A mayor número de pasos en la manipulación de la vacuna durante el acto vacunal, mayor probabilidad de error en la administración de esta. Esta es una de las conclusiones de un estudio llevado a cabo por el Consejo Nacional de Enfermería, con la colaboración de Sanofi, en el que han participado 200 enfermeras de centros de salud públicos de las Comunidades Autónomas de Madrid, Murcia y Andalucía

El objetivo del trabajo ‘Estudio de Aceptabilidad de la Vacuna Pediátrica’ es conocer la valoración de las enfermeras respecto a los dispositivos de bioseguridad, la utilización de vacunas ‘listas para usar’ y las medidas para prevenir errores durante la vacunación.

Cabe señalar que, en el contexto de la inmunización, la forma de presentación de las vacunas puede ser de 2 formas diferentes: vacunas que necesitan ser reconstituidas antes de ser usadas (reconstituidas) y vacunas líquidas listas para usar.

“Las vacunas reconstituidas, no listas para usar, son aquellas que llevan un soluto y necesitan una parte líquida, que es el disolvente. Por tanto, para administrarlas hay que realizar primero una reconstitución de las mismas. Necesitan este paso intermedio para conseguir realmente el medicamento final, en este caso la vacuna”, explica a GACETA MÉDICA Inmaculada Cuesta, enfermera y matrona, y secretaria de la Asociación Nacional de Enfermería y Vacunas (ANENVAC).

Las enfermeras han destacado en este trabajo la necesidad de administrar las vacunas con dispositivos de bioseguridad, en formato ‘listas para usar’, para mejorar la seguridad de la vacunación, evitar errores y disminuir el tiempo durante el proceso de la vacunación.

“Una vacuna que puedes administrar directamente es mucho más fácil de utilizar porque evita los errores derivados de la manipulación que necesita una reconstitución previa”

Inmaculada Cuesta, enfermera y matrona, y secretaria de la Asociación Nacional de Enfermería y Vacunas (ANENVAC)

Riesgo de errores

En este estudio se evidenció una elevada preocupación por parte de las enfermeras por cometer errores durante la preparación y administración de las vacunas, siendo las profesionales de Murcia (83%) las más preocupadas por ello en comparación con Madrid (80,6%) y Andalucía (70,8%). El riesgo de cometer errores en la preparación se reduce substancialmente con el uso vacunas líquidas, así lo afirman un 91,5% del colectivo de enfermería de Murcia; un 91,4% (Madrid) y en 70,8% (Murcia) vs. una reducción del riesgo del 28,6% (Madrid); 19,9% (Andalucía) y 16,6% (Murcia) con el uso de vacunas reconstituidas.

“Una vacuna que puedes administrar directamente es mucho más fácil de utilizar porque evita los errores derivados de la manipulación que necesita una reconstitución previa”, continúa la enfermera, quien especifica que si, por ejemplo, no mezclas el soluto con el disolvente, “puedes no vacunar a esa persona correctamente”, añade.

Un error implica la identificación de este, la comunicación y notificación a los padres. Lo que implica el tener que volver a citar de nuevo al paciente para administrar la vacuna de forma correcta. Esta situación trae consigo una carga emocional para la propia enfermera, los padres y el niño. “Es una carga personal y profesional que redunda de forma negativa en la confianza en la vacunación”, insiste la especialista. “Volver a citar para la administración de la vacuna correcta supone, además, la “reinversión” del tiempo necesario para subsanar el error cometido”. añade

En definitiva, a la práctica totalidad de las enfermeras pediátricas (87,6%) les genera algún tipo de preocupación usar vacunas que necesitan ser reconstituidas antes de ser usadas. Entre las preocupaciones que destacan por encima del resto están: el riesgo que tienen de cometer errores de administración, la flexibilidad limitada una vez que está preparada la vacuna y el riesgo de contaminación de la aguja.

“El acto vacunal tiene que ser seguro antes, durante y después. Sobre todo, es muy importante evitar errores para que ese acto sea de calidad y reporte beneficios, tanto para el profesional que administra la vacuna como para el paciente”

Inmaculada Cuesta, enfermera y matrona, y secretaria de la Asociación Nacional de Enfermería y Vacunas (ANENVAC)

Ahorro de tiempo y costes

Por otro lado, aparte de reducir los posibles errores de inmunización, la simplificación de la preparación y administración de las vacunas ahorra tiempo.

El ‘Estudio de Minimización de Costes y Oportunidades de Vacunas Totalmente Líquidas’, llevado a cabo por un panel de expertos de gestores de Salud Pública y un panel expertas en el campo de la Enfermería y Vacunación, con la colaboración de Sanofi, ha concluido que en España el uso de vacunas completamente líquidas supondría un ahorro de tiempo de 62,94 horas al año por cada 100.000 habitantes.

También supondría un ahorro en coste de gastos de Enfermería y aquellos asociados con evitar errores durante la administración de 2.220,5€ cada 100.000.  El ahorro total que supondría a nivel nacional se situaría en torno a 1,1 millones de euros.

“El acto vacunal tiene que ser seguro antes, durante y después. Sobre todo, es muy importante evitar errores para que ese acto sea de calidad y reporte beneficios, tanto para el profesional que administra la vacuna como para el paciente. Un error puede generar un problema de adhesión al resto de programas de vacunación”, recuerda la enfermera.

Los resultados demostraron que las vacunas totalmente líquidas, al reducir el número de pasos en la manipulación de la vacuna, pueden evitar errores en su manejo y administración de la vacuna al tiempo que permiten hacer un uso más eficaz del tiempo, reducir la carga de trabajo y mejorar la calidad de la visita con el paciente.

“Los dispositivos de bioseguridad de las vacunas son mecanismos que evitan tener un accidente biológico. Es decir, evitan los pinchazos accidentales después de administrar la vacuna”

Inmaculada Cuesta, enfermera y matrona, y secretaria de la Asociación Nacional de Enfermería y Vacunas (ANENVAC)

Dispositivos de bioseguridad

Seis de cada diez enfermeras pediátricas reconocen haber utilizado vacunas con dispositivos de bioseguridad durante el año al que se refiere este estudio (2017) y prácticamente la totalidad (91,6%) valoran de manera muy positiva que en las vacunas se incluyan: Andalucía (92,3%), Madrid (91,9%); Murcia (90,7%).

“Los dispositivos de bioseguridad de las vacunas son mecanismos que evitan tener un accidente biológico. Es decir, evitan los pinchazos accidentales después de administrar la vacuna”, señala Cuesta.

A modo de conclusión ambos estudios, realizados entre el colectivo de enfermería pediátrica, evidencian la necesidad de administrar vacunas con dispositivos de bioseguridad, en formato que no requiere reconstitución para mejorar la seguridad del proceso de vacunación, evitar errores de administración y disminuir el tiempo del proceso de vacunal para poder reinvertirlo en otras actividades de naturaleza asistencial y formativa.


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