C.M.L. Madrid | viernes, 19 de octubre de 2018 h |

Las combinaciones entre fármacos o agentes biológicos se están haciendo fuertes en el campo de la leucemia mieloide aguda. Como apuntan los expertos, el abordaje terapéutico ha avanzado en los últimos años, enfocándose a hacer que el tratamiento se dirija contra varias dianas y tratar de eliminar todas las células leucémicas, tal y como asegura Francesco Lo Coco, profesor de la Universidad Tor Vergata.

Lourdes Florensa, del Hospital del Mar, destaca también la importancia de la morfología en el diagnóstico de los síndromes mielodisplásicos, lo que ha supuesto un paso fundamental en este proceso. A través de la observación microscópica de las células de sangre periférica y de médula ósea se pueden detectar anomalías en las diferentes líneas celulares mieloides, determinar el porcentaje de blastos y establecer su diagnóstico. “El estudio morfológico se puede emplear en todos los pacientes con sospecha de la enfermedad”, apunta.

En el campo de los tumores agresivos —linfoma no Hodgkin y linfoma B difuso de células grandes— Miguel Ángel Canales, jefe de Sección de Hematología de La Paz, especifica que presentan un curso clínico agresivo que hace necesario iniciar el tratamiento de forma inmediata. En este campo, Canales destaca los nuevos citostáticos, los anticuerpos y las terapias dirigidas, a lo que hay que “añadir la introducción de la inmunoterapia, con el desarrollo creciente de la terapia CAR-T”. Aunque están apunto de aprobarse las primeras terapias celulares para el tratamiento de pacientes con lindomas de células B, para quienes las opciones terapéuticas son limitadas, todavía “hay que ser cautos”.