EP Madrid | martes, 11 de abril de 2017 h |

La intervención coronaria percutánea (ICP), también denominada angioplastia primaria, consigue reducir a la mitad la mortalidad hospitalaria de los pacientes que sufren un infarto agudo de miocardio en comparación con la fibrinólisis, que consiste en la disolución de un coágulo de sangre mediante un fármaco.

Así se desprende de los resultados de un estudio publicado en la ‘Revista Española de Cardiología’ en el que se analizó el impacto en la mortalidad de diferentes sistemas de asistencia en red para el tratamiento del infarto agudo de miocardio.

En el trabajo se evaluó una muestra de 302.471 casos de alta hospitalaria por infarto a nivel nacional, entre los años 2003 y 2012, y concluye que la tasa de mortalidad bruta de los pacientes tratados con ICP fue del 4,8 por ciento, la mitad que la de aquellos tratados con fibrinólisis.

Además, según ha explicado Ángel Cequier, miembro de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) que aparece como primer firmante de este trabajo, han visto que la implementación de redes de reperfusión se asoció con un aumento en la tasa de ICP del 50 por ciento y una reducción de la mortalidad hospitalaria del 10,2 por ciento en 2003 al 6,8 por ciento en 2012, lo que supone una reducción relativa del 33 por ciento y del 14 por ciento si se ajusta por riesgo.

“La ICP primaria consiste en obtener la apertura de la arteria ocluida responsable del infarto mediante un catéter con la implantación de un stent (malla) en el segmento ocluido. Se debe conseguir con la mayor rapidez posible”, ha explicado este experto.

Esta estrategia es la que obtiene los mejores resultados, en especial en aquellos que presentan una elevación del segmento ST (Iamcest), si la realiza un equipo experimentado y la apertura de la arteria se consigue en los primeros 120 minutos siguientes al primer contacto médico.

No obstante, precisan los cardiólogos, son varios los factores que influyen en la implementación de estas redes de reperfusión a nivel nacional, como los tiempos de traslado según la región o la disponibilidad de estructura y recursos.

Más redes asistenciales

Así, en el estudio se ha comprobado que existen importantes diferencias entre comunidades autónomas en el tratamiento del infarto. Según el presidente de la SEC, Andrés Íñiguez, a pesar de que la tasa de implantación de redes asistenciales para tratar a los pacientes con infarto creció del 21 por ciento en 2003 al 55 por ciento en 2012, e incluso en el momento actual supera esa última cifra, “aún no se ha llegado al 100 por ciento”.

Esto tiene repercusiones relevantes en términos de mortalidad, según este experto, ya que es casi dos veces mayor en aquellas comunidades sin red asistencial ni programa institucional establecidos.

“Y lo que es peor, aquellos pacientes que no reciben tratamiento de reperfusión, tienen una mortalidad tres veces mayor que los que lo reciben mediante angioplastia coronaria primaria”, según Íñiguez.

La notables diferencias en mortalidad hospitalaria que se dan dependiendo de la implementación o no de los sistemas de redes de ICP regionales, ponen de manifiesto la “repercusión vital” que tienen las políticas de asistencia sanitaria en los resultados obtenidos en la práctica clínica real y demuestra la importancia de estimular las medidas de desarrollo redes asistenciales regionales que den cobertura al mayor porcentaje posible de pacientes.