MYC es el oncogén más frecuentemente desregulado en los tumores humanos, estando implicado en al menos el 70% de los casos. Su actividad se ha asociado con una mayor agresividad del cáncer y con la resistencia a los tratamientos, lo que lo convierte en una de las dianas más estudiadas en oncología. No obstante, hasta el momento, no se ha desarrollado ningún fármaco contra MYC que haya sido aprobado para su uso clínico.
Laura Soucek, profesora ICREA y líder del Grupo de Modelización de Terapias Antitumorales del Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO), junto con Jonathan R. Whitfield, investigador sénior del mismo equipo, han dedicado los últimos veinte años al estudio de MYC. Su principal objetivo ha sido desarrollar estrategias terapéuticas innovadoras basadas en la inhibición de esta proteína oncogénica, con la meta de mejorar tanto la supervivencia como la calidad de vida de los pacientes con cáncer.

Ambos especialistas han coliderado una investigación publicada en la revista Nature Reviews Drug Discovery, donde analizan los avances de la comunidad científica en el desarrollo de un fármaco eficaz contra MYC para su uso en pacientes con cáncer. Durante años, esta meta parecía inalcanzable debido a la estructura desordenada de MYC, que dificultaba el diseño de fármacos capaces de unirse e inhibir su actividad. De hecho, se llegó a considerar un objetivo terapéutico intratable.
Sin embargo, en los últimos años, los esfuerzos por desarrollar inhibidores de MYC se han intensificado, y los primeros ensayos clínicos han comenzado a evaluar su eficacia en pacientes. «Por fin estamos llegando al punto en el que su inhibición parece clínicamente viable», afirmó Laura Soucek.
Uno de los hitos más importantes en este campo es el desarrollo de OMO-103, el primer inhibidor de MYC que ha completado con éxito un ensayo clínico de fase 1. Este fármaco, creado por la spin-off del VHIO Peptomyc, bajo la dirección de la Dra. Soucek, ha demostrado ser seguro y ofrecer beneficios clínicos a los pacientes. Actualmente, su eficacia se está evaluando en dos nuevos ensayos clínicos: uno en cáncer de páncreas (fase 1b) y otro en osteosarcoma avanzado (fase 2).
“MYC es uno de los oncogenes más infames en el cáncer” explicó Soucek. “Una característica notable que lo distingue de otros oncogenes comunes es que su desregulación no suele deberse a una mutación directa, sino más bien a su activación incesante por otras lesiones oncogénicas que finalmente conducen a la proliferación descontrolada de células cancerosas”, señaló la experta.
A pesar de la clara implicación de MYC en la formación y progresión de tumores, hasta el momento no se ha aprobado ningún inhibidor de esta proteína para su uso en la práctica clínica.
“La razón principal es que MYC ha caído durante mucho tiempo en la categoría de dianas undruggable, es decir ‘no tratables con fármacos’, principalmente debido a su estructura intrínsecamente desordenada que no es susceptible a las estrategias tradicionales de inhibición por moléculas pequeñas (del inglés small molecules)”, aseguró Whitfield.
El artículo publicado por Soucek y Whitfield ofrece un panorama detallado sobre las diversas estrategias para inhibir MYC, con un enfoque especial en los inhibidores más recientes y en aquellos que han avanzado hasta la fase de ensayos clínicos.