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C. M. López Enviada esp. a Barcelona | viernes, 11 de octubre de 2019 h |

La última edición de ESMO para cáncer ginecológico está siendo un punto y aparte para el abordaje terapéutico del cáncer de ovario. “En el sentido de que va a suponer un cambio en el estándar de tratamiento”, asegura Cristina Martín, oncóloga del Hospital Santa Creu i Sant Pau.

En la edición anterior asistimos a un cambio gracias a la presentación del estudio SOLO-1 que determinó que las pacientes con mutación de BRCA en primera línea se podrían beneficiar de un tratamiento como olaparib de mantenimiento con un impacto muy importante en la supervivencia libre de progresión (SLP).

Las novedades de este año vienen del ensayo PAOLA que demuestran que este beneficio que nos ofrecen los inhibidores del PARP como mantenimiento en la primera línea va más allá de las pacientes mutadas. Se ha identificado otra población de pacientes con cáncer de ovario más allá de BRCA que van a poder beneficiarse de los inhibidores del PARP. “Esto es muy importante en cáncer de ovario porque es una enfermedad donde los test de cribados no funcionan y no han demostrado tener un impacto lo suficientemente significativo como para implementarse en la población general”, apunta. Esto hace que el 80 por ciento de la población sea diagnosticada con enfermedad avanzada. “Sabemos que este grupo de pacientes con enfermedad avanzada volverán a recaer”.

La evidencia señala que “en primera línea es donde está realmente la oportunidad de curar a las pacientes y por tanto, hay un interés muy importante por parte de la comunidad científica de mejorar ese tratamiento en primera línea para dar la oportunidad de supervivencias más prolongadas”.

La conclusión del estudio PAOLA, es que olaparib, en determinados grupos de pacientes, consigue prolongar la SLP y en ese sentido, apunta la experta, habrá que ver cuando los datos estén más maduros si se traduce en curaciones y supervivencias más prolongadas. Otro punto importante para Martín es el de testar a las pacientes. “Hasta la fecha, no había una necesidad de un testado genético fuera de BRCA porque no cambiaba de alguna manera la estrategia terapéutica pero en estos momentos con estos datos que permiten identificar a las pacientes que más se benefician determinarán que sea necesario”.


Olaparib y bevacizumab tras cirugía aumentan la supervivencia libre de progresión