En España, se registran unos 4.000 casos anuales de cáncer de páncreas, lo que representa el 2,2 por ciento de los tumores masculinos y el 2,7 por ciento de los femeninos. Su incidencia en nuestro país se puede considerar media, pero con un ascenso muy importante que se inició en los años 50 y que continúa en la actualidad con cifras que desvelan los altos índices de mortalidad de esta enfermedad.
De este modo, supone la tercera causa de muerte, solo por detrás del cáncer de pulmón y de colon, superando a la mortalidad del cáncer de mama. De hecho, se prevé que en 2030 el ADP se convierta en la segunda causa de muerte por encima del cáncer de colon.
Con estos datos, hace unos días saltaba a la primera plana informativa los resultados de una investigación liderada por el Grupo de Oncología Experimental del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), con Mariano Barbacid al frente, que adelantaba la regresión completa de los adenocarcinomas ductales pancreáticos avanzados, tras la inhibición combinada del Receptor del Factor de Crecimiento Epidérmico (EGFR en sus siglas en inglés) y la quinasa c-RAF en ratones genéticamente modificados. Una investigación que, aunque debe seguir su curso, supone un primer paso en este tipo de tumor para el que actualmente hay pocas opciones terapéuticas.
Precisamente, el Grupo de Tratamiento de Tumores Digestivos ha dado el pistoletazo de salida a un curso virtual en estos tipos de enfermedades. Uno de sus directores, Enrique Aranda, explica que los avances en el campo de digestivo son enormes. “Se ha profundizado más en el conocimiento molecular de los tumores digestivos. Además van llegando tratamientos y la innovación es importante”, apunta. Si bien, el reto sigue siendo el cáncer de páncreas, ya que debido a su aparición tardía, a las características del microambiente y al tipo de tumor que representa “los avances no se están dando a la misma velocidad que el cáncer de colon y recto”.