El nacimiento de un bebé prematuro supone un desafío en circunstancias normales y, más aún, con la llegada de la pandemia de COVID-19. Cada año nacen en España más de 20.000 bebés prematuros, una de las tasas más altas de Europa. En este sentido, el papel de los profesionales sanitarios, encargados de asegurar el desarrollo del bebé, es fundamental, así como el de los padres.

Existe una relación directa entre la recuperación de los bebés prematuros y la presencia de los progenitores en las Unidades de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN), donde se llevan a cabo terapias para favorecer el desarrollo del bebé. Sin embargo, este año el Día Mundial del Niño Prematuro está marcado por las restricciones de acceso a las UCIN a causa de la COVID-19. Por este motivo, incubadoras con sonidos, luces y estímulos que recuerden a los padres podrían favorecer el desarrollo del bebé en los momentos de separación.

En este contexto, incubadoras que intentan recrear el útero materno, siendo capaz de regular la temperatura de forma automática, y que cuentan con la posibilidad de reproducir grabaciones sonoras de la madre, del padre o música, podrían reducir el estrés de los bebés prematuros y mejorar su desarrollo.

“La prematuridad es un momento complicado para toda la familia, más en estas circunstancias extraordinarias”, ha indicado Daniel Fisac, adjunto a Dirección en Dräger, la tecnológica que desarrolla estos equipos. Por ello, destaca que UCIN “más emocionales tiene un impacto positivo en los niños prematuros y en los padres.


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