La COVID-19 ha provocado un gran impacto a diferentes niveles. Pero, más allá de las consecuencias que ha tenido durante los últimos meses en el funcionamiento de los sistemas sanitarios, ha puesto de manifiesto algunas de las debilidades e ineficiencias que arrastraban desde antes de la crisis. Con la saturación que han sufrido muchos servicios, se ha detectado que las carencias existentes se deben a la adopción de una visión cortoplacista en la gestión sanitaria.
Para analizar este fenómeno, y las consecuencias que pueden sucederse en el futuro, la consultora PWC y la Federación Europea de Asociaciones de la Industria Farmacéutica (Efpia, por sus siglas en inglés) han publicado el informe ‘Sistemas sanitarios después de la COVID-19. Una perspectiva de futuro sobre los sistemas sanitarios europeos”.
Y es que, la situación de crisis podría tener consecuencias para la población general a largo plazo; en concreto, atendiendo a todos aquellos casos que no han recibido la atención sanitaria que precisaban en los últimos meses. Asimismo, la propia pandemia generará nuevos desafíos a los que atender en el futuro. Entre ellos, en el documento se incluyen el COVID permanente, la vacunación masiva o la previsión de medidas de control ante futuras pandemias.
Las consecuencias de la pandemia crearán nuevas demandas sanitarias para las que los sistemas deben estar prevenidos. Las entidades impulsoras del informe consideran que una de las dificultades pasa por saber donde poner el foco para definir las prioridades estratégicas; por ello, con la publicación del estudio se pretende aportar líneas para generar un nuevo abordaje para esta situación. Así, se han establecido cuatro aspectos principales sobre los que actuar.
Prevención y atención temprana
Potenciar la prevención y la atención temprana sería de gran ayuda para tratar los desafíos existentes antes de la pandemia y exacerbados por la misma. En este contexto, impulsar la innovación sanitaria y poner en marcha estrategias que aporten herramientas para fomentar la atención temprana es de gran importancia.
Asimismo, apuestan por integrar en estos modelos sanitarios todas aquellas perspectivas que afecten al paciente en un abordaje que atienda a todas ellas. Todo esto podría ser utilizado además a la hora de crear abordajes en los que el paciente esté en el centro; también, modelos de pago que tengan en cuenta la eficiencia durante el tratamiento completo que se otorga a los pacientes.
Previsión a largo plazo
Uno de los problemas que se da en muchos sistemas es que se realizan inversiones a corto plazo para solucionar los problemas que se detectan en cada momento. Desde el informe se anima a realizar una planificación a largo plazo, teniendo en cuenta aquellas necesidades de los pacientes que puedan quedar no satisfechas.
También, dirigir parte de estas inversiones a la investigación, impulsando un ecosistema de I+D flexible; por otra parte, integrando nuevas tecnologías como el big data o el Real World Evidence para tratar de identificar aquellos puntos sobre los que actuar. En este contexto, instan a adoptar nuevos enfoques en los ensayos clínicos; animan a mantener un seguimiento en remoto para garantizar que la investigación no se frena ante situaciones extraordinarias como la actual crisis sanitaria.
Impulso de la digitalización
Las conclusiones del informe recogen que uno de los aspectos ‘más positivos’ que deja esta crisis es que se han adoptado servicios de salud digital de manera acelerada. Para seguir esta senda, es necesario invertir en infraestructura digital y, en particular, un enfoque en la gobernanza de datos para garantizar la máxima interoperabilidad entre sistemas.
A este respecto, se señala que para promover adecuadamente la salud digital se debe ofrecer incentivos a los profesionales para asegurar su involucración; consideran que esto significa revisar los modelos de reembolso y analizar de qué manera utilizan estos medios los profesionales en su día a día.
Necesidades de los pacientes
Una de las necesidades expresada a lo largo de los últimos años es diseñar un modelo sanitario en el que el paciente esté en el centro. En este sentido, el documento señala que se debería apostar por reforzar los sistemas asegurando que los pacientes refuercen su confianza en la sanidad.
Para ello, proponen que los profesionales adquieran nuevas habilidades también, como se mencionaba anteriormente, en aspectos digitales. Además, apuntan a ofrecer a los propios pacientes las herramientas e información que les permita comprender mejor su estado salud, empoderándoles para poder mejorarlo.
Unión ante la crisis
La directora general de la Efpia, Nathalie Moll, resalta la importancia de este documento en el que se ha contado con la participación de actores diversos; “la COVID-19 ha puesto a prueba la resiliencia de los sistemas sanitarios de la UE como nunca había sucedido”, manifiesta. A este respecto, indica que “la crisis ha puesto en el foco tanto las fortalezas como las debilidades de cada sistema y en muchos casos las carencias en previsión, equipamiento e infraestructura para actuar ante situaciones inesperadas”. Desde un prisma más positivo, señala que la pandemia ha sacado a relucir “la gran solidaridad entre territorios, la creatividad y la resiliencia, sobre todo por parte de los profesionales que han liderado la lucha contra esta emergencia sanitaria; esto recuerda también la importancia de la salud en una sociedad del bienestar”.
Ahora, Moll considera que “es tiempo de considerar lo que la crisis nos ha enseñado para ver cómo actuar en el futuro”. Desde la Efpia creen que cuando se supere esta crisis, no solo será momento de reconstruir las economías; también adoptar una ambiciosa agenda de reformas en sanidad. Siguiendo este hilo, la directora de la patronal apunta que “el informe identifica diferentes áreas a reforzar, desarrollando nuevos métodos de trabajo para mejorar la resiliencia ante futuras crisis”.
Papel de la industria
Otro de los puntos que plantea Moll es que “la industria farmacéutica ha tenido un papel crucial en la lucha contra la pandemia”. Prueba de ello, recuerda, son “las plataformas de vacunas y tratamientos existentes como resultado de años de investigación”; estas, “han permitido el arranque inmediato de programas de investigación basadas en la experiencia del sector, así como las inversiones que se han acometido para escalar la producción”.
“Estableciendo alianzas entre todos los actores, podremos prevenir la aparición de nuevas enfermedades y mejorar el abordaje de las ya existentes, sobre todo sacando el máximo rendimiento a los datos y la tecnología; establecer y materializar estas uniones a todos los niveles es parte de nuestro compromiso hacia una Europa con una mejor sanidad”, concluye Moll.