Él próximo 24 de septiembre se celebra el Día Mundial de la Investigación contra el Cáncer. Una fecha para poner en valor todos los avances logrados en este campo gracias al trabajo de los investigadores que se centran en esta área. Pero, aunque al hablar de investigación en ocasiones esta se relacione directamente con los tratamientos, esta puede extrapolarse a otros ámbitos como la prevención de la enfermedad.
De hecho, actualmente hay una gran evidencia científica sobre cuáles son los principales factores de riesgo que desencadenan diferentes tipos de tumores. Algunos, con sobrada investigación que los respalda y otros todavía en curso. Para poner en valor la importancia de la prevención para reducir la incidencia en el futuro el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) ha organizado un acto divulgativo con el foco en este tema.
María Blasco, directora del CNIO, ha explicado cómo funciona la entidad, en la que trabajan “más de 500 personas para mejorar la prevención, diagnóstico y el tratamiento del cáncer”. Asimismo, ha puesto de relieve que uno de los pilares que sustentan la actividad de este centro de investigación es la creación de sinergias, a través de la colaboración con empresas, el surgimiento de organizaciones dentro del propio CNIO o a través de otras vías para enriquecer y compartir conocimiento como los programas científicos visitantes. Juntando todos estos factores, el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas se ha convertido en un referente nacional e internacional, con un gran atractivo para atraer inversión.
Reducción de factores de riesgo
Elisabete Weiderpass, directora de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), ha puesto el foco sobre algunos de estos factores cuyo impacto en el desarrollo de determinados tumores ha quedado sobradamente demostrado. Así, ha aludido al tabaco, el alcohol o la obesidad como desencadenantes de algunas de estas patologías. Aquí, ha recordado que “el cáncer, junto a las enfermedades cardiovasculares es una de las principales causas de muerte prematura”.
Por otra parte, ha expuesto que el cáncer también es una cuestión de recursos. “La incidencia global y la mortalidad difieren notablemente entre países según el índice de desarrollo humano, que es un marcador de desigualdad; los países pobres son los más afectados por esta enfermedad”. Y es que, Weiderpass ha recalcado que “los mayores aumentos de las cifras van a ocurrir en estos países con mayor pobreza, porque no están preparados para afrontar esos desafíos”.
En este sentido, la directora de la IARC ha enfatizado en un mensaje: “La respuesta es la prevención; sin ella, veremos un tsunami de nuevos pacientes por estas enfermedades, con los problemas sociales y económicos que conllevan”.
¿Cómo avanzar en prevención?
Una de las cuestiones que las expertas ponían sobre la mesa era de qué manera actuar para avanzar en la prevención del cáncer. Así, Marina Pollán, directora del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), ha apuntado que ha habido un gran cambio en los hábitos en la sociedad, pero que hay evidencia científica que respalda la importancia de seguir unos determinados hábitos. Desde el centro que dirige han llevado a cabo estudios con otras entidades. Por ejemplo, para reducir la obesidad, Pollán se ha referido a que se ha demostrado que “aquellas personas que siguen una dieta mediterránea con alta adherencia tienen menor riesgo de, entre otros, cáncer de mama, colorrectal o gástrico”. Asimismo, ha considerado importante estudiar nuevos fenómenos, refiriéndose concretamente al “botellón que practican los adolescentes, para qué influencia tiene en la evolución epidemiológica del cáncer”.
Sobre algunas sustancias definidas como factores de riesgo, como el tabaco y el alcohol, Pollán ha aseverado que “hay que ver hasta que punto, en una sociedad con sujetos que pueden hacer elecciones individuales, se podría prohibir su consumo o venta”. Pero la epidemióloga sí que ha precisado que hay métodos restrictivos que han demostrado su utilidad, como el aumento de los gravámenes. “Además, cuando aumentas la recaudación de estos impuestos, recoges dinero para aplicar a aquellos potenciales casos que se vayan a tratar”, ha agregado. Siguiendo este hilo, Weiderpass ha sido tajante respecto a nuevos hábitos de consumo como el vapeo, indicando que “tienen unos efectos nocivos que deberían hacer que no formasen parte de nuestra sociedad”.
Sobre los posibles cancerígenos Weiderpass ha puntualizado que “quedan cancerígenos por descubrir y, en tumores como los cerebrales, hay muy poco conocimiento, por lo que hay que seguir avanzando”.
Por último, uno de los temas tratados ha sido el de los cribados. Pollán ha expuesto que, aunque son de gran utilidad, para decidir su implantación “hay que hacer una evaluación de su riesgo-beneficio”, refiriéndose a los cribados en cáncer de pulmón. En este sentido, ha afirmado que, en casos como este “hay medidas más eficientes como reducir el consumo de tabaco, que es la herramienta más eficiente”. Aun así, para concluir, ha explicado que, en otros casos como el cáncer colorrectal, estos programas de screening son de gran utilidad, más teniendo en cuenta que “además de poder abundar en la detección precoz, sin en la colonoscopia que se practica se ve alguna lesión premaligna, se puede extirpar directamente, con lo que ya se contribuye a reducir la incidencia del cáncer”.