C. S. Madrid | viernes, 07 de octubre de 2016 h |

El desconocimiento acerca de las enfermedades neurológicas y sus signos de alarmas llevó a la Sociedad Española de Neurología (SEN) y la Fundación del Cerebro a organizar anualmente la Semana del Cerebro, que este año se ha celebrado del 3 al 7 de octubre bajo el lema ‘Tu cerebro es vida, cuídalo’.

Uno de los objetivos de esta octava edición es potenciar la prevención activa del cerebro y para conseguirlo un autobús informativo y de diagnóstico ha recorrido la geografía española, al tiempo que realizaba pruebas diagnósticas y de agilidad mental. Asimismo, el vehículo ha contado con una zona para la realización de pruebas de agilidad mental.

“Fue en la cuarta edición cuando empezamos a hacer pruebas neurológicas, como el doppler para ver las carótidas, o electromiogramas, para comprobar cómo están los nervios de los pacientes”, explica a GM Jesús Porta-Etessam, director de la Fundación del Cerebro, quien incide en que estas patologías son “tan variadas, que se podría hablar de cada una de ellas de manera independiente”.

Pese a que la enfermedad neurológica más frecuente y discapacitante es la migraña, no existe apenas concienciación social, como asegura el director. En cambio, la población está más familiarizada con el ictus o el alzhéimer.

El caso del ictus es especialmente llamativo porque, como explica Porta, aunque hay un mayor conocimiento y sensibilidad acerca de esta patología, son muchas las personas que no reaccionan apropiadamente ante determinados signos o señales de alarma. Ignorándolos, “se pierde un tiempo de oro para el cerebro”, recuerda.

La enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Parkinson (EP) la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), la epilepsia o la esclerosis múltiple (EM) son algunas de las patologías sobre las que se ha hecho hincapié estos días y que han experimentado “un cambio radical” en los últimos años con la llegada de nuevos tratamientos y avances en el diagnóstico.

Arsenal terapéutico

Al respecto, Pablo Irimia, vocal de la SEN, resalta que con la introducción de tratamientos para el ictus agudo del ictus y las unidades de ictus “se ha mejorado mucho el cuidado de los pacientes, consiguiendo disminuir la mortalidad y la discapacidad”.

En relación con la EM, en los últimos años se ha experimentado un crecimiento en las posibilidades de tratamiento muy importante. “No contamos con tratamientos curativos, pero sí permiten disminuir la discapacidad”, apostilla. Sin embargo, aprovecha para insistir en que “se echa en falta” disponer de opciones eficaces para tratar determinadas enfermedades como el alzhéimer o el párkinson.

“Disponemos de alternativas que controlan los síntomas, por ejemplo cirugías que ayudan a controlar la EP pero no se dispone de ningún medicamento que frene la evolución de la patología”, continúa Irimia, al tiempo que añade que los especialistas esperan que algunos de los fármacos de los que se están haciendo ensayos clínicos obtengan resultados positivos para dar esperanza. “Necesitamos algún tratamiento que verdaderamente frene de forma clara la enfermedad y consiga disminuir el número de enfermos con los que nos encontramos anualmente en las consultas”, recalca.

La estimulación cerebral profunda (ECP) es una de las opciones neuroquirúrgicas para avanzadas para abordar los daños motores de la EP, pero no todos los pacientes pueden ser candidatos. “El número de estrategias es limitado y además conlleva a que todos los pacientes que tienen estas enfermedades se puedan beneficiar”, comenta el vocal de la SEN.

La necesidad está clara: contar con nuevos medicamentos que permitan tratar a más personas. El problema, su precio. “Hay que mantener un SNS sostenible, por lo que la única manera de conseguirlo es estableciendo un equilibrio para que el precio de los fármacos no suponga un encarecimiento importante de la asistencia de los pacientes”, explicó.

No resulta extraño que ambos especialistas destaquen que les gustaría poder utilizar “muchas más indicaciones” de las que están actualmente aprobadas. No obstante, señalan que es necesario entender que “la sanidad tiene un presupuesto limitado y que, por tanto, se debe tratar de establecer ciertos límites”.

Finalmente, Irimia subrayó que la situación de la neurología en España es “globalmente buena” aunque debido al envejecimiento de la población y al aumento de la incidencia de enfermedades neurológicas, será necesario contar con más especialistas de esta rama.

“Si nos comparamos con otros países europeos, no estamos en la peor situación pero tampoco estamos en la ideal”, menciona. Se refiere a que la media en Europa, es de unos cinco neurólogos por cada 100.000 habitantes. Una cifra que no se da en nuestro país o, al menos, no en toda la geografía española por igual. Así, mientras que Navarra se supera esa cifra, en Asturias, País Vasco o Cantabria se sitúan en torno a 4,4 y en Andalucía, por ejemplo, están por debajo de tres por cada 100.000.

Cuidar el cerebro

Realizar actividades que estimulen la actividad cerebral que permitan mantenerse mentalmente activo como leer, escribir, memorizar números de teléfono, etc.

Ejercitar algún tipo de actividad física de forma regular.

Potenciar las relaciones sociales y afectivas evitando la incomunicación, el aislamiento social y el estrés.

Mantener una dieta equilibrada. Evitar el exceso de grasas animales y de sal y potenciar el consumo de frutas y verduras.

Llevar hábitos de vida saludables y dormir aproximadamente ocho horas diarias.

Controlar la hipertensión, dado que es el principal factor de riesgo de enfermedades cerebrovasculares como el ictus.

Proteger el cerebro contra las agresiones físicas del exterior mediante la utilización sistemática del cinturón de seguridad en los vehículos y del casco cuando se viaja en moto.