M.B. Barcelona | viernes, 27 de octubre de 2017 h |

La importancia de los trabajos colaborativos en la área de cáncer de tiroides (CT) ha sido destacada por Tomás Martín, responsable de la Unidad de Cáncer de Tiroides del Hospital Virgen Macarena de Sevilla, “por fin la cultura de los trabajos colaborativos y multicéntricos en nuestro país es ya una realidad.” Una realidad que se ha puesto sobre la mesa en este congreso. SEEN “Actualmente, en los grandes centros ya se trabaja con equipos multidisciplinares; cirujanos, oncólogos, radioterapeutas, médicos nucleares, etc. No se concibe que el cáncer de tiroides no se trate en un centro especializado porque hay que diseñar un tratamiento que sea el menos lesivo para el paciente y el más eficaz de cara al tratamiento del tumor”. Este hecho, según Martín, “solo se puede dar cuando los medios diagnósticos y los especialistas mejor preparados están trabajando conjuntamente”.

Martín también subrayó la necesidad de sinergias internacionales mediante las guías. “En los últimos años han aparecido, sucesivamente, varias guías de práctica clínica, tipificando la calidad de la atención que precisa este tipo de tumor. Cada cuatro o cinco años está saliendo una guía actualizada que está generando conocimiento de forma continua”. Referente a la guía americana (ATA), Martín destacó que el exceso de nuevos diagnósticos de tumores de baja agresividad no puede conllevar la misma intensidad terapéutica que previamente teníamos en el cáncer de tiroides, tanto en la extensión de la cirugía como en los tratamientos con radioyodo, comprometiendo la seguridad de los pacientes y disparando innecesariamente el coste de la atención de los mismos son el motivo por el cual la ATA se está moviendo hacia prácticas más conservadoras en el tratamiento con un nivel de evidencia tan bajo. “Hay un exceso de tratamiento que hemos arrastrado durante mucho tiempo, utilizando cirugías muy agresivas y tratamientos con yodos en casi todas las ocasiones y ha llegado el momento de poner un poco de racionalidad”. El problema de este tipo de tumores es que “nunca conocemos exactamente cual es su evolución real hasta que no pasan muchos años. Este no es un tumor del que se puedan adquirir conocimientos fiables en cuatro o cinco años sino, probablemente, en 15 o 20 años, por esta razón, las medidas que tomamos ahora son unas medidas proyectivas”.

Una de las controversias mayores es la tiroidectomia total (TT) versus la hemitiroidectomia. Martín ha afirmado que hacen falta más datos. En este tipo de tumores, “si solo medimos la supervivencia de los pacientes, probablemente la ATA pueda tener razón. Si manejamos la recurrencia, es decir, el número de veces que reaparece la enfermedad y el sufrimiento que lleva consigo hasta que un paciente no se ve libre de la enfermedad y tiene que someterse a otro tratamiento quirúrgico, radioyodo o con otra substancia, personalmente creo que no tenemos todavía datos lo suficientemente seguros entre dos y cuatro centímetros como para tomar esta decisión”.