CARMEN M. LÓPEZ Madrid | viernes, 19 de julio de 2019 h |

La investigación en oncología suma y sigue. Al escenario de la inmunoterapia, las terapias dirigidas o la terapia celular se añade la nanomedicina. Una pata de la investigación que, aunque lleva años presente en este campo, está ahora dando los frutos del enorme potencial que puede tener en el abordaje del cáncer.

Desde la Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer (Aseica), María de la Fuente, explica a GM que los nanomedicamentos son biomoléculas asociadas a nanopartículas. Dicho de otro modo, estos fármacos sirven de vehículo a otros tratamientos que no pueden acceder a la célula tumoral por sus características. “Trabajamos con nanosistemas de liberación controlada de fármacos, de tal manera que puedan llevar y transportar fármacos a su lugar de acción: la célula tumoral”, indica De la Fuente. En definitiva lo que se busca es un aumento en la eficacia y una disminución de los efectos secundarios.

Como asegura la investigadora existen una serie de fármacos que tienen problemas para ser trasladados a la clínica. “Por ejemplo, hay medicamentos que son muy activos, pero son muy hidrofóbicos y necesitan un vehículo que pueda favorecer su administración en medio acuoso”. Es aquí donde los nanomedicamentos entran en acción, ya que las nanopartículas pueden atrapar a estos fármacos tan hidrofóbicos para su administración.

En concreto, las biomoléculas que más limitaciones presentan son los péptidos terapéuticos, algunas proteínas, anticuerpos, o terapias génicas. “Son moléculas que se van a degradar, ya que nuestro propio cuerpo tiene encimas que rompen estas moléculas, con lo cual no van a ser aptas”. A esto se suma su tamaño, son muy grandes e hidrocínicas y no pueden atravesar barreras biológicas: acceder, por ejemplo, al interior de la célula. “Estos vehículos por su tamaño tan pequeño sí son capaces de entrar en la célula y si llevan asociadas estas moléculas terapéuticas, además de protegerlas frente a procesos de degradación pueden favorecer que entren en la célula y se libere allí de forma controlada”, apunta De la Fuente.

Por otra parte, también existe un alto interés para los fármacos con una ventana terapéutica muy estrecha, es decir, fármacos que son muy potentes pero también muy tóxicos. “Conseguimos aumentar esta ventana terapéutica y tendrán una mayor oportunidad”.

Su administración también presenta ventajas, ya que además de la vía parenteral se pueden administrar por vía oral o intranasal. La idea es “buscar rutas de administración alternativas a la clásica”.

Además de su pequeño tamaño que favorece su acumulación en tumores, explica De la Fuente, es posible decorarla en su superficie, “por ejemplo, incorporando ligandos que interaccionen con receptores característicos de células tumorales”.

Una gran revolución

Como asegura la investigadora, actualmente la nanotecnología está abriendo una serie de puertas para poder utilizar este tipo de terapias. “Un paso más en la efectividad de las terapias dirigidas y en el uso de estas nuevas opciones terapéuticas, que a pesar de ser tan prometedoras tienen problemas que hacen que no sean fáciles de trasladar”.

Se está investigando para cualquier tipo de tumor, dice De la Fuente, de hecho, actualmente hay una actividad enorme y amplia. “Nosotros llevamos trabajando desde el 2001 pero se ha dado un aumento exponencial y hay muchos desarrollos”.

En su caso, en el Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago, están trabajando en dos áreas: cáncer de pulmón y de páncreas. “El objetivo era ver dónde existen necesidades clínicas no resueltas”. Por ello, en cáncer de páncreas, con el problema que existe en su abordaje, “estamos centrándonos en modular el microambiente tumoral para favorecer el acceso de las terapias”. En pulmón, por su parte, el objetivo es tratar de interrumpir el proceso de metástasis.

Con todo, la materialización de estos avances ya está presente en nuestro país con varios nanomedicamentos comercializados. El futuro, dice la experta, es seguir acompañando al desarrollo de nuevos fármacos. “A medida que se van generando nuevas aproximaciones terapéuticas vamos a tener que estar ahí”. La principal ventaja de la nanomedicina es facilitar la traslación de todas estas innovaciones oncológicas, y por tanto, el desarrollo de la medicina personalizada. “Es importante poder disponer de herramientas que permitan administrar diferentes fármacos novedosos y acelerar el proceso de formulación”, acota la investigadora.


“Los nanomedicamentos dan un paso más en la efectividad de las terapias dirigidas y en el uso de estas opciones”