En el marco del Congreso ESMO 2017 se han dado a conocer los últimos avances en el tratamiento de tumores que afectan a mujeres, incluyendo trabajos sobre combinaciones de medicamentos que mejoran los resultados en el cáncer de mama y estrategias para simplificar las terapias del cáncer de cérvix, entre otros.
Javier Cortés, jefe de la Sección de Cáncer de Mama y Tumores Ginecológicos del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, considera que esta última edición de ESMO ha dejado en cáncer de mama los resultados de dos estudios muy importantes como novedades más llamativas: El primero, el estudio MONARCH-3, en el que se ha visto que los inhibidores de ciclinas (una familia de medicamentos que bloquean el ciclo celular), al combinarse con tratamiento hormonal, permiten un control de la enfermedad en periodos de tiempo mucho más largos y retrasar la necesidad de someterse a quimioterapia. “El tratamiento optimizado de hormonoterapia con estos fármacos permite a los pacientes demorar de manera muy llamativa la utilización de quimioterapia”, ha asegurado.
El segundo estudio que destaca este experto es la actualización de un ensayo clínico cuyos datos preliminares ya se habían comunicado previamente. Los tumores de mama HER2+ que también expresan receptores hormonales (ER+), se suelen tratar con trastuzumab, un anticuerpo que bloque la acción de HER2: “Ahora sabemos que tras un año de tratamiento con trastuzumab, si continuamos con un fármaco llamado neratinib, el pronóstico es mucho mejor, aumentado las posibilidades de curación”.
En el estudio MONARCH-3, el inhibidor de ciclinas abemaciclib, añadido a la terapia endocrina, se ha mostrado como una estrategia útil para mejorar la supervivencia libre de progresión cuando se compara con la terapia endocrina sola.
Los autores han planteado que la mayoría de las pacientes con cáncer de mama sensible a terapia endocrina se benefician de añadir este medicamento a la terapia inicial, pero matizan que hay aproximadamente un tercio de casos en los cuales no es necesario recurrir a esta estrategia.
MONARCH-3 comparó el empleo de este fármaco combinado con un inhibidor no esteroideo de la aromatasa como anastrozol o letrozol como terapia de inicio en mujeres postmenopáusicas con cáncer de mama avanzado (HER2-/ER+). Se analizó la evolución de 493 pacientes de 22 países que no habían recibido previamente terapia para enfermedad en grado metastásico. El objetivo principal fue observar la supervivencia libre de progresión con la administración del medicamento.
Los autores han presentado los resultados de un primer análisis a los 18 meses del comienzo del estudio. Cuando se compara con una terapia endocrina usada como monoterapia, la combinación de abemaciclib y un fármaco endocrino prolonga de forma significativa la supervivencia libre de progresión. La respuesta fue del 59% en las pacientes tratadas abemaciclib y del 44% en el grupo que recibió placebo. Se detectaron tasas de diarrea y neutropenia del 81,3% y del 41,3%, respectivamente, en la rama de abemaciclib, y del 29,8% y el 1,9% en el grupo de control.
“Estamos ante el tercer estudio que demuestra que la combinación de terapia endocrina con un inhibidor CDK4/6 es mejor que la terapia endocrina sola”, ha comentado Angelo Di Leo, oncólogo del Hospital de Prato (Italia), uno de los autores de este trabajo.
Además, en el encuentro científico se han dado a conocer los resultados de un ensayo con más de 600 pacientes que ha confirmado que la quimioterapia y la radioterapia combinadas (quimiorradiación) debe mantenerse como tratamiento estándar para pacientes con cáncer de cérvix localmente avanzado. Los autores han descartado que la quimioterapia administrada antes de cirugía mejore el pronóstico en mujeres con esta enfermedad.
La quimiorradiación ha sido el tratamiento estándar del cáncer cervical localmente avanzado desde 1999, cuando se vio que era más eficaz que la radioterapia sola.
Sudeep Gupta, del Centro Memorial Tata de Mumbai (India), autor principal, ha aclarado que “incluso después de la quimiorradiación, algunas pacientes sufren recaídas y fallecen, hay una necesidad de encontrar mejores tratamientos. Algunos ensayos previos habían sugerido que la quimioterapia previa a la cirugía obtenía mejores resultados, pero no contábamos con un ensayo que comparara esta estrategia con la quimiorradiación convencional”.
En el estudio se incluyo a 633 pacientes y, tras un seguimiento de cinco años, se observó un índice de supervivencia sin recaídas del 69,3% en quienes recibieron quimioterapia y cirugía, mientras que el porcentaje era del 76,7% en el grupo de quimiorradiación.