Un estudio multicéntrico nacional con datos de nueve hospitales concluye que una elevación de las transaminasas tras la vacunación de la COVID-19 puede indicar el debut o la reagudización de una hepatitis autoinmune. La investigación, presentada en el 47º Congreso de la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH) que se celebra en Madrid, incluye 25 pacientes con una edad media de 51 años, tratados con diferentes vacunas.

Aplicado el Score RUCAM que establece la posible relación causal entre fármacos y lesión hepática, el estudio muestra asociación entre la vacuna y la alteración hepática en más de la mitad de los casos (13 de 25). Igualmente, establece un diagnóstico al menos probable de hepatitis autoinmune en el 70 por ciento de los casos (17 de 25). La media de tiempo desde la administración de la vacuna hasta el episodio de hepatitis fue de 19 días. La hepatitis fue leve en 22 de los 25 casos, grave en un paciente y fulminante en dos, por lo que los autores concluyen que “la elevación de transaminasas tras la administración de la vacuna COVID19 debe ser evaluada, dada la posibilidad de diagnosticar una hepatitis autoinmune”.

“La elevación de transaminasas tras la administración de la vacuna COVID-19 debe ser evaluada, dada la posibilidad de diagnosticar una hepatitis autoinmune”

Coincide con otro estudio publicado en Hepatology

Los resultados son coincidentes con los de otro estudio, este de carácter internacional, que acaba de ser publicado en la revista Journal of Hepatology, con la participación de varios autores españoles y los casos de 87 pacientes de 18 países. En este estudio, la lesión hepática se diagnosticó una media de 15 días después de la vacunación. La lesión hepática fue predominantemente hepatocelular (84 por ciento) y el 57 por ciento de los pacientes mostró características de hepatitis inmune. Se administraron corticosteroides a 46 (53 por ciento) pacientes, más a menudo para lesión hepática de grado 3-4 que para lesión hepática de grado 1-2 y más a menudo para pacientes con que sin inmunomediación. Todos los pacientes mostraron resolución de la lesión hepática excepto un hombre (1,1 por ciento) que desarrolló insuficiencia hepática y se sometió a un trasplante de hígado. La terapia con esteroides se retiró durante el período de observación en 12 (26 por ciento) pacientes después de la resolución bioquímica completa. Ninguno tuvo una recaída durante el seguimiento.

Los autores de este estudio han concluido igualmente que la vacunación frente al SARS-CoV-2 puede estar asociada con daño hepático. Asimismo, consideran que la terapia con corticosteroides puede ser beneficiosa en personas con características inmunomediadas o hepatitis grave y señalan que el resultado fue generalmente favorable, pero la lesión hepática asociada a la vacuna provocó una insuficiencia hepática fulminante en un paciente.


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