En el marco de Ectrims 2018, la compañía Roche celebra en Berlín el III Foro Español de Esclerosis Múltiple. Los nuevos tratamientos que llegarán en breve, explica a GM uno de los ponentes, Luis Brieva, neurólogo del Hospital Universitario Arnau de Vilanova, les otorgan una gran eficacia, junto con datos de seguridad adecuados lo que favorecerá, en su opinión, su uso en fases menos avanzadas de la enfermedad con mayor opción a evitar discapacidad a largo plazo que cuando se retrasan las alternativas más eficaces por sus riesgos.
El especialista subraya que ocrelizumab (desarrollado por Roche como Ocrevus), será el primer fármaco que se usará en formas de esclerosis múltiple (EM) puramente progresivas que, aunque son una minoría, preocupan especialmente por la falta de tratamientos eficaces en esta fase degenerativa.
Este tratamiento constituye una esperanza, en palabras del neurólogo, para estos pacientes con esclerosis múltiple primaria progresiva (EMPP) sobre todo en fases precoces donde suele haber también mayor componente inflamatorio visible en resonancia magnética y por tanto más opción de frenar la progresión. “Se debe seguir investigando, no obstante, para conseguir frenar el avance de la enfermedad cuando no hay inflamación visible y predominan otros mecanismos peor conocidos”, destaca.
El neurólogo añade que en EMPP puede resultar difícil evaluar el efecto al tratarse de cambios lentos con medidas de resultados basadas en datos clínicos poco sensibles y no en biomarcadores fiables. En este sentido, recuerda que la tecnología SIMOA y la determinación de neurofilamentos de cadena ligera en sangre (sin necesidad de disponer de líquido cefalorraquídeo y por tanto sin punción lumbar) son algunas de las herramientas que podrían ser utilizadas en la monitorización del paciente en los próximos años, aunque aclara que está pendiente de validación.
En el europeo de esclerosis múltiple, explica, ocrelizumab tratará de demostrar a través del estudio Oratorio Hand su acción sobre la funcionalidad de extremidades superiores en pacientes con EMPP avanzada. Asimismo, se presentarán resultados de un estudio fase II con Ibudilast que ha demostrado beneficio en atrofia cerebral por resonancia en pacientes con EMPP. Seguramente se planteará un estudio fase III con esta sustancia para valorar la relevancia clínica de este hallazgo, resume Brieva.
Atención a otros síntomas
Más allá del control clásico, la neuróloga del Hospital Puerta del Mar, Lucía Forero, plantea en este foro hasta dónde es posible llegar. “A medida que aparecen tratamientos más eficaces hay menos brotes y menos discapacidad y empezamos a centrarnos en síntomas más sutiles, como el deterioro cognitivo, con muchos estudios en marcha, o la fatiga, que resultan altamente incapacitantes”, indica.
Además, añade que la resonancia permite ya medir de forma estandarizada la atrofia cerebral, otra variable que importa desde hace varios años a los especialistas, a pesar de que todavía se desconoce su repercusión clínica exacta.