Durante el avance de la pandemia los largos supervivientes de cáncer adoptaron por la opción de la telemedicina para la asistencia rutinaria. Un año después “más de la mitad de todas nuestras visitas de largos supervivientes son virtuales”, explicó la directora del área de Mama en el Centro de Cáncer North Shore del Hospital General de Massachusetts, Therese Marie Mulvey, durante la última Reunión Anual de ASCO.

Una situación no exclusiva de este centro, ya que “muchas de nuestras instituciones hermanas y los hospitales de nuestra red han experimentado experiencias muy similares”.

Lo cierto es que, como remarcó la experta, de aquella experiencia han venido para quedarse plataformas de telemedicina que son útiles para este tipo de pacientes. En concreto, Mulvey se refirió a pacientes supervivientes de neoplasias malignas. Unas visitas que, apuntó, reducen la carga del tiempo fuera del hogar, el trabajo y otras obligaciones para los pacientes.

Reducir visitas

En un contexto donde existe el objetivo común de volver a normalidad, esta experta cree que la mínima interrupción de la vida diaria para los chequeos rutinarios, por ejemplo, es una buena opción. “Chequeos que se pueden hacer de manera virtual”, remarcó. Si bien, indicó que no todos los pacientes son los más adecuados para una visita de telemedicina. “Este no es un instrumento contundente que deba ser forzado en los pacientes”.

Hay que tener en cuenta que muchos pacientes tienen otras patologías, como trastornos de salud mental; o incluso deficiencias sociales como una falta de alfabetización tecnológica. Pero también “hay pacientes que simplemente no quieren ser vistos a través de una plataforma basada en Zoom o en un teléfono y precisan de una visita a la consulta”.

Compatibles

Lo ideal es alternar las visitas en persona con la telemedicina en la cadencia habitual que normalmente se haría. “Así que para alguien que completa la terapia, si les vamos a ver cada tres meses durante el primer año, se les vería cada dos visitas en persona versus telesalud”.

Lo cierto es que la investigación está evolucionando con respecto a los resultados para la telemedicina y para la experiencia del paciente. Con todo, “las lecciones que aprendimos durante la pandemia han cambiado la forma en que ponemos en práctica la prestación de atención. Pero no ha cambiado fundamentalmente la forma en que cuidamos a los pacientes o el contenido de la atención que brindamos a los supervivientes de cáncer en adultos”. Así, proporcionar atención que empodere al paciente para que pueda ser resiliente y responsable de su autocuidado se puede lograr sin una visita en persona. “Podemos aprovechar la tecnología para facilitar una coordinación de atención en todas las especialidades y evitar visitas ambulatorias innecesarias con consultas electrónicas y plataformas virtuales, así como cuestionarios asincrónicos intermitentes que permiten a profesionales y pacientes, que podrían estar geográficamente separados, conectarse en estas plataformas tecnológicas”, explicó.

Con respecto a la herramienta de comunicación asíncrona, dijo, se puede optimizar con un portal para el paciente.