Las infecciones han sido la principal causa de muerte a lo largo de la historia de la humanidad. Por ello, no es de extrañar que Alexander Flemming recibiera el premio Nobel de medicina en 1945 tras descubrir la penicilina, el primer antibiótico de amplio espectro, capaz de curar multitud de infecciones bacterianas que de otro modo llegan a ser mortales. Sin embargo, en el mismo acto en el que Flemming recogió su Nobel, advirtió de que las bacterias eran capaces de generar resistencia a los antibióticos, y actualmente la rápida expansión de esta resistencia amenaza con devolvernos a la era pre-antibiótica.
El avance de la RAN (llamada el tsunami silencioso) y el déficit en generación de nuevos antibióticos está obligando a la comunidad científica y sanitaria a pensar en alternativas para disminuir el impacto de las infecciones multirresistentes. Y en esta línea, los enormes avances en tecnología de vacunas en los últimos tiempos, así como su papel fundamental en el control de la pandemia COVID, han puesto de manifiesto el potencial de esta herramienta (poco considerada hasta ahora) en la lucha contra la RAN.
Steve Baker, actualmente catedrático de Salud Global en la universidad de Cambridge y reputado experto en resistencias antimicrobianas tras pasar 12 años de su carrera investigadora como desplazado de la Universidad de Oxford en Ho Chin Mihn (Vietnam), uno de los epicentros de las infecciones multirresistentes, nos da su opinión sobre la situación actual y perspectivas de la RAN, y sobre opciones a considerar en nuestros esfuerzos por controlar esta crisis sanitaria.
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Pregunta. ¿Podría comentar acerca de la evolución de la prevalencia y distribución de la resistencia a antibióticos (RAN) en todo el mundo?
Respuesta. La evolución de la RAN es algo que sabemos que existe desde el descubrimiento de los antibióticos. Sin embargo, quizás no podríamos haber predicho la rapidez con la que surgen y se propagan las bacterias resistentes a antibióticos. Para muchas de las bacterias que nos preocupan, una vez que surge la resistencia y se detecta, puede ser demasiado tarde, ya que en ese momento la bacteria resistente puede estar presente ya en muchos países diferentes.
En el caso de los patógenos que causan enfermedades gastrointestinales (como la diarrea más o menos severa), es factible que, una vez que surja la resistencia a un nuevo fármaco, éste pueda convertirse en el organismo dominante a nivel mundial en un par de años. Es por eso que la RAN es un problema global.
P. ¿Qué consecuencias tendría la propagación de bacterias multirresistentes para nuesta salud y estilo de vida?
R. Hemos sido testigos de la capacidad devastadora de la COVID-19 en un poco más de un año. Por el contrario, los organismos multirresistentes existen desde hace décadas, pero cada vez se están volviendo más comunes y actualmente ya podemos identificar cepas muy problemáticas en hospitales y centros de salud de todo el mundo. Esto significa que todos estamos en riesgo de padecer infecciones con difícil tratamiento, incluso podemos ser portadores de organismos multirresistentes sin saberlo. Si las personas desarrollan una enfermedad con ellos, ésta es difícil de tratar (a veces imposible de tratar) y puede necesitar antibióticos inyectables y costosos.
P. Imagínese nuestra sociedad dentro de 30 años, ¿Cómo se ve el escenario de la RAN?
R. Ese es un pensamiento preocupante. Evidentemente, es difícil predecir el futuro, pero todos los datos muestran una trayectoria a peor. La resistencia a antibióticos ha aumentado constantemente en las últimas décadas y es probable que las infecciones intratables se vuelvan más comunes y afecten a una población mayor.
“Se prevé que en 2050 las muertes relacionadas con resistencia a los antimicrobianos superarán el número de muertes por cáncer, por lo que es imperativo que actuemos ahora”
P. ¿Cuáles son las iniciativas clave en desarrollo a nivel mundial, dirigidas a combatir el aumento y la propagación incontrolados de la RAN?
R. Tenemos varios programas en desarrollo de infraestructura para mejorar nuestra capacidad de cuantificación y vigilancia de la RAN. Además, existen programas destinados a reducir el consumo de antimicrobianos en animales y seres humanos. Sin embargo, esto es solo el comienzo del proceso y necesitamos programas y objetivos más integrados para reducir el uso de antimicrobianos a nivel mundial y desarrollar nuevos enfoques para matar microorganismos sin antibióticos.
P. Desde su punto de vista, ¿existen herramientas adicionales disponibles y actualmente infrautilizadas para mitigar la crisis de la resistencia a antimicrobianos?
R. Estoy convencido de que infrautilizamos la tecnología de las vacunas y otros aspectos de la respuesta inmunitaria que podrían explotarse mejor para reducir la carga de enfermedades. También damos uso generalizado a las últimas clases de antibióticos desarrollados sin investigar si los grupos más antiguos pueden funcionar. Probablemente necesitemos investigar algunas clases más antiguas intentando explotar cualquier utilidad que nos quede en ellas.
P. ¿Cómo podrían contribuir las vacunas a combatir la RAN?
Siempre es mejor prevenir que curar. Si prevenimos las enfermedades causadas por las bacterias resistentes a los antimicrobianos, no es necesario que las tratemos. Las vacunas serán una plataforma clave para reducir el impacto de las infecciones por la RAN, y es importante desarrollar vacunas para prevenir infecciones por las bacterias más resistentes.
P. ¿Cuáles son los desafíos actuales que limitan el uso de vacunas en la prevención de la RAN?
R. Necesitamos nuevas vacunas. Tenemos muy pocas vacunas que se dirijan a las bacterias y ninguna que se dirija específicamente a las bacterias con más problemas de multirresistencia. Tenemos las tecnologías, por lo que ahora debemos averiguar cómo podemos usar los nuevos enfoques de vacunas para hacer vacunas contra las bacterias resistentes a los antimicrobianos.