Desarrollar nuevas terapias para combatir el cáncer es uno de los objetivos de miles de investigadores en el área de la oncología.

En España se han hecho determinados avances en este ámbito, de hecho, el Instituto de Microelectrónica de Barcelona del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), está colaborando en un proyecto internacional que pretende desarrollar nanocápsulas magnetoplasmónicas biodegradables a base de hierro metálico y cargadas de fármaco de quimioterapia, que se controlan externamente con campos magnéticos y luz, para erradicar tumores con una concentración ultrabaja del fármaco.

El proyecto, publicado en la revista ACS Nano, se basa en la colaboración de entidades como el Instituto Catalán de Nanociencia y Nanotecnología (ICN2) y la Universidad Hebrea de Jerusalén (HU).

Objetivos

El objetivo del proyecto es, según ha explicado a Gaceta Médica Borja Sepúlveda, investigador principal, “aumentar la concentración de los fármacos de quimioterapia en el tumor y aumentar su efecto terapéutico localmente en el tumor, para poder así minimizar la cantidad de fármaco inyectado y sus efectos secundarios”.

“Hemos encapsulado un fármaco quimioterapéutico en unas nuevas cápsulas magnetoplasmonicas que se comportan como unos nanoimanes muy potentes y que además son capaces de generar calor local cuando se iluminan con luz infrarroja que tiene alta penetración en los tejidos”, ha explicado el investigador principal.

De esta manera, tal y como ha señalado, han conseguido, con imanes externos, aumentar la concentración de nanocapsulas en el tumor y amplificar el efecto terapéutico cuando se iluminan con un láser infrarrojo. “Esta combinación nos ha permitido eliminar los tumores con una cantidad de fármaco entre 200 y 500 veces más baja que la ventana terapéutica del fármaco libre”, ha afirmado. Los ensayos terapéuticos in vivo se han realizado en ratones sobre modelos de tumores de mama.

“Depositando una fina capa de hierro metálico sobre nanocápsulas cargadas de fármaco, hemos conseguido integrar unos nanoimanes muy robustos, pero estables coloidalmente gracias a su especial configuración magnética, que minimiza la interacción entre ellos e impide su agregación”, ha explicado Sepúlveda.

La mayor limitación de estas nanocápsulas es, en palabras de Sepúlveda, “la profundidad del tumor, ya que, si éste fuera muy profundo, cabe la posibilidad de que los campos magnéticos externos “no fueran suficientes para conseguir aumentar la concentración local”. “Con iluminación en tejidos profundos se podría hacer con baja invasión con endoscopios o fibras ópticas como con una inyección”, ha señalado.

Aplicación en tumores

El estudio ha permitido comprobar que, al mejorar la administración y eficacia de los agentes terapéuticos mediante las nanocápsulas, se puede reducir drásticamente la concentración de fármaco inyectado, lo que podría reducir el período de tratamiento, además de reducir la frecuencia y las dosis de quimioterapia.

Otra ventaja derivada del magnetismo de estas nanoestructuras es que permite, según ha explicado el investigador principal, “visualizar de forma no invasiva la biodistribución de estas y la acumulación en el tumor mediante resonancia magnética”.

Respecto a la implantación de esta tecnología, Sepúlveda ha recalcado que, para que se lleve a cabo, el primer paso es “demostrar que se puede escalar la fabricación, para lo cual tenemos en estos momentos el proyecto de investigación Mapscale”. “También será importante demostrar dentro de este proyecto que es válido para otros fármacos y otro tipo de cáncer”, ha concluido.


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