La idea del Instituto de Salud Carlos III de amalgamar hospital público e instituto de investigación está dando un vuelco a la medicina española. Ejemplos de ello son IdiPAZ de La Paz (Madrid), VHIR de Vall d’Hebron (Barcelona) e IDIVAL, del Hospital Marqués de Valdecilla (Santander).
A la cabeza de IdiPAZ su director científico, José Luis López-Sendón, abre fuego con algo que podría resultar evidente: “la mayor revolución que ha producido esta unión es el cambio de mentalidad en los hospitales en los últimos 10 o 12 años”. Añade que “la investigación se veía por una amplia mayoría como un robo al tiempo dedicado a la asistencia, como un capricho de alguien que sobrecargaba al personal”. Sin embargo, 10 años en los institutos suponen un segundo en la historia de la medicina.
IdiPAZ cuenta con 9 áreas de conocimiento. “La más potente es la de neurociencias. También la de cardiovascular. Asimismo, el programa de trasplante infantil a nivel europeo junto con el área de las enfermedades infecciosas. Y otra gran área es la de la innovación en tecnologías de inteligencia artificial. Va a dar un vuelco a la medicina”, explica López-Sendón.
“En cardiología hay un programa para identificar a las personas que tienen cardiotoxicidad por tratamientos quimioterápicos y en neurociencia se están investigando aspectos de la recuperación de la función neuronal. Lo que hacen los científicos es poner un granito de arena sobre otro granito de arena y de vez en cuando sale un Turing o un Fleming. Es una carrera de fondo”, recalca López-Sendón.
Los equipos tienden a ser cada vez más multidisciplinares. Equipos médicos que trabajan en paralelo con ingenieros, farmacólogos, bioquímicos… .
“Partiendo de que los institutos de investigación han sido una idea genial del Instituto de Salud Carlos III, han cambiado la mentalidad de la gente del hospital. Además, es primordial que en el área de la investigación biomédica, vayan la básica y la clínica unidas. Otro de los objetivos es identificar las enfermedades que van a ser más relevantes para la población viva, porque va a haber un grupo tremendo de enfermedades cardiovasculares y enfermedades neurológicas que hasta ahora eran insólitas (por ejemplo, el suicidio, la demencia…), especifica López-Sendón. Y concluye: “el diálogo entre la sociedad y la ciencia está en los albores. Se necesita no solo dar la noticia sino educar a la población y eso es una labor que se tiene que hacer con un equipo de profesionales de la información, de la universidad y con los investigadores que están en los hospitales”.
VHIR, organización en eCORE
La investigación en Vall d’Hebron se remonta a los años 60, aunque fue en 1994 cuando se constituyó oficialmente lo que ahora es el Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR). Nació con la intención de apoyar los proyectos de investigación clínica y la realización de ensayos clínicos (investigación traslacional).
“Desde el año 2022, la organización del VHIR se basa en eCORE (espacios colaborativos de investigación) orientados a retos de salud, como son la salud global; las enfermedades crónicas y prevalentes y el envejecimiento; la salud de la mujer, infantil y las enfermedades minoritarias; el cerebro, la mente y el comportamiento; y el cáncer. Además, hay dos eCOREs transversales: Medicina Personalizada, Diagnóstico Innovador, Imagen Molecular y Salud Digital y Terapias e Intervenciones Avanzadas, Nanomedicina, Trasplante y Donación”, detalla Patricia Pozo Rosich, vicepresidenta del Comité Científico Interno del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR).
“Ahora contamos con la Unidad de Apoyo a la Investigación Clínica (USIC), esencial para dar apoyo a los ensayos clínicos. En cuanto a tecnología, también disponemos de la Unidad de Alta Tecnología (UAT) que proporciona a los investigadores equipamiento de última generación y asesoramiento técnico especializado”, explica la también jefa de Sección del Servicio de Neurología de Vall d’Hebron.
Los estudios clínicos han pasando de 600 en 2017 a 849 en 2021. La mayor parte de ellos en las primeras fases de investigación (fases 1-2 y 3). Y el número de pacientes casi se ha duplicado en los últimos cinco años, hasta 1.067 en 2021. Lo mismo ha sucedido con las publicaciones científicas, que han pasado de poco más de 1.000 en 2017 a 1.641 en 2021. Además, el 59 por ciento han sido en revistas del primer cuartil.
