
El Grupo Geicam de Investigación en Cáncer de Mama ha elaborado una guía para profesionales con ‘Recomendaciones sobre el manejo del paciente con cáncer de mama en la situación de pandemia de COVID-19 en España’. Su presidente, Miguel Martín, explica a GM algunas de las ideas principales del documento.
P. ¿Qué riesgo adicional tienen las mujeres con cáncer de mama frente al Covid-19? ¿Hay alguna particularidad con respecto a pacientes con otros tipos de cáncer?
R. Se supone que depende esencialmente del tipo de tratamiento que estén recibiendo. Las pacientes que están recibiendo tratamiento inmunosupresor se presume que están más expuestas a infectarse y a tener peor evolución, aunque en realidad aún no tenemos datos consistentes que prueben estas relaciones.
Tampoco sabemos si el riesgo de las mujeres con cáncer de mama de infectarse por SARS-CoV-2 es mayor que el de los restantes tumores. Sospechamos que los pacientes cuyos tumores se asocian habitualmente a comorbilidades cardiopulmonares, como el cáncer de pulmón, tienen peor evolución que los restantes pacientes oncológicos, pero esto podría ser debido más a las comorbilidades que al propio tumor o al tratamiento.
En el Servicio de Oncología Médica del Hospital Gregorio Marañón estamos realizando un estudio para analizar la relevancia de todas estas relaciones. Esta pandemia es inédita y por ello desconocemos aún muchas cosas sobre su epidemiología que esperamos puedan aclararse en los próximos meses.
P. ¿Se tiene en cuenta de cara al manejo de estas pacientes en caso de infección por el nuevo coronavirus?
R. Las enfermas con cáncer de mama e infección por SARS-CoV-2 se manejan de forma idéntica a las personas sin cáncer. El único hecho diferencial que ha ocurrido en algunos hospitales es que se ha incluido a los enfermos con cáncer (sin discriminar) entre los que tienen menor prioridad de acceso a UCI en caso de neumonía grave.
Muchas de las enfermas con cáncer de mama están en tratamiento curativo o tienen perspectivas de supervivencia de varios años, por lo que debe revisarse inmediatamente este concepto.
“En nuestro servicio, se ha intentado reducir el riesgo de infección modificando los tratamientos o dando a las enfermas unas vacaciones terapéuticas”
P. ¿Qué recomendaciones básicas en este sentido han de seguir los profesionales sanitarios que las estén tratando?
R. Las recomendaciones sobre cuarentena, higiene de manos, uso de mascarillas si salen a la calle y otras generales encaminadas a reducir el riesgo de contagio deben ser estrictamente seguidas por las enfermas con cáncer de mama.
Respecto a los tratamientos inmunosupresores, mientras no tengamos información más precisa sobre el aumento del riesgo de contagio por coronavirus asociado a su uso, debemos ser precavidos y re-evaluar en cada caso concreto el balance riesgo/beneficio del tratamiento.
En mujeres con tratamiento curativo, en nuestra opinión no se debe suspender el mismo, aunque sí valorar el uso de factores estimulantes de colonias para revertir la mielosupresión. Si aparece infección activa por SARS-CoV-2 durante una quimioterapia curativa, creemos que debe suspenderse el tratamiento quimioterápico hasta que la PCR se vuelva negativa. Las decisiones son más difíciles de tomar en caso de tratamientos paliativos inmunosupresores.
En nuestro servicio, se ha intentado reducir el riesgo de infección modificando los tratamientos o dando a las enfermas unas vacaciones terapéuticas con la esperanza de que en unas semanas la epidemia remita y puedan reanudar el tratamiento.
“Estamos realizando PCR diagnóstica a las enfermas antes de la cirugía y antes de iniciar tratamientos inmunosupresores”
P. ¿Cómo ha repercutido en el tratamiento del cáncer de mama la reestructuración de la atención sanitaria durante el Covid-19?
R.Empezando por el principio, se ha reducido el número de nuevos diagnósticos de cáncer de mama al suspenderse las campañas de cribado en mujeres sanas. La repercusión de la epidemia sobre el tratamiento depende de los centros.
El hospital Gregorio Marañón ha tenido la gran suerte de poder mantener la cirugía del cáncer de mama, que otros hospitales madrileños han tenido que interrumpir. Algunas de las repercusiones de la epidemia ya han sido comentadas en la anterior pregunta (modificación de tratamientos).
En todo caso, hemos tenido que reducir drásticamente las visitas de las enfermas al hospital, postponiendo las revisiones y realizando consultas telefónicas. En la entrada del Hospital de Día y Consultas, hemos establecido un sistema de triaje de pacientes y acompañantes para evitar que aquellos con sospecha de infección entraran en esas instalaciones.
Los enfermos oncológicos con COVID-19 han ingresado en las áreas específicas de tratamiento del virus, no en la planta de oncología. Gracias a la colaboración del Servicio de Microbiología, estamos realizando PCR diagnóstica a las enfermas antes de la cirugía y antes de iniciar tratamientos inmunosupresores, incluyendo por supuesto las enfermas que ya habían testado positivo anteriormente.
“Hay que definir planes de contingencia precisos por si se produce un rebrote”
P. ¿Qué tipo de consultas se han retrasado? ¿Se han primado unos tratamientos sobre otros que exijan menos visitas al centro hospitalario? ¿Cómo puede influir a medio plazo la situación actual en el abordaje del cáncer de mama?
R. Se han retrasado las consultas de revisión rutinaria en pacientes sin enfermedad activa. Cuando ha sido posible, se han substituido tratamientos que exigían muchas visitas al hospital por otros más espaciados. La influencia de la situación actual sobre el abordaje del cáncer de mama y las consecuencias que puede tener para las enfermas dependerán de la duración de la pandemia.
Si se prolonga mucho, deberemos replantearnos la estrategia a seguir no solo en cáncer de mama sino también en otros tumores y otras patologías, porque no podemos permitir que el COVID-19 perjudique indirectamente al resto de las patologías.
P. Una vez que la situación se consiga resolver, ¿qué pasos urgentes habrá que dar en cáncer de mama? ¿Se podrá volver al punto de partida?
R. Deberíamos intentar volver, aunque también definir planes de contingencia precisos por si se producen rebrotes.