Que el coronavirus ha cambiado los patrones epidemiológicos y muchos ciclos de circulación de los virus ya se sospechaba desde hace tiempo. Ahora el virus respiratorio sincitial (VRS) ha llegado a nuestro país antes de tiempo para constatarlo de nuevo.

Este virus que es el que causa la mayoría de las bronquiolitis en bebes, ha hecho que los servicios de urgencias estén sufriendo una demanda mayor del 50 por ciento de episodios atendidos en comparación con lo que se veía en los meses de noviembre de otros años.

De hecho, según los últimos datos disponibles del informe de vigilancia centinela sobre virus respiratorios publicado por el Instituto de Salud Carlos III, la circulación del VRS se ha intensificado estas semanas, con un aumento tanto en las incidencias en Atención Primaria como en hospitalizaciones. Por grupo de edad, las mayores tasas de VRS se dan en el grupo de 0-4 años. Este informe también señala que la tasa global de hospitalizaciones por VRS se sitúa actualmente en 5,9 casos por 100.000 habitantes, cifras superiores a las del año pasado en comparación con el mismo periodo.

David Andina, vocal de la Sociedad Española de Urgencias Pediátricas (SEUP) apunta que sin ninguna duda la situación actual es de una epidemia de VRS, que se ha adelantado respecto a lo que es habitual.

“Normalmente esta comienza en el mes de noviembre, pero suele alcanzar su máximo en diciembre. Sin embargo, este año ha empezado en octubre y ahora mismo estamos viviendo una epidemia con mucha intensidad que ya superan algunas regiones lo que estábamos acostumbrados a ver en el mes de diciembre otros años”.

Esta epidemia de VRS está generando en los pediatras una gran incertidumbre ya que no saben cuando se alcanzará el pico de contagios y según señala Andina, con la intensidad que se está dando si la epidemia se prolonga durante varias semanas o sigue creciendo, puede poner en grave compromiso a los hospitales y a la asistencia pediátrica.

Y es que las plantas de pediatría ya están llenas ya que muchos de estos niños requieren ingreso y las camas de UCI también escasean. Se trata de una situación que se está dando a nivel de toda España y también a nivel de otros países del hemisferio norte.

Pero… ¿se sabe a ciencia cierta la causa del adelanto de los casos de bronquiolitis?

Lo cierto es que el motivo no está claro. Sabemos que la pandemia de la COVID-19 trastocó toda la epidemiología de los virus respiratorios. El pediatra cuenta que en el caso del VRS ocurrió algo muy llamativo en el invierno de 2020 y es que no hubo epidemia de bronquiolitis. Sin embargo, en el año 2021 hubo casos durante el verano, “algo totalmente inusual” y el año pasado, durante los meses de noviembre y diciembre hubo una epidemia, pero de menor intensidad.

“Este año lo que estamos viviendo es una epidemia adelantada, de mayor intensidad y con la incertidumbre de no saber cuándo vamos a llegar a ese pico epidémico del VRS”

David Andina, vocal de la Sociedad Española de Urgencias Pediátricas.

Prevención

El problema de la epidemia del VRS es que actualmente no existe ninguna una vacuna, aunque algunas ya están en desarrollo. Andina explica que hay una de ellas que lleva ventaja y está algo avanzada, es la que se podrá administrar a las madres embarazadas y conferiría cierta protección al feto y al recién nacido durante los primeros meses.

De lo que si que disponen en los hospitales es de unos anticuerpos monoclonales que se administran de forma mensual durante los meses de epidemia y se administra a los niños con factores de riesgo como niños con cardiopatías congénitas, con enfermedad pulmonar, con inmunodeficiencias, para así lograr darles cierta protección a la infección por el VRS.

Asimismo, el vocal de SEUP explica que recientemente ha sido aprobado por la Agencia Europea del Medicamento un anticuerpo monoclonal que se administra una vez al año para conferir cierta protección.

“Ahora tenemos que esperar a ver si el fármaco se financia en España y ver a que niños se les administrará”

David Andina, vocal de la Sociedad Española de Urgencias Pediátricas.

Otro de los problemas de la bronquiolitis es que no se dispone de un tratamiento farmacológico efectivo. Por ello, Andina indica que lo único que pueden recomendar son medidas de soporte, como los lavados nasales de forma frecuente, dar las tomas en pequeña cantidad, pero más frecuentemente, o evitar los ambientes tabáquicos durante esos días.

“Habrá algunos niños que o bien porque son muy pequeños o porque tienen signos de dificultad respiratoria importante o porque su saturación de oxígeno es baja, que precisarán ingresar en los hospitales” señala.

Durante el ingreso se les administra oxígeno a través de unas gafas nasales en la mayor parte de los casos para que durante esos días en los que la dificultad respiratoria es mayor, el bebé se vaya recuperando hasta que su sistema inmune logre defenderse del virus y el cuadro de bronquiolitis se resuelva.

El VRS, a pesar de ser un virus altamente contagioso que causa la mayoría de las infecciones respiratorias en la población infantil, es todavía un gran desconocido para muchas familias, quienes acuden con frecuencia al pediatra alertados por los síntomas que provoca

Para despejar interrogantes, David Andina enumera algunos supuestos que deben motivar a los padres a no dilatar la visita a urgencias dada la gravedad que pueden llevar aparejada: fiebre alta, pitidos al respirar, inflamación y rojez detrás de la oreja, cojera, vómitos persistentes, dolor testicular.

Un problema de salud pública

La carga clínica y económica de casos de infección grave por VRS, sumado a las importantes consecuencias que acarrea entre la población infantil, convierte a este virus en uno de los principales motores de la demanda de atención sanitaria pediátrica (hospitalización como asistencia médica) y constituye un problema de salud pública que amenaza con agravarse en los próximos meses de frío.

De hecho, y según los parámetros establecidos por la Organización Mundial de la Salud relativos a la frecuencia, letalidad, coste, pacientes en UCI, velocidad de expansión y carga de una enfermedad; la infección por VRS se debería considerar un problema de salud pública.


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