La llegada de la pandemia de COVID-19 frenó la evolución positiva de la última década en vacunación en adultos. Tras alcanzar el pico de 400 millones de dosis administradas en el año del estallido de la pandemia, la cobertura vacunal en adultos frente a enfermedades como la gripe, difteria y tétanos (Td), difteria, tétanos y tosferina (TDaP), hepatitis B, herpes zoster y neumococo se redujo un 12 por ciento entre 2020 y 2022, hasta 351 millones. Así se desprende del último informe publicado por la consultora Iqvia ‘Trends in Global Adult Vaccination: Impact of COVID-19’ y financiado por GSK.
“La cobertura de vacunación en adultos ha sido casi siempre mucho más baja que en la población pediátrica. Aunque el progreso en la vacunación de adultos entre 2013 y 2019 es encomiable, los niveles generales de cobertura vacunal para adultos aún se han mantenido bajos, lo que sugiere que es necesario seguir mejorando”, recoge el informe elaborado por la consultora.
Cada año se producen en Europa 94.000 muertes prematuras como consecuencia de las enfermedades prevenibles mediante vacunación, así como un número considerable de hospitalizaciones. “Las enfermedades prevenibles mediante vacunación suponen una carga importante para las personas, los sistemas sanitarios y la sociedad en general, tanto desde el punto de vista económico como sanitario”, sostiene el documento. Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, las epidemias de gripe estacional provocan por sí solas entre tres y cinco millones de hospitalizaciones y entre 290.000 y 650.000 muertes.
Los adultos mayores constituyen una proporción cada vez mayor de la población mundial. Las personas de 50 años o más son cada vez más susceptibles a las enfermedades infecciosas debido a la disminución de la inmunidad relacionada con la edad y viven con un mayor riesgo de comorbilidades. De hecho, se espera que para 2030 el número de personas de 60 años o más aumente en más de un tercio, hasta alcanzar los 1.400 millones.
El informe de la consultora también refleja que la pandemia tuvo un impacto más negativo en las dosis de vacunas para adultos en los países que se encuentran en la categoría media o baja del Índice de Desarrollo Humano (IDH). A pesar de la tendencia positiva antes de la pandemia, es importante señalar que todos los países siguen teniendo tasas de cobertura vacunal subóptimas para los adultos y que es necesario prestar atención al aumento de la inmunización de los adultos a nivel mundial
Gasto en vacunas para adultos
El gasto en vacunas para adultos representa una parte muy pequeña del gasto farmacéutico general en medicamentos y vacunas. Por ejemplo, en las regiones más desarrolladas sólo representa menos del 2 por ciento del gasto farmacéutico total. Con el tiempo, se ha producido un aumento moderado de entre 0,2 y 0,5 puntos porcentuales en Europa y Norteamérica. Sin embargo, en otros países y regiones, la proporción es mucho menor, oscilando entre el 0,1 y el 0,5%.
La vacunación también puede contribuir a la lucha contra la resistencia a los antimicrobianos, considerada como la pandemia silenciosa. En el año 2019 fallecieron 1,27 millones de personas en todo el mundo como consecuencia de las bacterias multirresistentes. De esa cifra, el 10 por ciento de las muertes que se produjeron en Europa en dicho periodo correspondían a España. El mal uso de los antibióticos incide negativamente sobre la salud humana y para el año 2050 se estima que serán la principal causa de mortalidad en el mundo, ocasionando más de 10 millones de vidas anuales.
“La prevención de enfermedades infecciosas bacterianas y víricas mediante el uso de vacunas puede reducir el consumo de antibióticos y frenar el nivel de resistencias. Pero las vacunas para adultos también pueden tener efectos en cadena más amplios, ya que pueden aliviar la presión sobre hospitales, médicos y sistemas de atención a largo plazo al prevenir enfermedades, lo que conduce a un uso más eficiente de unos recursos limitados”, concluye el informe.