Cómo de frecuente es el dolor de cabeza en las personas con gripe, por qué aparece la cefalea, cuánto tiempo dura, qué implicaciones tiene en el pronóstico de los pacientes o cómo es el dolor de cabeza son algunas de las preguntas que se han abordado en una investigación llevada a cabo en Castilla y León a través del estudio InfluenCEF.

Este estudio ha sido realizado en colaboración de técnicos y expertos de la Dirección General de Salud Pública e Investigación, Desarrollo e Innovación de la Gerencia Regional de Salud, la Red Centinela Sanitaria de Castilla y León -formada por más de cien profesionales sanitarios repartidos por toda la Comunidad-, los servicios de Microbiología y Neurología del Hospital Clínico Universitario, el Centro Nacional de Gripe de Valladolid y la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid. Además, parte esencial de la investigación ha sido el trabajo llevado a cabo por la Red Centinela Sanitaria de Castilla y León.

InfluenCEF cuenta con diferentes objetivos específicos, como determinar los factores asociados a la presencia de cefalea para determinar su posible causa, evaluar las diferencias en el pronóstico en función de la presencia de cefalea, caracterizar el fenotipo clínico de la cefalea como manifestación de la gripe, su diferenciación de otras cefaleas y la búsqueda de posibles elementos distintivos. También pretende analizar la duración este síntoma de la infección por gripe y calcular predictores de mayor duración, lo cual podría diseñar estrategias para su prevención.

Con los datos obtenidos se pretende contribuir a entender mejor este síntoma de una enfermedad que, a pesar de disponer de vacunas efectivas, todavía produce cada año más de 650.000 muertes en el mundo y en torno a 5.000 en España.

Tres investigaciones

En concreto, se han realizado tres estudios separados. En el primero, publicado en la revista oficial de la Academia Europea de Neurología, se evaluó a más de 8.000 personas que habían tenido una infección gripal confirmada en laboratorio entre los años 2010 y 2022, y se observó que dos terceras partes habían referido dolor de cabeza como uno de los síntomas experimentados durante la infección. Se observó también que no todos los tipos de virus de la gripe tenían el mismo riesgo de provocar dolor de cabeza, sino que este es más frecuente en las personas infectadas por los virus de gripe B, comparado con los virus de gripe A.

En segundo lugar, otro estudio publicado en la revista oficial de la Federación Europea de Cefaleas mostró que las personas que tenían dolor de cabeza sufrían con mayor frecuencia otros síntomas, como dolores musculares, cansancio, escalofríos, molestias faríngeas, fiebre o molestias gastrointestinales. Estos datos sugieren que el dolor de cabeza podría tener relación con la respuesta del sistema inmune frente a la infección, más que con el propio efecto del virus, ya que estos síntomas son frecuentemente observados en otras infecciones y procesos inmunológicos, incluso también tras la vacunación. Esta respuesta inmunitaria más eficiente también podría estar respaldada por el hecho de que las personas que presentan dolor de cabeza tienen un 54 por ciento menos de riesgo de ser hospitalizadas que quienes no lo padecen.

Un dato a tener en cuenta es que, pese a ser frecuente y vincularse a un mejor pronóstico, el dolor de cabeza es muy molesto y en algunas ocasiones incapacitante. Las personas con dolor de cabeza tuvieron un 34 por ciento más de absentismo laboral y escolar en comparación con las personas que no lo sufrieron.

Finalmente, en el tercer trabajo se investigó a personas que habían tenido la infección gripal de manera reciente, y se intentó aclarar si este dolor de cabeza tenía alguna característica única que permitiese distinguirlo del de otras infecciones o enfermedades. Se observó que el dolor de cabeza podía parecerse al que tienen las personas con migraña o cefalea tensional, y que en otros casos podía ser similar al que sufren pacientes con otras infecciones, como COVID-19. Afortunadamente, la duración del dolor de cabeza fue, en la mayoría de los casos, de unos cuatro días, y tuvo buena respuesta a los tratamientos.