Las pruebas de neuroimagen son, hoy en día, la única ventana para poder observar los cambios cerebrales que preceden a la aparición de los primeros síntomas del alzhéimer. El uso actual de las técnicas de neuroimagen, su evolución y qué se puede esperar de ellas en el futuro son los temas que han centrado el tercer encuentro de voluntarios participantes en el Estudio Alfa y colaboradores, organizado por la Fundación Pasqual Maragall y la Obra Social ”la Caixa”, que se ha celebrado en el Auditorio Fórum del Centro de Convenciones Internacional de Barcelona (CCIB). En el año 2012, la Fundación Pasqual Maragall puso en marcha, gracias al impulso de la Obra Social ”la Caixa”, el estudio más avanzado tecnológicamente y con un mayor número de participantes sanos, dedicado a la detección precoz y a la prevención del alzhéimer en España, el Estudio Alfa (Alzheimer y Familias). Cuenta con una cohorte de 2.743 voluntarios adultos sanos, de entre 45 y 75 años.
Gracias a las técnicas de neuroimagen, los investigadores pueden detectar cambios cerebrales asociados a la fase preclínica de la enfermedad mediante los resultados obtenidos con la resonancia magnética y la tomografía por emisión de positrones (TEP) de betaamiloide o tau, entre otras técnicas. “Sabemos que hasta 20 años antes de los primeros síntomas del alzhéimer, en el cerebro se producen cambios biológicos, que estamos detectando e investigando con las técnicas de neuroimagen actual», ha explicado José Luis Molinuevo, responsable de la Unidad de Neuroimagen de la Fundación Pasqual Maragall.
Medicina personalizada
La introducción de estas técnicas en la práctica clínica irá de la mano, no tan solo de su propia evolución, sino también del desarrollo de tratamientos que puedan retrasar o evitar el inicio de la enfermedad.
Según Molinuevo, el futuro del tratamiento del alzhéimer pasará por la medicina personalizada: “A través de la combinación de técnicas de neuroimagen y de otros marcadores podremos detectar, para cada persona concreta, en qué momento de la fase preclínica se encuentra y qué factores pueden contribuir al desarrollo de la enfermedad”. Contar con este conocimiento permitirá definir tratamientos de prevención más exactos y adaptados a los factores de riesgo de cada persona.
Jordi Camí, director de la Fundación Pasqual Maragall, explica que “wn España, las demencias cuestan 60 millones de euros diarios, unos 27.000 euros por paciente al año. Las familias afectadas acaban asumiendo el 87 por ciento de este coste. Solo con más investigación y más conocimiento científico será posible encontrar soluciones que sean definitivas”.