El cigarrillo electrónico irrumpió en Estados Unidos hace una década y aunque desde un primer momento los expertos desaconsejaron su uso, en la medida que favorece un actitud de tolerancia hacia el tabaco convencional, hasta hace poco existían pocas pruebas sobre su influencia en la salud de los usuarios.
Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de California, publicado en la revista JAMA Cardiology, ha encontrado evidencias que vinculan el uso de e-cigarrillos con un aumento del riesgo cardiovascular.
El trabajo, realizado sobre 42 personas, encontró que 23 de los participantes, que eran usuarios habituales de cigarrillos electrónicos, tenían más tendencia a mostrar dos factores de riesgo cardiovascular que el resto de los 19 participantes que no empleaban estos dispositivos.
Los factores de riesgo eran estrés oxidativo, que bloquea la capacidad del organismo de defenderse frente a los radicales libres, y niveles más elevados de adrenalina en el corazón, que puede conducir a un aumento de la frecuencia cardiaca e hipertensión.
Holly Middlekauff, profesor de Medicina en la división de Cardiología de la Universidad de California y coautor de este trabajo, aseguró que estos resultados son bastante sorprendentes porque está ampliamente extendida la idea de que este tipo de cigarros son menos dañinos que el tabaco. “A pesar de ello, encontramos el mismo tipo de anormalidades en los usuarios de los cigarrillos electrónicos que los que son reportados en fumadores, y estas anormalidades están asociadas a un mayor riesgo cardiovascular”.
No obstante, los autores subrayan que los hallazgos solo muestran una asociación, no una relación causa efecto entre los cigarrillos electrónicos y el riesgo cardiaco.
Su consejo, subrayó Middlekauff, “es que quien no fume tabaco no empiece a usar e-cigarrillos, ya que no son inofensivos”.