Ponesimod (Ponvory) ya está disponible en España para el tratamiento de adultos con formas recurrentes de esclerosis múltiple (EMR) con enfermedad activa. Janssen ha presentado en rueda de prensa su primer fármaco para esta patología, una terapia oral —administrada una vez al día— cuyos datos muestran un perfil de seguridad y de eficacia en la reducción de la tasa de recaídas y del número de lesiones activas.

Se trata de una terapia en primera línea que permite tratar a pacientes de forma precoz con un fármaco de alta eficacia. “En neurología se ha observado que administrar desde el principio fármacos de alta eficacia retrasa la progresión de la enfermedad, reduce el número de brotes y mejora la calidad de vida”, ha explicado Celia Oreja-Guevara, jefa de Sección del CSUR de Esclerosis Múltiple, Neurología, del Hospital Clínico San Carlos de Madrid. “Es muy importante administrar estos fármacos a pacientes con factores de mal pronóstico. El objetivo es evitar que el paciente acumule secuelas y lesiones en el cerebro, y reducir así la discapacidad asociada y los brotes”, ha añadido.

En este sentido, Xavier Montalbán, jefe del Servicio de Neurología del Hospital Universitario Vall d’Hebrón de Barcelona y director del CSUR Centre d’Esclerosi Múltiple de Catalunya (CEMCAT), ha explicado que los resultados del ensayo fase 3 OPTIMUM han mostrado que ponesimod —en comparación con teriflunomida— presentó una eficacia significativamente superior, reduciendo en más de un 30 por ciento la tasa anual de brotes y una disminución del 56 por ciento en el número de lesiones activas nuevas detectadas con resonancia magnética.

Asimismo, ponesimod actúa sobre el grado de atrofia cerebral con una reducción significativa de las lesiones activas únicas combinadas (LAUC), según lo observado en la resonancia magnética cerebral. Por su parte, el fármaco cuenta con una rápida reversibilidad de su efecto farmacológico. “Devuelve los recuentos linfocitarios a niveles normales en los siete días tras la discontinuación del tratamiento”, ha señalado el neurólogo.

“El objetivo es que la enfermedad no progrese de la inflamación a la neurodegeneración”

José Miguel Láinez, presidente de la Sociedad Española de Neurología (SEN).

Los síntomas invisibles

La EM es una enfermedad muy compleja que afecta a cerca de 47.000 personas en España, especialmente a mujeres entre los 20 y los 30 años, y que se ha convertido en la segunda causa de discapacidad entre los jóvenes.

“El propósito de las neurociencias debe ser comprender la etiología de las enfermedades neurológicas que son, prácticamente, una pandemia ya. El objetivo es que la enfermedad no progrese de la inflamación a la neurodegeneración“, ha subrayado José Miguel Láinez, presidente de la Sociedad Española de Neurología (SEN). Por ello, el especialista ha incidido en que “es muy importante disponer de un fármaco de alta eficacia desde el principio del diagnóstico, que retrase la discapacidad y la progresión de la enfermedad”.

El ensayo OPTIMUM también ha demostrado que el nuevo fármaco actúa sobre los llamados “síntomas invisibles” de la enfermedad como el dolor, la fatiga, las alteraciones sexuales, los problemas urinarios y el deterioro cognitivo. “Es muy buena noticia la llegada de un nuevo tratamiento que ayuda a disminuir síntomas como la fatiga. Hay que recordar que la EM no tiene cura y desde Janssen se busca atender las necesidades no cubiertas de la enfermedad”, ha destacado Henar Hevia, directora médica de Janssen.

Crece la incidencia en mujeres: “La mujer fuma más, es más sedentaria y se alimenta peor”

Celia Oreja-Guevara, jefa de Sección del CSUR de Esclerosis Múltiple, Neurología, del Hospital Clínico San Carlos de Madrid.

Aumenta la incidencia en mujeres

Los registros daneses han observado que la incidencia de la EM ha crecido en mujeres, mientras que en los hombres se ha mantenido. Esto se debe, según Oreja-Guevara, a los cambios en el estilo de vida de las mujeres. “La mujer fuma más, es más sedentaria y se alimenta peor”, ha argumentado. Y es que la vida de la mujer actual con respecto a la de los años 60′ ha cambiado radicalmente. “Un factor fundamental es la vitamina D. Antes la mujer trabajaba más en el campo y estaba más expuesta a la luz solar” ha señalado la neuróloga, quien también ha destacado otros factores como las hormonas sexuales femeninas.


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