El Southwest Research Institute (SwRI) y la Universidad de Texas en San Antonio (UTSA) han desarrollado un método para sintetizar un fármaco antipalúdico altamente potente, la artemisinina, que podría conducir a un tratamiento más rentable para la malaria.

El trabajo, que recientemente se ha publicado en la portada de la revista científica Organic Letters, está apoyado por la Fundación Bill y Melinda Gates, así como una subvención del programa Connecting through Research Partnerships (Connect).

En 2021, 247 millones de casos de paludismo provocaron 619.000 muertes en todo el mundo. Los tratamientos más efectivos contra la malaria utilizan artemisinina, que se deriva de la planta Artemisia annua. Sin embargo, el proceso de aislamiento de la artemisinina de la planta requiere mucho tiempo y los rendimientos de los cultivos son susceptibles a los patrones climáticos, las plagas de insectos y otros factores. A pesar de los avances científicos en los métodos de tratamiento, el coste de la artemisinina sigue siendo una carga para los países más afectados por la malaria.

“Hemos desarrollado una forma novedosa de sintetizar artemisinina que imita cómo se produce en la naturaleza”, explica Shawn Blumberg, científico investigador de SwRI. “Nuestro método imita la ruta biosintética de producción de la artemisinina en la planta donde se origina. Estudiamos los compuestos intermedios y luego usamos la química para recrearlos”, afirma.

Tratamiento más potente

En 2020, Blumberg y el profesor de UTSA, Doug Frantz, recibieron una subvención de 125.000 dólares del programa Connect para aprovechar el trabajo respaldado por la Fundación Bill y Melinda Gates para crear una forma más rentable de sintetizar artemisinina.

“Esto fue un desafío, pero nos permitió diseñar un proceso para tomar un intermediario común en la vía biosintética de la artemisinina y convertirlo en ácido artemisínico, que es el precursor directo de la artemisinina”, señala Frantz.

Blumberg y Frantz recalcan la importancia de la pronunciación de las compañías farmacéuticas para que aprovechen su trabajo y ofrezcan un tratamiento contra la malaria más potente y rentable a los países empobrecidos que más lo necesitan, especialmente si se tienen en cuenta los riesgos inherentes de sequía, incendios forestales e insectos.

“El suministro de artemisinina sigue siendo irregular, lo que hace que los precios también lo sean, y los países que se enfrentan a esta enfermedad necesitan una solución estable y rentable”, asegura Blumberg. “Si bien el nuevo proceso que hemos creado podría no suplantar por completo los métodos actuales, puede complementar otros enfoques y ayudar a estabilizar el suministro mundial de artemisinina”, señala.


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