Los avances en oncología con inmunoterapia se van sucediendo. En cáncer de mama son ya una realidad, sobre todo, en el tipo más agresivo, el tumor triple negativo. Así lo aseguró Ana Lluch, miembro del Comité Científico del Grupo Geicam de Investigación en Cáncer de Mama y jefe de Hematología y Oncología del Hospital Clínico Universitario de Valencia, durante la celebración de la ‘Reunión de Conclusiones Geicam del 41st SABCS’.
Lluch hizo referencia a los resultados obtenidos en el estudio ‘IMpassion130’, un ensayo clínico fase III que ha demostrado que añadir la inmunoterapia atezolizumab (un anti-PDL1) como tratamiento inicial a la quimioterapia (nab-paclitaxel) se traducía en un incremento significativo de la supervivencia, en comparación con la quimioterapia sola. Además, la supervivencia libre de progresión (SLP) fue de 7,5 meses frente a cinco, respectivamente, logrando así una reducción de riesgo de progresión del 38 por ciento. “Estos tumores son los que menos tratamientos tienen porque no tienen una diana clara a la que atacar y, hasta ahora, sólo se podía dar quimioterapia. En las consultas estábamos huérfanos porque no sabíamos cómo tratarlos ni el pronóstico. Pero ahora, por fin, se ha demostrado que un grupo específico de pacientes la inmunoterapia puede aportar beneficios”, indicó.
Pero también se avanza en otro tipo de tumores en mama. En concreto en el cáncer de mama HER2 positivo con enfermedad residual tras un tratamiento neoadyuvante. Y es que, por primera vez, se ha comprobado, en el estudio de fase III ‘Katherine’, que usando un anticuerpo conjugado (un anticuerpo y una quimioterapia en un sólo fármaco), el T-DM1, se logra un incremento de la supervivencia libre de enfermedad, tanto en las pacientes que no alcanzan una respuesta completa con la terapia estándar en combinación de quimioterapia más el doble bloqueo (trastuzumab y pertuzumab), y en las que queda enfermedad residual tras la cirugía.
Por otra parte, la directora general y científica de Geicam, Eva Carrasco, puso sobre la mesa las investigaciones que el grupo va a poner en marcha este año y que estarán centradas, sobre todo, en identificar estrategias que ayuden a revertir los problemas de resistencia a las terapias estándar. Así, destacó el estudio KATIA, que incluye pacientes con cáncer de mama avanzado HER2 positivo tratadas con T-DM1, así como el ensayo en fase III Natalee con pacientes hormono- sensibles con cáncer de mama temprano con receptores hormonales positivos y HER2 negativo.
Los avances en oncología con inmunoterapia se van sucediendo. En cáncer de mama son ya una realidad, sobre todo, en el tipo más agresivo, el tumor triple negativo. Así lo aseguró Ana Lluch, miembro del Comité Científico del Grupo Geicam de Investigación en Cáncer de Mama y jefe de Hematología y Oncología del Hospital Clínico Universitario de Valencia, durante la celebración de la ‘Reunión de Conclusiones Geicam del 41st SABCS’.
Lluch hizo referencia a los resultados obtenidos en el estudio ‘IMpassion130’, un ensayo clínico fase III que ha demostrado que añadir la inmunoterapia atezolizumab (un anti-PDL1) como tratamiento inicial a la quimioterapia (nab-paclitaxel) se traducía en un incremento significativo de la supervivencia, en comparación con la quimioterapia sola. Además, la supervivencia libre de progresión (SLP) fue de 7,5 meses frente a cinco, respectivamente, logrando así una reducción de riesgo de progresión del 38 por ciento. “Estos tumores son los que menos tratamientos tienen porque no tienen una diana clara a la que atacar y, hasta ahora, sólo se podía dar quimioterapia. En las consultas estábamos huérfanos porque no sabíamos cómo tratarlos ni el pronóstico. Pero ahora, por fin, se ha demostrado que un grupo específico de pacientes la inmunoterapia puede aportar beneficios”.
Pero también se avanza en otro tipo de tumores en mama. En concreto en el cáncer de mama HER2 positivo con enfermedad residual tras un tratamiento neoadyuvante. Y es que, por primera vez, se ha comprobado, en el estudio de fase III ‘Katherine’, que usando un anticuerpo conjugado (un anticuerpo y una quimioterapia en un sólo fármaco), el T-DM1, se logra un incremento de la supervivencia libre de enfermedad, tanto en las pacientes que no alcanzan una respuesta completa con la terapia estándar en combinación de quimioterapia más el doble bloqueo (trastuzumab y pertuzumab), y en las que queda enfermedad residual tras la cirugía.
Por otra parte, la directora general y científica de Geicam, Eva Carrasco, puso sobre la mesa las investigaciones que el grupo va a poner en marcha este año y que estarán centradas, sobre todo, en identificar estrategias que ayuden a revertir los problemas de resistencia a las terapias estándar. Así, destacó el estudio KATIA, que incluye pacientes con cáncer de mama avanzado HER2 positivo tratadas con T-DM1, así como el ensayo en fase III Natalee con pacientes hormono- sensibles con cáncer de mama temprano con receptores hormonales positivos y HER2 negativo.