Desde hace más de dos décadas, ha quedado patente la valiosa intervención de los perros de detección como herramienta para el diagnóstico precoz o la detección de síntomas leves de patologías en pacientes crónicos. Desde que se declaró la pandemia, diferentes grupos de investigación de diversos países han tomado la iniciativa de aprovechar las capacidades de los equipos caninos para estudiar la reacción de los mismos frente al material biológico o el rastro de pacientes identificados como positivos COVID-19. En este sentido, se referenció que la enfermedad puede cambiar el olor corporal, lo que hace esperar a los investigadores que los perros también puedan detectar la presencia del SARS-CoV-2.

Gloria Durán es la encargada de liderar la iniciativa en España dentro del Proyecto Nossaïs.

Actualmente, estos grupos multidisciplinares, provenientes de servicios clínicos, veterinarios, equipos de seguridad, pública y privada, y otras entidades asociadas, tales como bomberos se enmarcan en el Proyecto Nossaïs, liderado desde Francia, cuyos excelentes resultados hacen vislumbrar un futuro cercano y alentador para establecer protocolos de seguridad de cara a garantizar un cribado de la identificación certera de personas contagiadas o portadoras de la enfermedad.

Perteneciente a la Escuela Nacional de Veterinaria del Ministerio de Agricultura, el proyecto lo encabeza el profesor Dominic Grandjeand, un veterinario coronel de los bomberos de París con una trayectoria de más de 15 años trabajando con canes de uso clínico. En definitiva, un paraguas internacional que comparte los protocolos científicos para el desarrollo de este estudio a los países participantes, como son ya Bélgica, Chile, Argentina, Brasil, Australia, Emiratos Árabes, Líbano y próximamente, Portugal.

También España viene trabajando con perros entrenados para la detección del COVID en convivencia con el grupo galo desde hace más de un año mediante un equipo multidisciplinar liderado desde la Universidad de Extremadura, en colaboración con el Hospital Universitario de Móstoles. “Nos facilitaron mucho la labor para obtener muestras de pacientes positivos y en control, y nos ayudaron con la aprobación del ensayo clínico por el Comité de Ética”, señala la investigadora de la universidad y precursora del estudio a nivel nacional, Gloria Durán.

Protocolos y metodología

Según explica Durán a esta publicación “a día de hoy se desconoce qué es exactamente lo que el perro huele, pero sí se sabe que hay determinadas partículas de olor presentes en exudados corporales”. En este apartado, la investigación trabaja con muestras de sudor procedente de la axila, ya que “hay estudios que refieren que este tipo de secreciones están libres de partículas virales; es decir, son completamente seguras y no hay riesgo de contagio”.

El perro pasa por la batería de muestras recogida.

Una vez el personal de enfermería obtiene el polímero con la muestra y lo aísla en un recipiente, se procede al trabajo con el animal. Así, se prepararán tres baterías de muestras: botes con muestra de pacientes PCR+; botes de pacientes control PCR-; y botes solo con gasa estéril. De esta manera, los perros podrán discriminar los olores e identificar el olor específico de la COVID-19.

El perro identifica el positivo mediante un marcaje -se sienta, se queda parado- haciendo un gesto predeterminado por el instructor. La muestra se coloca de tal manera que nunca toca la nariz del animal por una doble cuestión de seguridad y no contaminación de la muestra” indica la investigadora.

Una opción para test masivos

La aplicabilidad de este procedimiento permitiría discriminar en zonas donde hay una gran afluencia de público: estadios, estaciones de Metro, aeropuertos, centros de trabajo, centros educativos… “En este tipo de situaciones es inviable realizar una PCR a todo el mundo por el alto coste que supone y la logística que requiere. Con los perros, hay estudios dentro del grupo que están trabajando en el aspecto de la eficiencia y sugieren que el animal es tanto o más fiable incluso que la propia prueba”.

En este tipo de cribados masivos se podría así testar con una periodicidad superior, sin requerir grandes infraestructuras. “Un perro es capaz de procesar 50 muestras en 30 segundos; es decir, es rápido y eficaz. Luego, además, resulta barato en el coste”, indica Durán.

“Un perro es capaz de procesar 50 muestras en 30 segundos; es decir, es rápido y eficaz. Luego, además, resulta barato en el coste”

Gloria Durán, investigadora de la Universidad de Extremadura y precursora del estudio en España

En la actualidad, el aeropuerto de Dubái cuenta desde hace varios meses con un operativo con perros, de manera que en aquello vuelos que se presupone que pueden venir más turistas con riesgo de contagio, eligen pasajeros de esos vuelos y los hacen transitar por una ruta alternativa a la convencional de inmigración. “Si detectan un paciente positivo con la prueba del perro, se les invita a pasar una prueba de PCR rápido para recertificar”.

En Europa también se ha puesto en marcha una experiencia piloto en el aeropuerto de Finlandia y próximamente llegará a Suiza. “En España estamos en conversaciones con Guardia Civil, Aena y Sanidad Exterior para empezar a pilotar alguna actividad similar. También estamos gestionando posibles pilotos con centros educativos, con la Universidad de Extremadura y con la Universidad Alfonso X El Sabio, que colabora con nosotros también en este proyecto”, apunta la responsable del proyecto.

Una iniciativa socialista busca impulsar el proyecto en la CE…

Los eurodiputados socialistas Nacho Sánchez Amor y Nicolás González Casares han propuesto a la Comisión Europea apoyar la investigación para el uso de perros de trabajo para detectar la COVID-19. En este sentido, la iniciativa se encuentra en una primera la fase de pre-evaluación de la viabilidad de las acciones propuestas y su cumplimiento con el reglamento comunitario. El objetivo sería alcanzar la fase final de este proceso, que comprendería la presentación de los proyectos reevaluados como enmiendas presupuestarias al presupuesto de la UE para 2022 por el Parlamento Europeo.


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