La contaminación atmosférica provoca más de 3 millones de muertes prematuras cada año en el mundo. Estos fallecimientos ocurren debido a enfermedades respiratorias, cardiovasculares y cánceres relacionados con la exposición prolongada a contaminantes como las partículas finas (PM2.5, PM10) y el dióxido de nitrógeno (NO2). Estas conclusiones provienen de un estudio catalán que ha sido publicado en la revista JAMA Network Open

Este análisis realizado en las 11 mayores ciudades de Cataluña ha asociado la contaminación del aire con un mayor uso de antibióticos para sofocar los síntomas respiratorios agudos. Por tanto, ha subrayado la necesidad de elaborar políticas ambiciosas para reducir la exposición a la polución. Además, este descubrimiento también ha puesto de relieve la creciente crisis mundial de resistencia antimicrobiana.

Dos desafíos para la salud pública

La contaminación del aire y la resistencia antimicrobiana son dos de los principales desafíos para la salud pública a nivel global. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha estimado que el 95 por ciento de la población mundial vive en áreas donde los niveles de contaminación superan los límites recomendados. Según sus conclusiones, la cifra se elevaría hasta las seis millones de muertes prematuras al año. Especialmente en grandes ciudades de Asia, África, América Latina y en partes de Europa del Este donde hay mayores niveles de polución.

Al mismo tiempo, la resistencia antimicrobiana es responsable de casi cinco millones de muertes anuales. Una cifra en crecimiento. Se espera que esta cifra aumente a 10 millones para 2050. Entre las principales causas de la resistencia antimicrobiana está el uso inadecuado de antibióticos. Según ha recordado este estudio, se recetan frecuentemente para tratar infecciones respiratorias, incluso cuando son de origen viral.

Estudio combinado

A pesar de que la relación entre la contaminación atmosférica y el aumento de las consultas médicas por enfermedades respiratorias es conocida, los autores han recordado que no se había explorado el vínculo combinado con el uso de antimicrobianos. La contaminación atmosférica puede desencadenar síntomas respiratorios que imitan infecciones bacterianas. Aquí radica el origen del consumo inapropiado de antibióticos.

Por tanto, el estudio ha concluido dos ideas potenciales surgidas por esta asociación. Por un lado, la contaminación puede irritar directamente las vías respiratorias. Esto genera síntomas agudos que impulsan a los pacientes a buscar atención médica. Por otro, la exposición a largo plazo a contaminantes podría debilitar el sistema inmunológico. Así, las personas se vuelven más susceptibles a sufrir infecciones bacterianas secundarias.

Resultados limitados

Los autores han reconocido varias limitaciones de este estudio a pesar de los importantes resultados que ha arrojado este estudio realizado entre 2012 y 2019. En primer lugar, el estudio está centrado en consultas de Atención Primaria (AP) del sistema de salud público catalán, lo que limita su generalización a otros entornos. Asimismo, también han recordado que los datos de contaminación por PM2.5 no estuvieron disponibles en todas las ciudades analizadas.

Además de ello, han compartido otra de las deficiencias de este estudio. Solo han obtenido datos del uso de antibióticos del sistema de salud. Por tanto, las compras sin receta no están recogidas, tanto en farmacias presenciales como por internet. No es un asunto sin importancia. Este hecho podría significar que el impacto real del estudio sea menor. 

Sin embargo, a pesar de ello, los autores han mantenido que los hallazgos proporcionan evidencias sólidas de esta relación entre la contaminación del aire y el uso de antimicrobianos.

Recomendaciones y líneas de investigación

Por último, el estudio ha hecho un llamado a la acción para desarrollar estrategias ambiciosas para controlar la contaminación del aire. Reducir los niveles de material particulado y NO2 podría no solo mejorar la calidad del aire, sino que también podría disminuir la dependencia de los antimicrobianos y, por lo tanto, frenar el avance de la resistencia antimicrobiana.

Además, los investigadores han sugerido que se realicen estudios adicionales en otros contextos territoriales para confirmar estos hallazgos. También, para explorar otras posibles interacciones entre la contaminación del aire y la salud respiratoria. Se trata de encontrar enfoques multidisciplinares que incluyan a expertos en salud pública, medio ambiente y farmacología para abordar este problema global.


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