Desde el punto de vista científico, tienen previsto contar con la última tecnología en terapia génica y también con un nuevo ciclotrón que permitirá el desarrollo de nuevas herramientas de diagnóstico y de tratamiento basadas en radioisótopos.
IDIVAL, una potencia en inteligencia artificial
La investigación en Valdecilla está en el ADN del hospital, fundado en 1929 por el Marqués de Valdecilla. “Tenemos 5 áreas de investigación con 30 grupos de investigación. Son área de cáncer, de la neurociencia, área de patología de sistemas, de desarrollo y diagnóstico tecnológico y un área transversal (donde caben desde salud pública, epidemiología, enfermería atención primaria…). Incluso tenemos un grupo de economía de la salud, un grupo de derechos sanitarios y un grupo de ingeniería fotónica”, apunta Marcos López Hoyos, director científico del Instituto de Investigación Valdecilla (IDIVAL).
Con cerca de 800 investigadores adscritos, “nuestras dos líneas estrella son: la de ensayos clínicos en fases precoces (que forma parte de la plataforma SCReN) y un proyecto que desarrollamos en medio de la pandemia. Se trata de Cohorte Cantabria. Lanzado en plena pandemia. “Quisimos reclutar población de Cantabria para estudiar problemas de salud. Con 2 requisitos, que fueran residentes en la comunidad y que tuvieran entre 40 y 69 años. Se ha reclutado a 21.000 voluntarios.
Sin embargo, no es la única. Existen otras cohortes dentro del instituto que también gozan de prestigio más allá de nuestras fronteras. Es el caso de la Cohorte Valdecilla. “Se trata de un estudio de enfermedades neurodegenerativas y en las que en somos parte importante de múltiples proyectos internacionales” y de la Cohorte Camargo, “que en principio nació para estudiar problemas relacionados con el hueso en población posmenopáusica y a la que ahora ya estamos derivando a otros problemas de salud. Y además tenemos unas cohortes en patología hepática en concreto en hepatitis C e hígado graso (que es la patología hepática que tiene más prevalencia). De hecho, nuestro instituto y el grupo de digestivo del instituto fue el que lideró todo el plan de erradicación de hepatitis C en el país”, apunta el también jefe de Servicio de Inmunología del hospital Valdecilla.
Con todo, hay un campo que tiene un pie a caballo ente el presente y el futuro, donde Valdecilla ya tiene mucho que decir. Es el de la inteligencia artificial. “Para nosotros es fundamental. Somos potentes en ingeniería fotónica, lo que hay que ver es cómo manejarla en el diagnóstico. Nos enfrentamos claramente a la ciencia de datos, la investigación en biomedicina, que hoy en día que se apoya en bases tecnológicas y metodológicas. Manejamos una cantidad de datos ingente. En el entorno de un hospital como Valdecilla se manejan más datos que en muchas de las empresas del Ibex35”, subraya López Hoyos. En explotar toda esa información que aporta un ingente conocimiento está el camino de este hospital.
El máximo responsable de IDIVAL cuenta a GM que su proyecto estrella “es un proyecto de medicina personalizada que se basa en muestras, pero sobre todo en datos. De la medicina personalizada e investigación en Big Data confían en obtener información que redunde en el bienestar de los pacientes.
“Es algo que va a cambiar las maneras de actuar en sanidad en los programas de salud. Uno de los grandes desafíos de los centros de investigación sanitaria. En ese sentido estamos coordinados con diferentes equipos que nos permiten esa integración desde la básica hasta la clínica. Hay un grupo de ingeniería fotónica colaborando con el servicio de neurología, de rehabilitación, de cardiología…y además queremos aproximarnos al grupo de supercomputación que tenemos dentro de la Universidad de Cantabria”, prosigue López Hoyos.
“La medicina hoy en día no es solo de médicos, no es solo de biólogos, es de cualquier ciencia en la que podamos obtener información y conclusiones de unificar todos los datos que estamos recogiendo a diario. Está cambiando la manera de trabajar, estamos en un continuo reciclaje. Las empresas de inteligencia artificial y de datos afectan continuamente a lo que nuestra labor. Eso está ya aquí, es presente”, asegura el director científico de IDIVAL.