Carmen M. López | lunes, 21 de enero de 2019 h |

La mayoría de la población padece la infección por citomegalovirus (CMV) de forma latente. A nivel general, está relacionado con otros virus, que son los responsables de la aparición de varicela y la mononucleosis. Una vez que la persona lo adquiere, permanece en el organismo para siempre. Sin embargo, éste brota cuando se aplica el tratamiento inmunosupresor, por lo que estamos ante la infección más frecuente en el paciente trasplantado. Carlos Solano, presidente del Grupo Español de Trasplante Hematopoyético y Terapia Celular (GETH), explica que se trata de un virus herpes muy común en el humano. “En la población general, este virus no representa un gran problema, sin embargo, para aquellas personas que presentan algún tipo de inmunodepresión —tanto infección por VIH o pacientes que han recibido un trasplante de médula ósea— este virus puede coger fuerza porque no está controlado por la inmunidad”. Según los estudios, el CMV se reactivará en hasta dos tercios de los pacientes después del trasplante, y hasta el 10 por ciento de ellos desarrollará una enfermedad mediada por virus de los órganos terminales potencialmente mortal.

Se estima que entre el 60-70 por ciento de los pacientes que reciben un trasplante ha estado en contacto con este virus. “En ellos puede suponer un problema grave”.

Como recuerda Solano, en los años 90 se desarrollaron algunos medicamentos que, aunque eran capaces de controlar esta infección, eran bastante tóxicos. “No han servido para prevenir —como profilaxis— y no evitaban que el virus cogiera fuerza”. Esta estrategia terapéutica, denominada de tratamiento anticipado, consiste en detectar el virus a un nivel bajo para que, cuando llega a un dintel determinado, se administre la medicación, a fin de evitar la elevada toxicidad de la terapia.

Afortunadamente, en los últimos años han aparecido novedades terapéuticas. Fármacos más activos y menos tóxicos. Si bien, “algunos de estos avances no se han comercializado ni se han concretado, ya que los ensayos clínicos fase III están por completar”, explica el experto.

Dentro de estas novedades hay un tratamiento antiviral que sí ha completado todas las fases y está a punto de ser comercializado. “Letermovir es un fármaco muy activo frente a este virus, de forma muy selectiva, y es muy poco tóxico”, indica Solano.

La buena noticia para estos pacientes, como asegura el presidente del Grupo Español de Trasplantes, es que su comercialización está en ciernes, y esperan poder utilizarlo en poco tiempo en pacientes de alto riesgo. Hay que tener en cuenta que estos pacientes representan entre el 60-70 por ciento de los pacientes trasplantados —pacientes en contacto con el virus o que han recibido un trasplante de un donante que ha estado en contacto con el citomegalovirus—.

A juicio de Solano, esta nueva estrategia terapéutica supone un cambio en el abordaje de estos pacientes, para los que hasta ahora no existían opciones tan poco tóxicas. “Letermovir (Prevymis, de MSD), en fase de aprobación, supondrá un cambio en el abordaje de este virus”. De hecho, el Grupo Español de Trasplantes ha sido parte activa a nivel internacional en un gran ensayo clínico que avala la eficacia de este fármaco. “Se trata de un ensayo internacional, con un número muy alto de pacientes y con unos criterios muy estrictos que demostró que mientras se da este medicamento el control de este virus es muy alto y con muy escasa toxicidad”.

Además, Solano también indica que esta estrategia contribuirá a reducir el impacto económico actual del citomegalovirus en los pacientes trasplantados —pruebas innecesarias, ingresos hospitalarios, infecciones relacionadas con la estancia hospitalaria—, que hasta el momento recibían un tratamiento intravenoso. De hecho, uno de los mayores estudios acerca del impacto del trasplante alogénico publicado en BMC Infectious Diseases (Robin et al.) muestra que dos o más episodios de CMV aumentan significativamente el coste del trasplante. Los autores concluyen que “los costes del trasplante alogénico aumentan en un 20-30 por ciento cuando hay episodios de CMV”, de este modo, el uso apropiado de las nuevas estrategias profilácticas mejoraría la carga económica de esta enfermedad.

“Sin duda es un avance en el tratamiento de estos pacientes”, recalca Solano. Con su aprobación en España, este medicamento se incorporará a muchos centros como tratamiento estándar, si bien, el experto incide en su importancia en pacientes de alto riesgo.

La segunda causa de fallo del trasplante después de la recaída o la falta de control de la enfermedad son las infecciones, o la enfermedad injerto contra huésped, y esta última, aumenta enormemente el riesgo de padecer el citomegalovirus. En estos pacientes —continúa el experto— este medicamento será fundamental y reducirá complicaciones muy importantes asociadas a ingresos y toxicidad relacionada con las terapias que hasta ahora disponíamos.