Julia Almagro Madrid | viernes, 18 de noviembre de 2016 h |

“Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma irá a la montaña” Y así es. Al menos en el caso de la telemedicina. Su implementación permite acercar el médico al paciente cuando las circunstancias impiden el desplazamiento o éste no es imprescindible.

Lo que empezó como un simple recurso para salvar el escollo de la distancia en áreas rurales, se ha convertido en una tendencia emergente que cada vez cobra más fuerza. La Sanidad no permanece ajena a los avances tecnológicos que marcan el presente de nuestra sociedad. Implantar los cambios necesarios puede no ser fácil, pero cerrar los ojos y quedarse rezagados en métodos caducos, sólo conduce al fracaso. Así que nos encontramos ante una situación clara: Adoptar las nuevas tendencias no es una alternativa más, sino el único camino posible.

La telemedicina ha evolucionado mucho desde sus orígenes y se encuentra irremisiblemente vinculada al desarrollo de la sociedad de la información.

Hace alrededor de 50 años, algunos hospitales comenzaron a buscar opciones para poder alcanzar a los pacientes ubicados en zonas remotas. Sin embargo, la vertiginosa velocidad que marca el avance tecnológico, ha llevado esta tendencia un paso más allá. Actualmente nos encontramos ante un complejo sistema integrado en hospitales, clínicas, farmacias y hogares. El enorme potencial que alberga, permite solucionar colapsos sanitarios en áreas urbanas con escasez de servicios y responder a emergencias médicas con celeridad, al favorecer la posibilidad de compartir en el acto, información sobre consultas y pacientes.

En el tiempo presente, todo lo relacionado con la telemedicina crece a un ritmo exponencial. Los profesionales están asimilando su uso como una práctica común y las tecnologías y herramientas que la hacen posible, se vuelven cada vez más populares entre la población. Así, los seguros médicos han empezado a incluir estos servicios en su oferta, como es el caso de Sanitas, con BLUA Esta opción de cobertura de Sanitas supone una apuesta en firme por la evolución hacia lo digital. Incluye la posibilidad de realizar videoconsulta en un gran número de especialidades y también en los programas de nutrición, psicología, entrenador personal y asesor médico.

Por otro lado, los pacientes de hoy, poco tienen que ver con los de antaño. Estamos ante individuos que poseen competencia digital. Están habituados a buscar información sobre síntomas y enfermedades en la Red, y no desean realizar desplazamientos y perder el tiempo en salas de espera, tan sólo para llevar a cabo trámites administraivos o consultas fácilmente solventables de otra forma.

El impulso del autocuidado de la salud, que se evidencia en el desarrollo de múltiples apps móviles, wearables y webs, constituye un gran apoyo para la consolidación de la telemedicina. Cada vez más pacientes se muestran proactivos en el control de su estado físico, lo que permite al médico realizar un seguimiento remoto.

En un presente en el que cada vez abundan más los neologismos tecnológicos, es conveniente señalar el pequeño matiz que diferencia telemedicina de telesalud. Aunque ambos conceptos están íntimamente relacionados, la telesalud es un vocablo de significación más amplia, que incluye todos los servicios de salud en los que se hayan empleado las telecomunicaciones. La telemedicina, en cambio, hace referencia únicamente a la acción clínica.

Las últimas tendencias digitales en los sistemas sanitarios conllevan grandes ventajas, empezando por el ahorro económico y terminando por la mejora en la calidad del cuidado. En realidad, los pacientes aprecian y valoran positivamente todas las facilidades que brindan los últimos avances tecnológicos. También exigen que los proveedores de servicios sanitarios sean capaces de ponerlas a su disposición. A su vez, los presupuestos se ven favorecidos por una mayor inclusión de las técnicas de telemedicina. Su adopción, a medio plazo, supondrá un importante ahorro en los costes previstos.

Las posibilidades son múltiples y engloban el telediagnóstico, el teleseguimiento y la teleconsulta. Para ello, herramientas de teleconferencia como Skype, y de mensajería instantánea como Whatsapp , resultan de vital importancia y facilitan el trabajo de los diversos profesionales.

La farmacia no permanece ajena a estos avances, y de hecho, puede posicionarse como una prometedora vía de acceso de las nuevas tecnologías para el ciudadano. La cercanía con la población y una innegable función prescriptora son sus dos puntos fuertes a la hora de difundir la telemedicina. Incluirla como opción dentro de la botica aporta un interesante valor añadido, capaz de complementar los servicios tradicionales. Sin duda, una posibilidad interesante a considerar.

Nos encontramos en un momento de digitalización en el que las distancias ya no son una traba para que el profesional ejerza su trabajo de manera eficiente. La telemedicina no siempre va a poder eliminar la necesidad de consulta personal, pero muchas veces será la mejor opción a nuestro alcance.