La Sociedad Española de Neurología (SEN) ha presentado durante su LXXIV Reunión Anual, la que es la reunión científica más importante para los neurólogos de España y Latinoamérica, los resultados del informe “Depresión y Neurología”. El antes y el después que ha marcado la pandemia ha llevado a la SEN a fijarse como objetivo el estudio del impacto que tiene este trastorno en las enfermedades neurológicas y sus pacientes.
 
La principal conclusión es que la depresión es un proceso que se da de manera mucho más frecuente en las personas con enfermedades neurológicas que en la población general. Tanto es así que entre un 30 y un 50 por ciento de las personas que padecen una enfermedad neurológica también sufren depresión. Aunque no en todas ellas afecta de la misma manera. La tasa de depresión en personas que han sobrevivido a un ictus es casi 8 veces mayor, la probabilidad de desarrollar depresión en pacientes con epilepsia es de 3 a 5 veces superior y la prevalencia de la depresión entre las personas con migraña es 2 veces más alta (en este caso, además, afecta en mayor medida a las mujeres).

Además, al menos un 65 por ciento de los pacientes con esclerosis múltiple, un 50 por ciento de los que padecen alzhéimer o migrañas, un 40 por ciento de los pacientes con párkinson y un 80 por ciento de los pacientes con ELA muestran síntomas de depresión en distintos grados, y con conductas suicidas en muchos de estos casos, si el trastorno depresivo se agudiza.
 
Las enfermedades neurológicas son la principal causa de discapacidad y la segunda causa de muerte en el mundo y la depresión es una comorbilidad que está presente en la mayoría de ellas. La depresión es un trastorno que afecta al cerebro y se presenta e influye de forma notable en múltiples enfermedades neurológicas, por eso creímos necesario que desde la Sociedad Española de Neurología se intentara hacer una aproximación sobre las implicaciones que tiene la depresión en la salud de nuestros pacientes neurológicos”, ha señalado José Miguel Láinez, presidente de la SEN. “A menor sintomatología depresiva, mejor será la respuesta a ciertos tratamientos y mejor será la percepción del paciente neurológico acerca de su calidad de vida, independiente de los demás síntomas asociados a su enfermedad”, ha añadido.

Depresión vs Tratamientos neurológicos

A menor sintomatología depresiva, mejor será la respuesta a ciertos tratamientos y mejor será la percepción del paciente neurológico acerca de su calidad de vida, independiente de los demás síntomas asociados a su enfermedad”, ha añadido Laínez. En este sentido el informe ha concluido que quienes tienen depresión muestran un riesgo hasta 10 veces mayor de fallecer por ictus, el doble de riesgo de desarrollar una epilepsia farmacorresistente y un mayor deterioro cognitivo ante el párkinson, el alzhéimer o la esclerosis múltiple. Amén de aumentar la frecuencia y la intensidad de los ataques de migraña -que en estos casos es más probable que se cronifique- así como de los brotes de la esclerosis múltiple.

“No es infrecuente que personas con demencias o párkinson acudan primero al psiquiatra porque desconocen lo que les sucede”

José Miguel Láinez, presidente de la SEN

El suicidio, la amenaza latente

Otro de los temas clave del informe ha sido la vinculación entre la depresión y la conducta suicida. Una relación aguda que, en estos pacientes, también es significativa. Incluso si la depresión se diagnostica como leve, su presencia aumenta el riesgo de suicidio entre las personas con enfermedades neurológicas. En los últimos 10 años, se ha producido un aumento en la tendencia suicida entre los pacientes con enfermedades neurológicas: del 11 por ciento frente al 3 por ciento. En este sentido, el riesgo es mayor en aquellas personas que padecen epilepsia, esclerosis múltiple, migraña y, muy especialmente, en la cefalea en racimos, así como en quienes padecen trastornos neurodegenerativos como la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Huntington, la esclerosis lateral amiotrófica o la enfermedad de Parkinson.

Si nos fijamos en la población habitual, los pacientes de epilepsia, esclerosis múltiple o de ictus tienen casi el doble de probabilidades de morir por suicidio. Además, las muertes por suicidio en los pacientes con enfermedad de Parkinson son 5 veces superiores y, en personas con ELA, 6 veces superiores.

La urgencia de un diagnóstico a tiempo

Por otro lado, y pese a darse con gran frecuencia, “la depresión no siempre se diagnostica en los pacientes neurológicos de una forma adecuada, porque las manifestaciones clínicas de la depresión en ellos  pueden ser diferentes de las habituales y se pueden llegar a confundir con los síntomas de fatiga, alteración del sueño, apatía, déficits cognitivos… que también son síntomas habituales en muchas enfermedades neurodegenerativas”, ha explicado José Miguel Láinez
 
Es más, en algunos casos se produce un recorrido a la inversa: primero llega la depresión y después la enfermedad neurológica. Desde la SEN se ha hecho hincapié en la necesidad de observar una mayor vigilancia puesto que esa depresión puede agudizar el riesgo de sufrir este tipo de patologías. Por ejemplo, en una persona que haya sufrido depresión el riesgo de sufrir un ictus se incrementa en un 66 por ciento. A todo se suma que la calidad de vida de estos pacientes se ve alterada de forma grave e incluso se sabe que hasta un 10 por ciento de los casos de enfermedad de Alzheimer que se detectan cada año tiene su origen en la depresión.


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