#MAMA METASTÁSICO

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CARMEN M. LÓPEZ Env. esp. a Chicago | viernes, 07 de junio de 2019 h |

El paradigma de las pacientes con cáncer de mama metastásico ha cambiado enormentemente en los últimos 20 años.

Como explica el jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, Miguel Martín, hasta hace unos años el tratamiento estándar de las enfermas con cáncer de mama metastásico recibían un tratamiento hormonal. Con esta terapia, conseguían controlar la enfermedad durante aproximadamente doce meses. “Al cabo de un año, la mitad de las enfermas habían ya progresado o presentaban resistencias, y esto suponía una supervivencia de unos tres años”, añade el oncólogo.

Tras el tratamiento hormonal, estas pacientes recibían quimioterapia. Un tratamiento que, como recuerda Martín, empeora la calidad de vida y está asociado otras comorbilidades. “Retrasar esta terapia lo más posible es un objetivo en sí mismo de las terapias de cáncer de mama hormonosensibles”, apunta.

El inconveniente del tratamiento hormonal, explica Martín, son las resistencias que se generan. Por ello, el siguiente paso fue incorporar a este tratamiento, otros fármacos que retrasaran la resistencias o las inhibieran. “Un ejemplo son los inhibidores de CDK4 y CDK6”. Inhibidores de las enzimas encargadas de regular el ciclo celular.

Su utilización comenzó en segunda línea, tras el fracaso de las hormonas. “Se detectó que cuando se utilizaban en segunda línea, estos inhibidores aumentaban también el tiempo hasta la progresión, hablábamos de cifras de 5 ó 6 meses con la hormona; y 8 meses con el inhibidor más la hormona”.

El siguiente paso fue usarlos en primera línea. “En este caso se vio que el tratamiento daba resultados espectaculares, y en vez de durar doce meses la respuesta, duraba 24 meses de mediana y con algunas enfermas de respuesta a los cuatro o cinco años”, apunta Martín.

Abemaciclib, comercializado por Lilly como Verzenios, reúne un perfil farmacológico que se acerca al ideal del tratamiento médico capaz de contribuir a cronificar el cáncer de mama. “Nos encontramos ante unas simples pastillas capaces de controlar la enfermedad de una forma nunca vista con anterioridad en las pacientes con tumores hormonales, con muy pocos efectos secundarios y muy bien toleradas. Este tipo de datos cambian realmente el manejo del cáncer de mama metastásico”.

“Es fundamental estos tratamientos en primera línea porque son mucho más eficaces y se está aumentando la supervivencia”, insiste el oncólogo.

Abemaciclib aumenta la supervivencia libre de progresión a 28,2 meses, con lo que la duplica frente a la terapia hormonal. “Esto abre una esperanza para las futuras innovaciones que se vayan dando y se vayan secuenciando: tratamientos orales, lo que hará que se pueda retrasar la quimioterapia hasta la etapa más final”.

Se calcula que en España hay cada año 6.000 muertes por cáncer de mama, y de esas, 4.000 son pacientes con receptor hormonal positivo que se podrían beneficiar.

El mecanismo de acción es a través de la inhibición del ciclo celular. Los inhibidores del CDK4 y CDK6 inhiben el checkpoint que permite que el ciclo celular se active con lo que la célula se para y se muere. “Estamos hablando de un tratamiento que aunque por desgracia no es curativo, permite que las enfermas que iban a hacerse refractarias a las hormonas prolonguen el tiempo mientras que son sensibles a la hormona”, acota.