Sandra Pulido Madrid | viernes, 04 de enero de 2019 h |

Un ensayo clínico internacional ha demostrado por primera vez el efecto positivo del uso de vacunas de inmunoterapia adaptadas a las características especificas de los tumores individuales y sistemas inmunitarios de los pacientes con glioblastoma.

El estudio internacional Gapvac 101 en fase 1, en el que ha participado el Hospital Vall d’Hebron, muestra la viabilidad de una terapia personalizada contra un tumor cerebral que actualmente cuenta con un arsenal terapéutico poco efectivo.

El estudio se dividió en dos fases en los que los pacientes recibieron dos vacunas terapéuticas de forma sucesiva. La primera, Apvac1, era activamente personalizada y estaba dirigida a antígenos no mutados.

“En la fase preclínica lo que se hizo fue comprobar si éramos capaces de producir este tipo de vacunas personalizadas en un grupo de pacientes que se habían operado de glioblastoma. Analizamos las mutaciones de los tumores que eran comunes en todos los pacientes, seleccionando las más inmunogénicas, y se crearon vacunas ‘genéricas’ que eran comunes a todos los pacientes” explica a GM Francisco Martínez-Ricarte, jefe del grupo de Investigación en Neurotraumatología y Neurocirugía (Uninn) del Vall ‘d Hebron Institut Recerca (VHIR).

La segunda vacuna, Apvac2, se dirigía preferentemente contra neoantígenos.

“Una vez que vimos que éramos capaces detectar antígenos concretos se pasó a la fase clínica” continúa el investigador. “Al inicio de la quimioterapia empezaron las vacunas genéricas, aquellas que habían salido del pull de la fase preclínica, y luego a partir del tercer mes empezamos con la vacuna del paciente”, afirma Martínez-Ricarte quien especifica “vacunas contra los antígenos más inmunogénicos de ese paciente, es lo que llamamos medicina personalizada”, añade. Las composiciones de las vacunas eran totalmente personalizadas para cada paciente en función del análisis del transcriptoma, el inmunopeptidoma y el mutanoma de los tumores del individuo y, en el caso del APVAC1, también se basaron en la capacidad de cada paciente para desarrollar una respuesta inmunitaria. Las dos vacunas mostraron una seguridad y una inmunogenicidad favorables.

Respuesta inmunitaria persistente

“Lo que se vio es que en los pacientes se generaba una respuesta inmunitaria persistente. La clave de este estudio es que es la primera vez que se trata un tumor cerebral con vacunas hechas contra el tumor de este paciente” puntualiza el investigador quien también detalla que “hay que tener en cuenta que los glioblastomas son diferentes enfermedades, y desde el punto de vista inmunológico no todos son iguales. Por lo que hay que intentar individualizar los tratamientos y tratar a cada paciente acorde al tumor que tenga”.

La vida media de los pacientes que participaron en Gapvac 101 fue de 29 meses cuando la vida media de estos pacientes es de 15 meses.

“Este proceso ha sido tan complejo porque nunca antes se había hecho. Una vez que la tecnología avance, la idea es que se pueda sintetizar la vacuna en un tiempo más corto. La tecnología que hemos usado ha habido que crearla para este estudio. De hecho, la fase preclínica nos valió para ver si se podía llevar a cabo”, concluye el experto.

Actualmente el tratamiento estándar para abordar el glioblastoma se compone de cirugía, radioterapia y temozolomide (Temodal, MSD).