Cada vez hay más evidencias de los daños colaterales que arrastrará la crisis de la Covid-19. La atención sanitaria se ha visto resentida desde los diferentes ámbitos, y ha rozado a las distintas patologías. Entre ellas al cáncer. Su carga tras el Covid-19 supone todo un desafío para el Sistema Nacional de Salud (SNS). A lo largo de estos meses diversos informes han evidenciado en qué situación está el abordaje del cáncer. Precisamente, esta situación ha sido analizada a través de un editorial, publicado recientemente en The Lancet.

La necesidad de priorizar tras esta crisis la atención al paciente oncológico es una realidad presente en todos los sistemas sanitarios. Como explica la publicación, los pacientes recién diagnosticados o aquellos con tratamiento activo se enfrentan a la interrupción de todos los procedimientos, excepto los pacientes urgentes. La falta de personal, camas, equipos, así como la capacidad hospitalaria se han visto reducidas.

Una atención resentida

Como explica la publicación, a pesar de la situación y las medidas puestas en marcha “estas decisiones son inconscientes y no están basadas en evidencia“. Antes de esta crisis, el abordaje multidisiciplinar del cáncer era una realidad en la práctica clínica. Junto a él, la medicina de precisión como parte de la rutina diaria.

En la actualidad, el escenario ha sido muy diferente: demoras y adaptaciones de los tratamientos, que han puesto en riesgo a pacientes con tumores operables o curables.

En muchos casos, y especialmente en entornos con recursos limitados, equilibrar los riesgos de subtratamiento con los de la infección por Covid-19 conducirá a situaciones complicadas para el abordaje de la enfermedad, explican. “A medida que las sociedades y los gobiernos se esfuerzan por proporcionar pautas para los pacientes con cáncer, los profesionales de primera línea se ven obligados a tomar decisiones de tratamiento sobre la marcha y, desafortunadamente, muchos pacientes recibirán un tratamiento subóptimo”.

No hay que olvidar, tal y como han explicado diversos expertos en otro artículo publicado en la revista EDS, la detección y el diagnóstico del cáncer, que también se han visto afectados por la priorización de los servicios sanitarios durante la pandemia.

Algunos ejemplos

En el editorial, los autores explican que Reino Unido, por ejemplo, la lista de espera para pacientes con sospecha de cáncer ronda las dos semanas, sin embargo, en la actualidad están sujetas a reglas de priorización, algo que causará demoras.  

Además, apuntan a que, debido a que se suspendieron los programas de detección en el Reino Unido, los diagnósticos dependerán de la presentación de pacientes con síntomas de cáncer.

 “Las preocupaciones sobre la propagación del virus, y el temor de que la Covid-19 sea rampante en hospitales y otros centros sanitarios, podrían disuadir a pacientes con síntomas al contactar con sus médicos de familia. “Los diagnósticos de cáncer retrasados ​​durante las próximas semanas y meses corren el riesgo de que miles de casos pasen desapercibidos y sin tratamiento”. 

Los efectos colaterales, relacionados con un aumento en la demanda de servicios relacionados con el cáncer una vez que la pandemia ha alcanzado su punto máximo, junto con un aumento en los cánceres en etapa avanzada debido a retrasos en el diagnóstico y bajo tratamiento, podrían abrumar los servicios de salud y contribuir a un exceso en mortalidad relacionada con el cáncer en los próximos años.

Pacientes en seguimiento

La pandemia también está afectando al seguimiento del cáncer. Por ejemplo, explican los autores, a aquellos pacientes en remisión o que reciben cuidados paliativos por enfermedad en etapa tardía. 

No hay que olvidar que la vigilancia del cáncer, el manejo de los síntomas relacionados con el cáncer y las secuelas del tratamiento son manejados por atención primaria en muchos países. 

Sin embargo, la pandemia ha restringido el acceso de los pacientes a la atención domiciliaria, atención primaria, y medicamentos hospitalarios.

Con respecto a estos últimos, “debido a que la atención de apoyo adecuada y oportuna puede extender la supervivencia general, la disponibilidad de estos servicios es crucial para prevenir no solo la morbilidad, sino también la muerte prematura”, explican.

Mortalidad

Con este escenario, la interrupción del abordaje del cáncer tendrá un gran efecto en la mortalidad. “Se ha pronosticado una disminución del 5 a 10 por ciento en la supervivencia en países de altos ingresos, lo que representará cientos de miles de muertes”.

Como indica The Lancet todavía faltan datos precisos para anticipar las necesidades futuras de la atención oncológica. “Pedimos que se investigue el impacto a largo plazo en la mortalidad relacionada con el cáncer. Todo ello, consecuencia de las decisiones de atención del cáncer que se toman a nivel mundial durante la pandemia de la Covid-19”. 

La publicación defiende que los planes de preparación para una pandemia deben tener en cuenta los recursos necesarios para mantener la continuidad asistencial. Sin olvidar la evidencia de las personas con cáncer, incluidas las necesidades de recursos humanos; capacidad de los servicios; la atención continuada; y el diagnóstico precoz. “Los oncólogos deben incluirse en el grupo de trabajadores de atención que requieren equipos y recursos esenciales durante una pandemia. Es discutible si los gobiernos y los servicios de salud podrían haber estado mejor preparados para la Covid-19. Sin embargo, la necesidad de una respuesta rápidamente desplegable y basada en evidencia es urgente e insatisfecha”. 

Así explican que la próxima pandemia no es hipotética, “volverá a suceder. Ahora se debe generar orientación para evitar que los pacientes con cáncer se conviertan en daños colaterales”.