Cada año, en la Comunitat Valenciana se diagnostican entre 150 y 180 nuevos casos de cáncer en menores y adolescentes. Un programa de preservación de la fertilidad del Hospital Universitari i Politècnic La Fe permite que, una vez superada la enfermedad, puedan ser madres pese a los efectos secundarios de los tratamientos. Un total de 135 niñas con un diagnóstico de cáncer se han adherido desde su puesta en marcha en 2008.
La unidad de Oncología Pediátrica de La Fe es el servicio de referencia para los casos más complejos de la Comunitat Valenciana y autonomías limítrofes. De acuerdo con el Registro Español de Tumores Infantiles, la tasa de supervivencia en oncología pediátrica se sitúa en el 82 por ciento a los cinco años del diagnóstico. Determinados tratamientos, bien sea quimioterapia o radioterapia en la zona pélvica, pueden dañar sus órganos en crecimiento y maduración. El objetivo del programa de La Fe es que sufrir esta enfermedad a una edad temprana no interfiera en la futura fertilidad.
“La criopreservación no se ofrece a todos los pacientes, entre otras cosas, porque el riesgo gonotóxico no es igual ni en todos los cánceres ni tampoco todos los cuerpos responden igual ante la enfermedad y sus tratamientos. La mayoría de menores y adolescentes supervivientes no tendrá problemas de fertilidad”, ha explicado la oncohematóloga pediátrica María del Mar Andrés, coordinadora del programa.
Andrés ha participado en segunda jornada de divulgación científica sobre el ‘Seguimiento a largo plazo para supervivientes de cáncer infantil’, organizada por la Asociación de Madres y Padre de Niñas y Niños con Cáncer de la Comunitat Valenciana (Aspanion). En el programa participan también psicólogos de la unidad de Oncología Infantil, Cirugía Pediátrica y profesionales de la unidad de Reproducción Humana.
Procedimiento
El procedimiento consiste en criopreservar la capa externa del ovario donde se encuentran los folículos (corteza ovárica), tanto en menores puberales como prepuberales. En este último caso, se hace coincidir la extracción del tejido ovárico con una intervención programada para el tratamiento oncológico con el objetivo de no retrasar ni interferir en él.
Las muestras se conservan el tiempo necesario y se tratan convenientemente para evitar la reintroducción de células cancerosas cuando, llegado el momento, se acometan los tratamientos de fertilidad. Por el momento, no ha habido ninguna reimplantación de tejido ovárico debido a la corta edad de las pacientes. Las niñas cuya corteza ovárica se mantiene criopreservada tenían, en el momento de la extracción, entre 18 meses y 15 años.