermedades que causen este tipo de erupciones»
Alba Catalá, dermatóloga del Servicio de Dermatología del Hospital Clínic de Barcelona.
Las lesiones cutáneas de los casos africanos siguen un patrón típico de evolución, comenzando con máculas y progresando a pápulas, vesículas y pústulas, que posteriormente se forman costras y luego se descaman. Sin embargo, este estudio demuestra que las posibles lesiones dermatológicas que pueden aparecer con motivo de la enfermedad no son pústulas, sino pápulas duras que parecen pústulas (pseudopústulas) y que se manifiestan antes o a la vez que la fiebre.

«En la zona donde se inocula el virus, que en la mayora de pacientes es el área genital, la zona perianal o alrededor de la boca, aparece una lesión blanquecina y dura que hemos denominado pseudopústula. Este dato es bastante importante porque hay muy pocas enfermedades que causen este tipo de erupciones. A posteriori, la viremia provoca fiebre y malestar general, pero en nuestra experiencia se ha observado que la mayoría de los pacientes debutan con la fiebre y los síntomas sistémicos a la vez«, puntualiza la dermatóloga. La evolución de la sintomatología acaba desembocando en las lesiones típicas de máculas pápulas, vesículas y pústula.
«Las lesiones iniciales producen una elevada inflamación de adenopatías locales y mucho eritema alrededor. Son bastante más dolorosas y molestas que lesiones secundarias«, añade.

Vacuna de la viruela
El estudio publicado en El British Journal of Dermatology (BJD) no ha encontrado diferencias entre los pacientes nacidos antes del año 72 que recibieron la vacuna contra la viruela humana antes de la erradicación de la enfermedad.
«Hemos observado algunos casos de personas que habían nacido cuando se administraba la vacunación sistemática, pero se trata de una muestra pequeña y no hemos encontrado diferencias. Esto puede ser debido a que el escaso número de pacientes no haya permitido encontrar diferencias a nivel estadístico o la pérdida de inmunización de la vacuna después de 40 años«, expone Catalá.
Esto no significa , declara la especialista, que la vacunación actual no esté funcionando. «A día de hoy no disponemos de datos del desarrollo de la enfermedad en los contactos que están recibiendo la vacuna actual según los criterios designados por el ministerio de Sanidad», concluye la dermatóloga.