Almudena Fernández Madrid | viernes, 28 de octubre de 2016 h |

Tal vez en un horizonte no muy lejano, las nuevas tecnologías permitan “invertir la flecha del tiempo” y las próximas generaciones puedan alcanzar un estado “posthumanista” en el que la humanidad deje de ser tal y como se la conoce y el envejecimiento no sea complejo, irreversible, universal e inexorable. Así lo señaló Carlos López-Otín, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Facultad de Medicina de la Universidad de Oviedo durante la 35ª Lección Memorial ‘La lucha contra el envejecimiento y la muerte empieza por ti’, organizado por la Fundación Arturo Fernández-Cruz en el Hospital Universitario Clínico San Carlos.

Además, en los próximos años es probable que se avance hacia un retraso del envejecimiento. De hecho, Arturo Fernández-Cruz, presidente de la fundación y catedrático-jefe de Servicio emérito del Hospital Universitario Clínico San Carlos, deseó que se alcancen los 150 años.

López-Otín concretó que, gracias a las nuevas tecnologías, se podrá “avanzar a lo desconocido”. Por ejemplo, el big data ha abierto la posibilidad de descifrar el genoma humano. En esta línea, incidió en que “se aprende de los extremos, de los que viven mucho y de los que lo hacen muy poco”, pues permite analizar qué ocasiona esta diferencia. En el caso de las personas centenarias y súper centenarias, las diferencias con las personas que no viven tantos años se encuentran en variantes en el ADN, en la proteostasis y la respuesta de sus genes al estrés.

Por el contrario, el estudio del síndrome progeria de Hutchinson-Gilford o el síndrome Néstor-Guillermo, en las que los pacientes presentan alteraciones genéticas muy distintas, pueden permitir también avanzar en el retraso del envejecimiento.

El catedrático de Bioquímica y Biología Molecular también señaló que “existen oportunidades de reprogramar el organismo” y, con esos cambios, se obtendría más vida y más calidad. Además, abrió la puerta a que esta reprogramación consiga detener, e incluso revertir, procesos como el cáncer.

Células que prevalecen

En sus investigaciones en ratones, comentó que comprobaron si la implantación de progerina en algunas células ocasionaba ratones en apariencia sanos o enfermos con el objetivo de saber qué células prevalecían. El hecho de que estos ratones estuviesen sanos abre la puerta a avanzar en la curación de enfermedades como el cáncer sin eliminar todas las células cancerígenas, ya que las sanas imperan.

En lo que respecta a las estrategias que parece factible que permitan retrasar el envejecimiento en el futuro, destacó la eliminación de las células senescentes en vivo, las intervenciones dietéticas y editar el genoma. De hecho, la edición del genoma tiene un gran potencial, ya que se podría eliminar la progerina, lo que ocasionaría un leve aumento de la longevidad.

Además, López-Otín subrayó que la sociedad podría intervenir mucho más de lo que lo está haciendo a través de la realización de ejercicio físico, la restricción calórica sin llegar a la malnutrición o la intervención con probióticos y prebióticos, aunque ninguna alternativa farmacológica es mejor que una dieta equilibrada.

Sin embargo, pese a todo lo anterior, recordó que el ser humano es vulnerable y, por ahora, es probable que no se puedan superar los 120 o 122 años.


La eliminación de las células senescentes en vivo podría ser factible para prolongar la vida de las personas



Los anti-PSCK9, incluso añadidos a estatinas, bajan el c-LDL a menos del 50 por ciento


Jens Juul Hoslst, catedrático y jefe del Departamento de Ciencias Bioquímicas de la Universidad de Copenhague, por su parte, en relación a los tratamientos con incretinas para el abordaje de la diabetes tipo 2, concluyó que la inhibición del DPP-4 es segura y especialmente efectiva en combinación con metformina. El péptido GLP-1 podría estar involucrado en la acción de la metformina. Además, algunos de los nuevos agonistas del GLP-1 podrían ser más efectivos.

Hipertensión

En lo que respecta a la hipertensión arterial, Rafael Gabriel, director de la Unidad de Metodología de la Investigación de la Escuela Nacional de Sanidad-UNED, presentó el estudio Sprint que analizó el efecto de un tratamiento más intenso de lo que recomiendan las guías clínicas actualmente en aquellos pacientes con algún factor de riesgo añadido y, en consecuencia, un riesgo más alto de padecer algún evento cardiovascular.

Se demostró que el grupo que estaba bajo un tratamiento más intensivo redujo la presión arterial significativamente y la mantuvo así durante todo el seguimiento, lo que ocasionó que se parase el estudio por exceso de beneficio para aplicar el mismo tratamiento en todos los pacientes tras haberse evitado una muerte por enfermedad cardiovascular de cada 61 en los casos tratados.

Entre las conclusiones, destacó unas diferencias rápidas y sostenidas entre las dos ramas de tratamiento y una incidencia del desenlace primario (compuesto por eventos cardiovasculares) 25 por ciento inferior en el grupo intensivo que en el estándar y se redujo un 27 por ciento la mortalidad por todas las causas, entre otras.

Anti-PSCK9

Jesús Egido, jefe del Servicio de Nefrología de la Fundación Jiménez Díaz, presentó un estudio que demostró que los anti-PSCK9, incluso añadidos a estatinas, bajan el c-LDL a menos del 50 por ciento, la lipoproteína A y los triglicéridos, mientras que aumenta el HDL y Apo A1. Además, los anti-PSCK9 se comportan como fármacos seguros, incluso si el LDL baja de 25 mg/dl.

Sin embargo, Egido señaló que habrá que esperar a 2017 para obtener resultados de uno o más de los tres grandes ensayos clínicos que están actualmente en marcha y que confirmarán si estos fármacos reducen la incidencia de enfermedad cardiovascular.

En esta línea, señaló que algunas investigaciones recogen que la presencia de niveles más elevados de PCSK9 en el organismo suponen una supervivencia inferior, aunque otros autores no consideran que sea así, por lo que “merece más estudio”.