La supervivencia del paciente es un factor a tener en cuenta en la toma de decisiones individualizada en el anciano oncológico. Con este objetivo, el proyecto ONCOSARCO ha evaluado la influencia de la sarcopenia y de la fragilidad en la mortalidad -asociada al tumor o por otras causas diferentes- de estos pacientes.
Sus resultados se han presentado en la Sesión Plenaria del Congreso SEOM2021, que se está celebrando en formato virtual.
El dato más destacado es que la presencia de sarcopenia, utilizando los puntos de cortes de Masanés, incrementa en un 89 por ciento el riesgo de muerte por el tumor en ancianos oncológicos tratados con quimioterapia. Por tanto, es preciso considerar la presencia de sarcopenia en la toma de decisiones de este grupo poblacional y determinar qué puntos de corte emplear para definirla.
“Este proyecto es el punto de partida de un largo camino, al final del cual, se espera que sea más sencillo el proceso de toma de decisiones en los ancianos en los que nos planteamos el uso de quimioterapia”, explica María José Molina Garrido, oncóloga médica del Hospital Virgen de la Luz de Cuenca.
“Los datos son positivos a favor de la sarcopenia medida mediante los criterios del grupo europeo, pero es preciso realizar un estudio multicéntrico, con más pacientes, que nos dará más datos acerca de la aplicabilidad de nuestros hallazgos”
María José Molina Garrido, oncóloga médica del Hospital Virgen de la Luz de Cuenca
Detalles del estudio
En el estudio, que se está redactando de forma más detallada, se reclutaron en la Consulta de Cáncer en el Anciano de la Sección de Oncología Médica del Hospital Virgen de la Luz de Cuenca a 111 pacientes de más de 70 años con cualquier tipo de tumor sólido y cualquier tipo de estadio tumoral y que iban a comenzar la quimioterapia.
Se realizó un análisis prospectivo longitudinal de esta cohorte de pacientes; utilizaron los criterios de Balducci y los de Linda Fried para evaluar la presencia de fragilidad. Para evaluar la sarcopenia, se usaron los criterios del European Working Group on Sarcopenia in Older People empleando los puntos de corte de Janssen, de Masanés y de Chien para la masa muscular.
Además, se llevó a cabo un modelo de supervivencia de riesgos competitivos con censura, donde los eventos eran, bien la mortalidad por cáncer, bien la mortalidad por otra causa. El hazard ratio de los distintos predictores se estimó mediante regresión de Fine-Gray.
En cuanto al resto de los resultados, se registró sarcopenia en el 28 por ciento, 16,8 por ciento y 57,7 por ciento, respectivamente en función a puntos de corte de Chien, Masanés y Janssen respectivamente. La fragilidad estuvo presente en el 46,8 por ciento y el 5,4 por ciento de los pacientes, según los criterios de Fried y de Balducci respectivamente.
En el modelo de riesgos competitivos seleccionado, las variables asociadas significativamente al riesgo de mortalidad por el tumor fueron: la edad (HR 0,906; IC 95%:0,849-0,966; p=0,0028); la comorbilidad (HR 0,573; IC 95%: 0,340-0,966; p=0,037); estadio tumoral avanzado (HR 3,325; IC95%: 1,863-5,936; p=0,0000) y la presencia de sarcopenia según punto de corte de Masanés (HR 1,896; IC 95%:1,022-3,518; p=0,042).
La única variable relacionada con la mortalidad por otras causas fue la comorbilidad (HR 2,476; IC 95%: 1,107-5,538; p =0,027).
“La idea de hacer este estudio surge de la preocupación que tenemos todos los especialistas que atendemos en la consulta a pacientes ancianos con cáncer: el miedo de “sobretratarlos” cuando su organismo no está preparado para la toxicidad de los tratamientos, y el riesgo de infratratar el tumor por evitar causarles un daño, en los casos en los que el riesgo de toxicidad es mínimo. Ante la incertidumbre de qué herramientas utilizar en estos pacientes y al plantearnos si podemos encontrar herramientas más eficaces y perfectas de las que tenemos, surgió este proyecto; y quisimos ver hasta qué punto la fragilidad o la sarcopenia pueden ayudarnos en la toma de decisiones y en evaluar el pronóstico del paciente, si tiene sentido o no ponerle tratamiento y si ese tratamiento va a causarle o no una toxicidad severa”, enumera Molina Garrido.
En su opinión, se debe seguir investigando y “dar un paso más y diseñar nuevos proyectos, basados en estos hallazgos, y de índole multicéntrica, que incluyan una validación externa de los resultados.
De momento, a partir de este resultado, podemos crear nuevas hipótesis y tener claro que la sarcopenia, utilizando unos criterios específicos de medida, juega un papel importante en el anciano oncológico que va a ser tratado con quimioterapia”.